EPOV.:
14 de noviembre de 2011
El Problema de mi sexóloga... Cap 20
DIACLAIMER: Los personajes pertenecen a S. Metyer y la historia es de mi autoría.
**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O NO
TE GUSTA LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad
abierta).*
--------------------------Este fic tendrá MENNAGE hetero- bi y
homosexual.-----------------------
EPOV.:
Joder, mierda ¡Joder!
Mi cabeza daba vueltas ante tanto delirio de placer. Esto
era algo completamente más allá de lo que pudiera haber soñado. Nunca, jamás,
JAMÁS me hubiese imaginado siquiera una situación así, mucho menos teniendo en
cuenta que esta era nuestra primera vez como, o sea… Juntos, nuestra primera
vez juntos.
Apenas era consciente de la cantidad de cosas que dijimos,
cosas que vivimos, emociones que sentimos… ¡En un plazo de 24horas!
Todo esto en verdad era para volarle la cabeza a cualquiera.
Sin embargo, Bella está aquí, afrontando sus miedos, cumpliendo nuestras
fantasías más anheladas y temidas. Haciéndole frente a la vida misma.
Todavía me encontraba bombeando en su interior, sintiendo su
tierna y caliente piel abrasándome, absorbiéndome como nunca antes. Era una
sensación magnífica el estar atrapado en ella.
A través de su delgada capa de piel que separaba su útero de
su colon podía sentir el movimiento y la fricción que causaba en Jake cada vez
que ella se movía. Ella nos estaba follando a nosotros, no al revés, y era
hermosa, todo en ella lo era.
Casi podría jurar que si me concentraba un poco más podría
sentir como el miembro de Jake latía ante la tensión de liberarse.
Mis pelotas estaban extremadamente duras y tensas y mi pene
gritaba por dejarse ir, en la que de seguro sería una de las explosiones más
fuertes de toda mi vida. Sentí crecer aún más –si cabe- la tensión, el calor,
las ganas, todo en mí… Esperando con ansias el momento en el que al fin pudiera
rendirme y dejarme ir. El momento se aproximaba.
La habitación era ahora una completa sinfonía de gemidos
ahogados, de respiraciones agitadas y entrecortadas, de siseos y silbidos, de
boqueadas; todas demostraciones simples del gran placer que sentíamos.
-Ja… Jake- logré decir, no sin esfuerzo.
-Sí, Siiii, Siii, lo sé Ed, lo sé… Ya no aguanto ¡Mierda!
Sí, Bells, sí… Joder muñeca así, mmm- Jacob estaba completamente ido, delirando
literalmente del placer que vivía y en el que se encontraba envuelto. Lo
entendí a la perfección cuando sentí como los músculos de Bella comenzaban a
contraerse rítmicamente.
Joder.
Inclinándome más sobre ella llevé mi lengua a aquella
sección de columna a la que tenía alcance, hasta tocar con ella. Ella arqueó la
espalda dándole un acceso directo de sus pechos a Jake y un ángulo mucho más
profundo a mí.
Bella tensó de pronto su cuerpo por completo y lanzando una
especie de gemido lastimero y enfebrecido se dejó ir; exprimiéndonos a ambos
con sus fuertes contracciones, obligándonos a irnos con ella, completamente
sumergidos y extasiados en una nebulosa absoluta de placer.
Me dejé ir en la corriente de pasión que nos regía a todos
en aquel momento tan supremo… Y ya no supe más.
No sabría precisar exactamente cuánto tiempo pasó, sólo fui
vagamente consciente de un leve movimiento a mi lado que me hizo removerme y
despejar un poco la mente y la vista.
Me encontraba de lado, exactamente en la famosa pose de
cucharita, con el trasero de Bella pegado en mis muslos. Vaya forma de
despertar, pensé. En verdad podría y quería acostumbrarme a esto. Mi brazo
rodeando su fina y esbelta cintura mientras que ella a su vez abrazaba el torso
de Jake y este le rodeaba el cuello con uno de sus morenos y fornidos brazos.
Bella volvió a removerse y el movimiento de su cadera trajo
un reflejo involuntario en mi cuerpo. Mi
“amigo” comenzó a saludar levantándose de su merecido descanso.
Sí, todo muy bueno…
Hasta que sentí a Bella lloriquear en sueños.
Nombraba a sus padres, se removía, nombró a Félix. Cada vez
estaba más inquieta, y, a pesar de que la removí en el hombro, ni ella ni Jake
despertaban. Llegué a mi tope cuando noté una lágrima descender por su mejilla,
triste y solitaria pero cargada de un dolor notablemente profundo.
-¡Bella!- medio grité cerca de su oído, fuerte, pero no lo
suficiente como para asustarla.
Ella abrió los ojos de golpe y pude ver que Jake la estaba
mirando. Estaba angustiada. Mierda, éramos unos brutos. Ella pasando por tantas
cosas y nosotros jugando a los playboys.
Bueno, tampoco era
como si ella se hubiera quejado ¿O no? No, pero ese no era el punto tampoco.
Jacob me dirigió una mirada rápida y yo asentí.
Él la abrazó y reconfortó mientras que yo me puse de pie y
fui en busca de un vaso con agua.
Al volver junto a ellos me incliné hacia delante tendiéndole
un vaso con agua y esperando a que tomara un par de tragos antes de hablar.
-Bella.
-Por favor no- dijo casi en susurro- no, ahora no, hoy no…
Por hoy ya tuve demasiado- dijo ella mirando hacia el piso con clara congoja.
-De acuerdo gatita- ella sonrió ante esto. Vaya, le gustaba
que le dijera así. Qué bueno, porque a mí me encantaba decírselo.
-Sería mejor que fuéramos a la cama ¿Verdad?- dije ya que
era algo incómodo estar todo doblado de lado por más confortable que fuera el
sillón este.
-Este, mmm… Sí… Bueno…
Jajaja, esto era genial. Después de todo lo ocurrido a ella
le daba vergüenza el hecho de pensar en una cama.
-Vamos- dije instándola a seguir.
Ella logró ponerse de pie, pero las piernas le flaquearon un
segundo, por lo que, colocando un brazo tras sus rodillas y otro tras su cuello
la levanté al estilo novia para que no terminara estampándose en el piso.
Comencé a ir hacia las escaleras, las cuales subí velozmente
y ya una vez en el piso de arriba me entró la duda sobre donde llevarla ¿Se
pondría incómoda si la llevaba directamente a nuestra habitación? ¿O, tal vez
prefiriera tener su propia recámara a su disposición, como para tener un poco
de control?
-¿Qué sucede?- preguntó ella mirándome con ojos brillantes
pero muy, muy cansados.
-Bueno…- sentí como Jacob pasaba un brazo por mis hombros y
apoyaba su mentón cerca de mi cuello observándolo todo.
-Muñeca, creo que Ed duda sobre hacia donde llevarte, no
aclaramos eso antes ¿Prefieres dormir sola?- menos mal que fue Jake quien lo
preguntó ya que de pronto me había quedado sin palabras al verla allí, en mis
brazos, aún desnuda y viéndose como algo frágil que al más mínimo descuido
pudiera quebrarse.
-mmm… No, hoy no. Ya mañana hablaremos pero, hoy no- dijo
ella poniendo una mirada cargada de profunda tristeza para luego enterrar su
rostro entre la piel de mi pecho y cuello. Jake estiró tan sólo un poco su mano
y le acarició los muy desordenados cabellos.
-Tranquila muñeca, no estés triste- dijo él mirándola tan o
más embobado que yo.
¿Y nosotros habíamos dicho que aún era muy pronto para
hablar de amor? JA!
Quizás no lo fuera en su totalidad todavía pero los
sentimientos que teníamos por ella sin duda eran importantes y muy profundas y
encarnadas.
Jamás pensé realmente que mi corazón se pudiera dividir y
demostrar la misma capacidad e intensidad con dos personas diferentes. Era sin
duda alguna algo glorioso e inhóspito de conseguir… Y… Aterrador. Sí,
aterrador, porque le estabas entregando todo de ti a dos personas que
fácilmente podrían romperte el corazón cuando y como quisieran.
Jacob ya no me generaba esa incertidumbre, no después de
tanto tiempo claro. Pero Bella, bella me hacía sentir vulnerable. Estaba tan
indefenso contra ella. Su inseguridad se convertía en propio, sus dudas eran
las mías. Su temor.
Bella se me estaba arraigando en la piel de una forma que no
creí posible con nadie. Esa sensación de querer protegerla sobre todo, a costa
de todo y todos. Eso era algo que nunca me había suscitado mi relación con Jake
porque yo era perfectamente consciente de que él podría defenderse solo, al
menos físicamente. Emocionalmente… Esa era otra cuestión. Pero Bella, Bella
despertaba en mí algo totalmente nuevo, algo profundo e intenso, algo que por
lo que notaba también estaba despertando en Jake.
Así que esta era la cuestión- pensaba en todo esto mientras
milagrosamente caminaba en dirección al cuarto sin matarme en el proceso hasta
dejarla a salvo en nuestra gran y mullida cama-, podía verlo en ciertas miradas
y actitudes de él que también estaba pasando por algo similar y que de seguro
estaba tratando de batallar.
Las malas experiencias del pasado con las mujeres lo hacían
demasiado… Reacio, como para depender de una mujer o de sus sentimientos por
una. Creo que debería de hablar con él pronto.
Al dejarla sobre la cama, Bella no aflojó su agarre en mi
cuello por lo que inmediatamente me recosté junto a ella viendo como Jake
ocupaba el otro lado.
Se había quedado dormida nuevamente.
Ambos adoptamos la misma posición invertida, de lado,
sosteniendo nuestras cabezas con un brazo mientras que co el otro ambos
rodeábamos la cintura de bella hasta el punto de tomarnos de las manos.
Mirándonos. Hablándonos sin palabras.
Podía notar cierto cambio en su mirada. Un brillo particular
que antes no estaba. Y no era solo deseo.
-¿Es muy hermosa verdad?- preguntó cortando nuestras miradas
para observar como Bella dormía pacíficamente ahora en un sueño más que
merecido y requerido.
-Sí, lo es.
-¿Crees qué…? … Debemos protegerla Ed- dijo casi con desesperación.
-Lo sé- contesté también mirándola ahora.
Hubo una pausa antes de que Jacob volviera a hablar.
-Lo sé, créeme, lo sé- le dije respirando hondamente.
-¿Edward?
-¿Mmmhh?
-Te amo- dijo en forma suave.
-Yo también Jake, yo también- contesté volviendo a tomar su
mano y relajándome al punto de encontrarme una vez más sumido en un profundo y
reconfortante sueño.
.
JPOV.:
.
No podía creer que todo esto estuviera pasando de verdad
¿Acaso sería una especie de sueño? ¿Una realidad alterna? ¿Alguna clase de
visión?
Vi a Edward cerrar sus ojos y comenzar a respirar
acompasadamente en una clara muestra y señal de que se había quedado dormido.
Qué suerte, yo no podía pegar ojo con tanta cosa alborotada
en mi muy alborotada mente.
24hs. Todo en 24 hs. SOLO en 24 hs.
Esto era demasiado para mí.
Yo… Okey, lo acepto. Estaba aterrado.
Después de aquella, situación- por decirlo de alguna
manera-, con aquella perra malparida creo que era algo más que entendible el
que me quedase prácticamente petrificado el hecho de volver a confiar o
siquiera tener sentimientos profundos por una mujer. O hasta en alguien en
general. Obviamente Edward no entraba en la ecuación ya que habíamos sido
amigos desde mucho antes de todo eso.
Él fue quien me vio y ayudó a superar todo aquello. Mentiría
si dijera que lo nuestro, nuestra relación no surgió de ello y que, al
principio, incluso fue más confuso todo, sin embargo…
Sacudí la cabeza para alejar sentimientos del pasado y
concentrarme y enfocarme en el presente.
Bella.
La sola mención o pensamiento de su nombre me suscitaba un
escalofrío en toda mi espina dorsal. Pero, extrañamente, asombrosamente, y así
como de asombroso contradictorio, no era de rechazo sino más bien de miedo,
miedo a perderla.
Como dije, era todo tan contradictorio en mí ahora.
Tenía miedo de amarla, de confiar en ella quien, aunque
demostrara ser tan diferente me recordaba a… Me recordaba a ella por el simple
hecho de ser mujer. Y a la vez, a la vez tenía tanto miedo de perderla, de que
algo le sucediera y que no tuviera siquiera la posibilidad, la oportunidad.
Díganme loco, traumado, idiota; digan lo que quieran pero…
Arrgg, estaba perdido…. Y…- bufé- Mucho me temo, aun a mí propio pesar… Que me
estuviera enamorando de ella. Y no tenía ni fuerzas ni armas para evitarlo
¿Siquiera quería hacerlo? Me pregunté enfadado conmigo mismo.
Los miraba. Miraba su paz. Y los envidiaba. Envidiaba el
optimismo de Edward de que todo saldría bien, esa capacidad de confianza que
aun poseía a pesar de haber pasado montones de situaciones que a mí me la
fueron quitando de a poco. Y por sobre todo, envidiaba esa fortaleza y entereza
que demostraba tener Bella ante las adversidades que se le presentaban en la
vida desde tan corta edad.
A pesar de que a sus propios ojos se calificara de cobarde,
era más que evidente de que no lo era ¡Mírenla! En 24 hs le habían pasado más
emociones que a una persona promedio en un año entero, y aquí estaba… Aquí
estaba, entre medio de nosotros, viviendo, sintiendo, afrontando. Batallando
consigo misma y ganando cada vez.
Anhelaba, sí anhelaba, que un poco de la fuerza y confianza
de ambos se me pegara. Anhelaba poder quererlos, incluso amarlos a ambos por
igual, sin temores ni conflictos de por medio.
Mierda.
La paz que reflejaban ambos en este preciso momento era tan
fuerte y, envolvente, que mis músculos cansados, más bien agotados por las
emociones vividas en el día se fueron rindiendo y relajando de a poco hasta que
supe que pronto me vería arrastrado por el inconsciente de mi mente.
Y antes de que eso sucediera supe que había solo una certeza
que tenía clara en este momento que no cambiaría.
Lo único que resultaba ser un pequeño pero fuerte foco de
claridad en mi vida para con ella era la certeza absoluta de que haría todo
cuanto pudiera y estuviera a mi alcance hacer, incluso más para protegerla de
aquel loco de mierda que la acosaba. Sólo eso.
Y el sueño me venció.
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