Mostrando entradas con la etiqueta Una deuda con el destino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Una deuda con el destino. Mostrar todas las entradas

29 de septiembre de 2014

Una Deuda con el Destino... capítulo 19

1 comentario:
DISCLAIMER 
Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.

28 de junio de 2014

Una Deuda con el Destino... capítulo 18

No hay comentarios:
DISCLAIMER 
Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.

24 de junio de 2014

Una Deuda con el Destino... capítulo 17

No hay comentarios:
DISCLAIMER 
Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.

16 de mayo de 2014

Una deuda con el Destino... capítulo 16

1 comentario:
DISCLAIMER 
Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.
.
.
—Diálogo—
recuerdos/Flashbacks
'pensamientos'
Pársel
.
.

..:: Capítulo 16 ::..



.

Y finalmente el día llegó.

Harry realmente no podía creer que hasta hacía apenas dos semanas su preciado y tranquilo mundo fuera todo lo que él quería y que ahora de pronto se haya convertido en un completo caos. Pero bueno, muy a su pesar, aquel era un resumen de su jodida y loca vida.

La mañana del lunes pasó volando y la junta prevista corrió como un borrón. Para cuando se quiso dar cuenta, él ya se hallaba despidiéndose de Tián y subiendo luego a su auto de camino a su casa para cambiar su ropa acorde a aquel mundo que hacía tiempo había renunciado regresar.

Se le hizo extraño el solo y simple hecho de 'desempolvar' -por así decirlo-, sus viejas túnicas y capas. Los trajes y zapatos. El viejo uniforme. Cosas que sabía debió tirar pero que a pesar de todo guardó. Se quitó el traje de impecable corte que llevaba y se calzó unos pantalones que ahora le quedaban estrechos pero agradables a la vista y no sueltos y sosos como antaño, seguido por un chaleco simple por sobre la camisa y luego tapando todo aquello con una túnica formal que, la verdad sea dicha, le quedaba algo corta, pero bueno, era lo que había y más allá de eso estaba en buenas condiciones. Sin lugar a dudas tendría que comprarse todo un guardarropas nuevo al completo. A saber de a que tipo de cosas, reuniones, etc; debería de ir junto a los Malfoy.

Sintió la vibración de las protecciones como si un escalofrío le cruzara la piel.

Había llegado.

Bien -pensó-, no había nada que hacer así que no tenía porqué retrasar lo inevitable.

El show estaba por comenzar... y el golpe corto pero firme en la puerta fue como la esperada llamada a escena... o como escuchar llegar al verdugo, pero bueno, eso no lo sabría nadie más que él.

Si hacía apenas unos días había pensado que el rubio pomposo era atractivo, aquel día sería apropiado decir que lucía como una especie de deidad divina. Harry hizo una mueca ante tal pensamiento traicionero. Con un pantalón elegantemente ceñido de una sedosa y semi brillante tela negra junto con los brillantes zapatos pulcramente lustrados y una camisa de lo que parecía una seda aún más fina en un precioso y suave color gris plata que combinaba perfectamente con sus ojos; parecía un modelo. Un hermoso y llamativo modelo más que un aristócrata en desgracia.

Aunque la capa negra con detalles plateados rodeaba su cuello y ondulaba en su espalda. Ese era un buen indicativo de la realidad.

Lo vio sonreír de lado con la típica arrogancia y eso solo fue como una maldita bofetada.

Él se le había quedado mirando de arriba a abajo como un maldito completo idiota.

MIERDA.

—Buenas tardes, Potter, ¿he pasado el examen?

—Buenas tardes, Malfoy. En ropa, sí, pero estás demasiado delgado —dijo sin filtro alguno. Al demonio el decoro, era Malfoy con quien hablaba... y él nunca había tenido cuidado alguno de lo que le decía a éste así que, ¿porqué empezar entonces? Ahora Harry sabía lo que sentía Dobby al querer pregonear de algo.

La sonrisa del otro se esfumó de golpe.

—Sí, bueno, la comida en prisión no es exactamente un menú gourmet de cinco estrellas —dijo el rubio en un tono perfectamente controlado sin remarcar sentimiento alguno.

Draco lo ocultó bien. Excelente se diría, pero fue... bochornoso recibir aquellas palabras precisamente de parte de él, quien como si nada le informaba cuán patético se veía. Fue humillante como el infierno, pero logró hacer como si nada.

Además, a pesar de estar así, Malfoy había notado como éste lo miraba y eso consiguió ponerlo un poco mejor teniendo todo en cuenta. No, sabía que no era una de esas antiguas miradas que recibía cuando en su mundo ERA alguien. Esas cargadas de deseo, pasión y, ¿por qué no admitirlo? de completa lujuria por él, no, su mirada fue más bien una simple y calma apreciación. Reconociendo -aunque a regañadientes para sí-, que el consejo de su madre sobre el ir deslumbrante había sido buena.

Draco era plenamente consciente de que de hecho, él no estaba para nada en su mejor momento. No tanto como Potter aquí presente, a quien parecieran haberle salido músculos y presencia por todas partes. Pero él era un Malfoy y la belleza era su emblema, solo necesitaba un poco más de tiempo para llegar a su esplendor. Tiempo y la tranquilidad suficiente para saber que al día siguiente sí habría de despertar.

—Lo lamento, me encuentro irritable. Aunque no lo creas el solo hecho de volver a ese mundo es lo último que quiero —Draco como respuesta solo asintió. No confiaba lo suficiente como para no iniciar una nueva discusión si abría la boca—. De acuerdo, vámonos.

—¿No desapareceremos desde aquí? —preguntó el rubio al verlo dirigirse hacia la puerta.

—No. No se puede. Tengo puestas salas antidesapariciones.

—Pero ayer...

—Sí, ayer las desactivé, pero hoy ya no. No puedo hacer mucha magia en un sitio sin que se note ¿entiendes? —el otro solo asintió.

—De acuerdo, lidera el camino.

.

Finalmente se aparecieron en un callejón cercano en la parte posterior de Gringotts. Esta vez fue Draco quien le tomó del brazo para aparecerles ambos en el mismo sitio.

—Pensé que podrías hacer tu negocio primero debido a que no tengo idea de cuanto tardaremos —dijo Draco. Harry solo asintió sin querer discutir.

Cubierto por la capa standar negra con capucha cerrada fue acompañado por Malfoy hasta dentro del banco, volviendo a maravillarse tal y como lo había hecho hacía ya más de diez años. Todo era tan, mágico.

—¿Piensas solo quedarte mirando? —preguntó el rubio medio sarcásticamente aunque sin verdadera intención. Nada de ello siquiera registrado por el moreno para la perfecta indignación de éste. Él solo estaba maravillado con todo lo que veía, sumido en recuerdo tras recuerdo y con una estúpida suave sonrisa instalándose en su rostro, sin tan siquiera notar su alegre respuesta a ello.

—Me había olvidado de lo hermoso que esto era... aunque estoy seguro de que los duendes nunca podrían olvidarme aunque quisieran —rió él por lo bajo—. Me pregunto si tienen nuevo dragón allí abajo —comentó como si nada para él y para Malfoy, quien ciertamente no tenía ni idea de lo que el moreno estaba hablando.

—Claro que sí Señor Potter, y esperamos y apreciaríamos no tuviera intención de llevarse también a este —dijo una voz desde detrás de ellos.

—¡Gaiblin! —gritó Harry sonriente, automáticamente agachándose a su altura.

—El mismo Señor Potter.

—Gaiblin —gruñó.

—Muy bien, muy bien; Harry será, ¿cómo ha estado? Hace ya tiempo que no venía por aquí.

—Bien, bien. Sabes bien que ahora manejo otras monedas y, bueno, la verdad es que ya tengo más que suficiente en ellas para llevar tranquilo mis negocios sin tener que andar haciendo cambios y eso. Además, no quería tentar mi suerte viniendo aquí de todos los lugares —le comentó el moreno como si nada, perdiéndose por completo la mirada desconcertada y hasta un poco horrorizada del rubio a su lado ante tal secuencia.

Draco estaba, impresionado. De nuevo.

Ver a este Potter sonriente, una sonrisa franca y fresca como la que solía mostrar años hacia sus amigos ¡Y a un duende! ¡Un maldito duende de todas las cosas! Parecían amigos, pudo notar. El duende sin dudas sabía de él, de su vida, ¿en qué demonios andaba metido Potter? Le molestaba notar que realmente aún no había conseguido saber nada de él.

—Ejem —tosió. Él no era alguien a quien le gustara sentirse despachado y olvidado así. Por supuesto que no—. Les parecería ir a un lugar más... ¿privado? Digo, no estás pasando muy desapercibido que digamos, Evans —comentó con propósito.

—Oh, sí, cierto. Sígame Señor Evans, éste sin dudas no es lugar para tratar tales asuntos. Por aquí por favor.

Llegaron pronto a un cuarto de transacciones donde, antes de que el rubio pudiera pasar, el duende le preguntó a Potter si este le permitía estar allí. La sonrisa de Potter solo acrecentó el mal humor de dicho rubio.

Después de un escueto asentimiento todos tomaron asientos y la reunión comenzó.

—Y bien, ¿qué puedo hacer por usted hoy joven Harry?

—Primero que nada, ¿cómo has estado?

—Oh, muy bien, muy bien joven Harry. El pequeño Hamby está enorme ya y Gibsy y Galin se pondrán muy contentas cuando sepan de su visita —ambos sonrieron.

—Me alegro mucho. Espero puedas darles saludos de mi parte.

—Por supuesto joven Harry.

—Bien, ahora sí a lo que vinimos. Necesito la contabilidad total, saber a cuanto están las bóvedas de los Potter y cuanto suman en total esas y las demás, en conjunto y por separado —el duende asintió como si nada. De hecho, para él no era nada, él ya estaba acostumbrado la manera informal del joven frente a él y sabía muy bien a todo lo que se refería. En cambio Malfoy...

—¿Las... ¿Las demás? —inquirió Malfoy innegablemente anonadado y con un tono un poco más elevado de su usual. Cosa que por siempre negaría, obviamente.

'¿Acaso Potter tenía más dinero aparte de lo de la herencia Potter?' -pensó Draco. Él de seguro no había sabido nada de ello antes, ¡y eso que se había informado antes de confrontarlo! O al menos creyó hacerlo.

—Oh sí, señor Malfoy. El señor Potter tiene un...

—Gaiblin...

—Lo siento joven Harry.

—Draco —ambos se sobresaltaron cuando el moreno se encontró llamándole por su nombre. SU nombre, no el simple, usual y despectivo 'Malfoy' de siempre—... Ejem; Draco, sí, mmm bien, luego te explico ¿de acuerdo?

—¿Y por qué no ahora? —No, esta vez no quería quedarse lleno de dudas y preguntas. Quería respuestas. Quería saber de qué demonios iba todo esto. Quería ir desentrañando todos estos nuevos secretos que el moreno parecía tener y sumar cada vez más de un encuentro al otro.

Harry le miró con seriedad y él se sintió súbitamente evaluado -a falta de una mejor palabra-. Luego, el moreno solo se giró y dio un seco asentimiento hacia el duende antes de apartar su mirada hacia otro lado. Parecía casi, avergonzado, diría Draco; pero por Merlín que él no tenía ni la menor idea de qué demonios podría ponerle así si solo hablaban de cuentas y dinero... ¿o no?

Por su parte, Harry no quería oír aquello de nuevo. No quería asociar aquellos nombres y rostros a números y cifras. No quería nada de eso... y aún así, aún así todo era suyo. Todo; ahora.

—El señor Potter es el heredero directo de la mitad de las bóvedas del difunto Albus Dumbledore y con ella, el único heredero del linaje Griffindor. Aunque el señor Potter ya lo sabía antes del final de la guerra pero, luego del final de ésta... Bueno, señor Potter, usted no ha venido aquí desde ya hace un tiempo y sabe muy bien que este tipo de transacciones suelen manejarse de manera privada y en persona...

—Solo dilo Gaiblin —suspiró Harry cansado del evidente parloteo del duende. Una cosa extremadamente inusual en cualquier gobblin y todos los allí presentes lo sabían. Eso solo podía significar que, por la cercanía que él y Gaiblin compartían, éste no quería decirle porque sabía de antemano no le gustaría.

—De acuerdo. Tengo el placer de anunciarle que al día de hoy usted es acreedor y heredero de veinticinco bóvedas, más las diecisiete bóvedas que ya previamente conocía. Todas ellas, completas.

—¡¿Qué?! —gritaron ambos jóvenes más que conmocionados.

El rubio, completamente perplejo de las cantidades astronómicas de las que allí se estaban hablando, y el moreno porque no podía creer que, aún después de todo ese tiempo la gente aún hiciera 'eso' hacia él.

—Ejem... pues sí señor Potter, como le decía; sin contar con las herencias previas que usted ya conoce, al momento usted cuenta con cuarenta y dos bóvedas completas legadas a su entera y total disposición. Aguarde unos momentos por favor, iré a por el papeleo formal de todo —dijo el duende yendo de nuevo hacia la puerta— ¿va a querer los informes contables y copias de... todo, señor, Harry?

El moreno, aún demasiado conmocionado, solo asintió en silencio.

—Bien, ya regreso.

Harry sabía bien que Gablin bien podría pedir que trajeran todo, pero le agradeció infinitamente el que le permitiera unos segundos a solas -o caso, porque lamentablemente el rubio estorbo seguía allí-, para que pudiera recobrar el dominio y la compostura. Además del hecho de que bien podría usar ese tiempo para explicarle lo que fuera al otro. Cosa que no, no quería. Pero sabía que debía... estaba tan cansado de que todo en este mundo relacionado a él se limitara al 'deber'.

La habitación quedó en silencio por unos interminables segundos... Hasta que Harry terminó por pegar un fuerte puñetazo contra el escritorio con un gruñido bajo para luego apoyar los codos sobre sus rodillas y bajar lo más que podía su cabeza entre ellas.

Cabe aclarar que ésta no era la reacción que el rubio esperaba de alguien a quien le acababan de decir que era asquerosamente rico.

'Maldición' -pensó Draco-, 'con todo ese dinero Potter bien podría comprar medio mundo mágico (si no es que todo). Entonces... ¿porqué demonios se ha puesto así?' -se preguntaba aún entre asombrado y algo molesto.

—Imagino que te estarás preguntando de quiénes son esas bóvedas, ¿o no?

—No, no realmente, o mejor dicho, no todavía —contestó sincero—. En realidad estaba preguntándome porqué te estás poniendo así cuando te están diciendo que eres tan asquerosamente rico.

Él rió.

¿Qué otra cosa podría hacer al respecto? -se preguntó de manera sarcástica. Seco, frío.

James había vuelto a él a hacerse cargo de aquello que él precariamente podía manejar. Necesitaba ese desapego respecto a esto. Necesitaba irse de ese mundo y olvidar todo de nuevo. Pero esta vez no podía... y jodía.

La risa fría de James siguió hasta que su mente se calmó, un poco al menos... aunque más no fuera para contestar aquello que 'debía'.

—Quizás sea debido a que ese dinero, esas bóvedas y herencias eran para personas que ahora yacen muertas. Esas bóvedas y herencias que me han dejado familias cuyos únicos hijos o familia han caído en la última batalla o incluso antes o después de ésta. Era el dinero de sus dotes, de sus estudios, de sus futuros hijos y legados. Cosas que ya no tendrán. Me dan el dinero porque estoy 'vivo' y porque salvé a muchos a pesar de que no salvé a los suyos. Pero es solo un peso, un peso enorme porque todo esto me recuerda que tengo que vivir por muchos más que por mí. Me recuerda que, si regreso, cuándo regrese —dijo ahora apretando sus puños inconscientemente—, seré observado y juzgado por como vivo y por cada insignificante cosa que haga o no haga. Tengo que cubrir expectativas y sueños que quizás no sean mías ya o nunca lo fueron. ESO representan todas esas bóvedas para mí. No las quiero... pero tampoco puedo simplemente rechazarlas, hacer ese desplante. No puedo hacer nada más que hacer de cuenta que no existen —terminó el moreno con tono frío y cortante pero también con un dejo evidente de pesadumbre y dolor.

—¿Por qué tienes que preocuparte tanto por lo que hubieron vivido otros? Ese dinero es tuyo ahora, puedes hacer lo que quieras con él. La guerra terminó y mucha gente murió, así es la vida, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese; pero nadie puede vivir por otro. Ni siquiera tú. SOBRE TODO tú. Por más rey de los mártires que seas, San Potter, eso no te queda.

Harry estaba en shock. No sabía que era lo que le asombraba más, si el hecho de que lo que dijo Malfoy de hecho tuviera sentido, o el indefectible hecho de que fuera precisamente 'Malfoy' de todas las personas quien se lo dijera. Por Merlín ¡Era Malfoy! ¡Draco Malfoy! ¡Dándole ánimos! ¡A él! ¿Qué tan absurdo se oía eso? Sí, demasiado. Ni siquiera el escuchar su estúpido antiguo apodo logró afectarle.

De todas formas no logró emitir respuesta alguna puesto que Gaiblin regresó entonces con los dichosos documentos.

—Bien joven Potter, aquí... he traído todo lo referente a cada una de las cámaras a su nombre. Y aquí -maniobró con dificultad la gran pila de papales y carpetas que traía en manos-, todo lo referente a sumas y contabilidad. Las inversiones que había dejado activas antes de su marcha han sido fructíferas y han resultado ser excelentes elecciones, si me permite el elogio joven Potter. Excelentes decisiones, excelentes de hecho.

—Gracias Gaiblin.

—De nada joven Harry. Un placer hacer negocios a su nombre, señor. Ahora, ¿hay algo más que pueda hacer por usted joven Harry?

—Mmm... sí, de hecho sí hay Gaiblin; ¿podrías por favor, explicarme cómo me afectaría si me caso?

—¿El señor Potter planea casarse? ¡Qué maravilla! Permítame felicitarlo señor y...

—No Gaiblin. Sí, me casaré, pronto de hecho al parecer, pero no por decisión propia. Una deuda de vida fue reclamada y cobrada y eso forma parte del pago me temo —contestó el moreno sin siquiera levantar la vista de los papeles que previamente le había tendido el duende para que vea por sí mismo la ganancia de sus acciones, con la voz monótona, casi se diría sin vida.

—Oh, lamento oír eso, joven Harry.

—No hay problema Gaiblin...

—No tiene que lamentar nada ya que, de hecho, él se casará conmigo —interrumpió Draco furioso al notar como ellos hablaban de la boda como si a él no le afectara y como si esta fuera en realidad una enorme tragedia más que solo un evento y una transacción más en su mundo. Esa definitivamente NO era la actitud que Potter debía de mostrar para con el compromiso.

—Pues yo creo que justamente por eso es que hay mucho que lamentar, Malfoy porque, como tú mismo has dicho ayer mismo, a ti lo único que te importa es tu dichoso apellido enlodado y bueno, te felicito por ello, en verdad lo hago... pero a mí lo que me importa es poder dominar mi vida como a mí se me antoje y es una realidad que hubiera elegido casarme y formar una familia con la persona que amo y no con alguien que solo me necesita de pantalla por el resto de mi vida.

—Pero...

—Suficiente, Draco. No toques el tema si no quieres escuchar lo que en verdad opino al respecto. Estamos aquí por otra cosa ¿o no? Mi opinión no es necesaria en tu vida como ya hemos establecido —dijo él, ahora sí sin mostrar ni una sola pizca de la más mínima emoción, al tiempo que removía y leía los papeles por encima de cada uno tan rápido como podía. No dándole tampoco ni la menor atención a su socio... y futuro cónyuge.

Y perdiéndose así la evidente frustración... y el muy ligero rastro de dolor en el rostro de éste.

6 de febrero de 2014

Una Deuda con el Destino... Capítulo 15

No hay comentarios:
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.
.
.
—Diálogo—
recuerdos/Flashbacks
'pensamientos'
Pársel
.
.

..:: Capítulo 15 ::..



.

—¿Cómo has hecho eso? —preguntó el rubio intentando con todas sus fuerzas no delatar el asombro casi estupefacto que le invadió al ver aquello.

—¿Eh? ¿Cómo hice el qué?

—Pues, eso, lo de la botella... y el frío... y, todo —detalló, bufando un segundo después al ver la cara confusa que el estúpido Griffindor se cargaba—. No has dicho absolutamente nada. Por Merlín, ¡ni siquiera tienen una jodida varita en la mano! —adiós a su calma fingida, se dijo Draco casi histérico de un momento a otro.

—Oh, sí, sí la tengo, de hecho tengo... Mmm, no importa. Sí tengo... pero ya no la uso —decidió admitir el moreno porque eso no era algo que el estuviera dispuesto a esconder a cada momento que tuviese que pasar junto al otro. Mientras antes saliera, antes lo asumiría... o lo que fuera que le pasara al rubio engreído ahora—. Malfoy, soy capaz de hacer todo tipo de magia sin varita. Y casi todo no verbal además. En realidad aún no termino de dominar hechizos con idiomas demasiado marcados y fuertes o en dialectos por más que sepa decirlos, no estoy muy seguro aún de porqué sucede eso e de admitir —dijo medio perdiéndose en el pensamiento de aquella última vez que lo intentó y... bueno, cabe decir que no fue bonito.

—Me estás queriendo decir que tú haces magia solo con, ¿quererlo? —Harry asintió—. Nunca había escuchado algo así, Potter, Evans. Lo que sea. No 'todos' los hechizos al menos. Lo... Lord Vol... Voldemort podía en unos cuantos, pero...

Harry hizo completamente caso omiso de como había podido escuchar la voz entrecortarse y temblar de puro terror al decir tan solo aquel maldito nombre y de seguro al dejar que algún que otro recuerdo regrese a él.

—Sí, lo sé. Ni siquiera Dumbledore tenía completo control sobre la magia sin varita. Mi teoría es que mi núcleo mágico al parecer desborda tanta energía que entonces la varita, la cual todos sabemos que es solo un canalizador, ya me resulta innecesaria. Lo mismo podría decirse de lo no verbal. El querer algo con la suficiente energía y determinación termina haciendo que solo, suceda. Ambas cosas me son a la mar de útiles aquí, pero no en mi mundo. Por eso es que vengo a estos terrenos aislados, a descargarme podría decir. Yo no uso magia allí, es demasiado riesgoso si hay alguien empecinado buscándome, así que termino reprimiéndola y eso solo hace que sea peor.

—Explosiones por un núcleo sobrecargado no es usual en magos ya. Pero...

—Sí, todos sabemos que nunca he sido normal ¿cierto? —medio sonrió Harry mientras removía el líquido ambarino que tenía dentro de su vaso—. De todas formas, todo ha resultado mucho más fácil desde que Tian sabe todo. A veces hasta viene, pero... es riesgoso.

—¿Porqué habría de ser...? Antes comentaste algo pero...

—Lo sé. Mira —dijo antes de chasquear sus dedos y que en respuesta apareciera una cálida luz en la punta de su índice. Era una lumos máxima—. No sé cómo, pero algo o más bien alguien, detecta cuando exploto mi poder donde sea que esté. Libero mi magia y, unos segundos después, aparecen personas. Varias. La primera vez logré hacerme un glamour y pelear unos segundos antes de huir para que no me reconocieran. La segunda me siguieron al punto de desaparición. No sé cómo y no sé quienes. No sé que demonios es lo que quieren tampoco. Ni siquiera sé si saben que soy yo. Pero me persiguen desde hace ya un par de años. Años, Malfoy —dijo suspirando porque este era un tema que irremediablemente le traía enojo, angustia, y un sin fin de emociones más que no era momento de tratar—. He logrado ir perfeccionando cada vez más las protecciones hasta formar este escudo pero mi propio poder termina por romperlo. Así que en cuanto eso pasa, huyo. Me desaparezco entre unas quince y veinte veces antes de aparecerme en las afueras de Londres desde donde regreso a mi casa como un muggle más para no dejar rastro de nada. Entonces sí, venir con Tian ES peligroso. Muy peligroso. Para él. Podrían atraparlo... y yo no sabría qué hacer _terminó susurrando mientras miraba hacia el horizonte que en aquellos momentos comenzaba a dejar ir su luz.

—¿Qui... quince o viente, veces? ¿A éstas distancias?

—No. No, la verdad es que voy a diferentes partes. Cuanto más lejanas mejor porque al no poseer el mismo poder no pueden seguirme. Por lo general han llegado hasta el décimo lugar o así. Así que, dicho esto, en tal caso ya sabrás que hacer.

—¿Disculpa?

—¿A qué crees que he venido? ¿Te parece que solo he venido a mostrarme y a hacerme ver como una especie de fenómeno justamente ante ti? Ah, ah, ah Malfoy. Vine aquí con la misma intención de siempre, liberar mi magia y eso haré. No para demostrarte nada sino porque ya desde hace un par de días que tengo mis nervios a flor de piel con todo este condenado asunto y no puedo seguir así. Ya has visto lo que casi sucedió hoy pero, si gustas puedes irte ahora. Da igual de todas maneras.

Que dilema.

Para ser sincero consigo mismo, no quería irse, aunque sabía que debía.

Él nunca fue valiente. La temeridad nunca dominó su temperamento. Nunca fue un luchador ni mucho menos pero, por primera vez, él quiso serlo. Quiso ver. Ver más y más de este nuevo Potter porque, si había algo sobre él que nadie podría negar, era el hecho de que, los Malfoy anhelan el poder... Y aunque Potter no pareciera darse cuenta, él tenía poder de sobra... y en más de un sentido.

Sus dos naturalezas luchando con ardor entre sí.

Supervivencia vs. poder.

—Me quedo —decidió al fin—. Además, aún tenemos cosas por hablar ¿no lo crees? —Harry negó.

—Como quieras. Pero ten en cuenta que no te voy a dar opción luego. Si siento algo nos desaparezco, ¿está claro? —Malfoy asintió—. Bien, y por lo demás; no, por hoy ya fue suficiente. Ya es tarde y debo regresar con Sebastian.

—Eso de tu 'doble vida' es demasiado riesgoso Potter, y lo sabes ¿qué pasa si alguien te descubre? ¿qué pasa si lo pones a él en más riesgo? Sabes tan bien como yo que esto no será para nada como amor veela. Habrá mucha, demasiadas personas que nos querrán como fertilizante de mandrágoras, si se sabe de él... —negó con la cabeza sin llegar a comprender ni por asomo el razonamiento de aquel loco Griffindor que siempre había odiado—. Él es solo un muggle, Potter. No solo es inferior sino que además es demasiado vulnerable hasta para el más inepto de los magos.

—Basta.

Harry lo miró furiosamente mientras la seca palabra dejaba sus labios.

—No. Todo lo que digo es cierto, y lo sabes. ¿Cuánto tiempo habrá de aguantar todo esto? ¿Cuánto crees que soportará compartirte? Esto de ninguna manera es algo temporario o pasajero Potter. Esto es definitivo. Pasarás a ser un Malfoy desde el momento en que nos unamos. Y yo seré un Potter y un Black. Tres de los linajes más antiguos que hay entre la élite de los magos. Dime entonces, ¿cómo soportará él el hecho de que no vayas más que de visita? ¿Cómo crees que se sentirá cuando vea que tú ya formas una familia de la cual él no será nunca parte? Es un hombre joven y he visto que tiene una buena cabeza en negocios, ¿dejarás acaso que ponga toda su vida en pausa solo por ser tu 'querido'?

—¡Ya basta! —gritó— ¡Tú no serás nadie para mí y él sí! ¡ESO es lo que él sabe! ¡Yo ya soy suyo y él es mío! ¡Y tú ni tu maldito apellido de élite pueden ir y pudrirse en el maldito infierno! Te lo advertí Malfoy. Jamás, jamás denigres a Sebastian. Nunca. Él es mil veces mejor hombre que tú. Tú, que tan patéticamente te excusaste siempre en tu jodido apellido y en tu maldito padre mortífago. Tú, que ahora vienes a arruinar una vez más mi maldita vida porque así lo quiere tu madre ¡No vengas a hablarme de lo que él soportará o no porque tú no lo conoces, maldita sea!

Con cada una de las palabras que salía de su boca sus ojos habían comenzado a oscurecerse más y más hasta que, finalmente, con su enojo álgido, su magia se liberó con un grito que resonó como un estruendo en aquel páramo desierto. Como si de una fiera enjaulada se tratase.

La carpa de pronto desapareció como si nada con todo lo de dentro y Draco cayó sin ninguna elegancia al piso desde donde había estado hasta entonces muy cómodamente sentado mientras que un viento intenso se formaba a su alrededor.

—Pensé que habían cambiado al menos un poco Malfoy pero al parecer una parte de mí sigue siendo el mismo estúpido crédulo en cuanto a este mundo. Tú mundo ¡y tú sigues siendo un maldito hurón caprichoso y consentido! ¡Ni siquiera Azkaban pudo cambiar eso en ti! ¡Arrggg!

El espacio en la burbuja se extendió. Las rocas comenzaron a moverse y algunas no tan pequeñas incluso a flotar. El aire comenzó a soplar más y más. Todo era ruido y viento.

Árboles empezaron a arrancarse de la tierra y, lo más sorprendente, cualquier cosa que rodara hacia el moreno terminaba por desintegrarse antes de siquiera llegar a él.

Al principio Draco ni lo notó, demasiado ocupado elaborando protección tras protección sobre y entorno a él. Pero una vez hechas pudo ver y... y quedó impresionado. El cuerpo de Potter parecía temblar y una especie de ¿aura? Crepitando como si fuera electricidad a su alrededor. Todo se volvía nada ante él y, cuando él gritó... Todo quedó estático y en silencio por unos segundos para luego, simplemente cuando él abrió las manos que hasta entonces llevara en puños, soltar tal cantidad de magia que todo se volvió polvo. El aire se cargó con su poder y el oxígeno pareció faltar. Incluso las varias capaz de protecciones que el rubio se había puesto temblaron y algunas de hecho incluso cayeron ante la presión indirecta pero abrumadora. Nada quedó más que polvo por unos cuantos varios metros. En segundos y con tan solo un grito no quedó nada más que un agitado moreno y un estupefacto rubio. Ambos jadeantes. Ambos asumiendo lo que acababa de suceder. Y, a pesar de no querer saber la dichosa respuesta; Malfoy no pudo evitar preguntarse qué hubiera sido de él si acaso no se hubiera protegido. Si no hubiera elevado a su alrededor cada hechizo protector que conocía. Si Potter en verdad lo quisiese muerto entonces...

—¡Maldito seas en el infierno Malfoy! ¿Sabes acaso lo cerca que has estado de morir? Maldito estúpido arrogante tú y... —de pronto y de la nada Harry giró bruscamente hacia atrás y maldijo de nuevo— ¡Mierda! Ya vienen...

No quería. Harry en verdad no quería sacarlo de allí. No quería tener que tocarlo siquiera.

Pero sería peor dejarlo...

¡Y él había creído que había cambiado? ¿Qué quizás pudiera funcionar un poco? Maldito iluso idiota. Se apareció frente a él y lo terminó tomando con fuerza por la cintura para cubrir su vista con su cuerpo antes de desaparecerlos al mismo tiempo en el que los leves 'crack' empezaban a resonar anunciando su llegada. Su propia magia aún vibrando en él... y necesitando salir de alguna manera.

Tenía que descargar un poco más.

.

Una remota cueva escondida por entre los arrecifes en las costas de España. En medio de un inmenso viñedo en las afueras de Italia. En el techo de un edificio frente a la mismísima Torre Eiffel. Frente a un tupido bosque en Toulousse, Francia. En la mitad de uno de los Alpes Suizos. Y luego en uno de sus bastos campos.

En mitad de un antro nocturno de lo que parecía ser Londres y luego en un muy hermoso lago rodeado de bosque cercano a su casa de campo en Suecia.

Ya no pensaba racionalmente los lugares. Tan solo dejaba surgir a su mente imagen tras imagen mientras su magia crepitaba y les llevaba. Podía sentir a su propio brazo alojarse en el férreo apriete de la cintura que rodeaba. Podía sentir la tensión de las manos que apretaban su camisa y hasta algo de su carne a su espalda.

Cinco países y nueve paradas más después, la magia por fin le cedió el completo control.

Escogió al azar dos lugares más que recordaba de otras muchas veces. El último, al sur del mismo Londres. No demasiado lejos de su propio apartamento pero sí lo suficiente ya que no quería demorarse ya más de lo necesario. Necesitaba a Tian.

Sebastian. El solo pensamiento del nombre le dio la pauta para por fin soltar a quien erróneamente se hallaba entre sus brazos. Ambos brazos, ¿cómo fue que, de un simple agarre pasó a convertirse en una especie de extraño abrazo en donde no parecía caber ni un alfiler? Harry realmente no estaba seguro de querer saber la maldita respuesta. No ahora... mmm... ¿quizás nunca?

Lenta, muy lentamente, ambos cuerpos se distanciaron con prudencia.

Draco se sentía marcado... y no, no era solo el hecho de sentir su estómago temblar después de no sabía cuantas veces aparecerse en no sabía dónde por demasiadas jodidas veces.

Sus brazos habían actuado impulsivamente al aferrarse a él. Sus dedos incontrolables se habían crispado al apretar su carne. Sus sentidos... Merlín, sus sentidos habían volado no sabía dónde cuando finalmente su olor, el fuerte y picante olor del moreno le invadió para turbarle el cerebro como nunca antes había sentido. En cierta parte de su mente el rubio sabía que debía de estar enojado con Potter, Evans -se corrigió otra vez-, pero la razón había logrado escapar de su juicio hacía ya demasiado rato. Su solo olor. A hombre. A poder. A especias picantes y lujuria segura. Jamás había estado con alguien que irradiara tal aroma. Esa, actual confianza en sí mismo. Esa seguridad que emanaba desde su inconsciencia... Su cuerpo sintió como el calor del otro cuerpo se apartaba, pero él no lograba terminar de pensar con claridad por lo que solo atinó a aspirar profundamente antes de abrir los ojos -que ni siquiera sabía que había cerrado-, y clavarlos directamente en aquellos profundos estanques de tormenta verde que lo miraban como si lo quisieran traspasarlo. Tragó saliva. De pronto sentía la garganta como si esta tuviera arena; reseca y pesada. Y, mientras que él se encontraba atrapado sin poder reaccionar, Harry se encontraba en el dilema de que, en cierta parte de su mente, algo no lo dejaba terminar de soltar. Pero entonces, juntando coraje solo, le dejó ir. Y por fin pudo respirar bien y normal de nuevo -o casi-.

¿Qué -por las bolas de Merlín-, le había pasado?

Se obligó a rebuscar en su mente el enojo de antes pero este bien brillaba por su ausencia.

El silencio se extendió hasta hacerse incómodo y denso pero ninguno lo rompió.

Hasta que el sonido del móvil del moreno sonó cortando de raíz aquella conexión entre sus miradas y haciendo que Harry comenzara a rebuscar frenéticamente el aparatito entre sus bolsillos. Metido como siempre dentro de aquella caja tan particular.

Dentro de una caja especialmente hecha de titanio, recubierta por una capa interior de acero y -como si esto fuera poco-, forrada dentro con ule; se hallaba su teléfono. Después de haber quemado, roto, explotado o solo desintegrado varios terminó por buscar una opción viable para mantener al menos uno por más de dos semanas.

Maldijo por lo bajo al ver la hora que parpadeaba en la luminosa pantallita.

8:30 de la noche. Si siquiera notarlo había terminado pasando todo el día con el estúpido hurón... y sin matarse, o casi. Sí, pelearon. Sobre todo al final, pero Harry sabía que también él había actuado demás, que todo lo que había dicho Malfoy en aquel momento tenía en parte verdad y que, si era sincero consigo mismo, eran preguntas tortuosas que él mismo ya se había planteado muchas, muchas veces desde que todo aquello surgió.

La canción 'Creep' del grupo Radiohead resonaba fuerte en aquel extraño silencio. La letra penetrando sílaba a sílaba en su mente. Hasta que por fin contestó.

—Hola francesito... Sí, sí, lo sé... No, todo está bien... Sí, se complicó un poco al final pero... Sí, exacto... —dijo sonriendo sin saberlo—. Nop, no hay problema... No, no estoy tan lejos... Mmm, quizás a unos cuarenta minutos o menos por... Sí, bien. Entonces paso por el local de siempre ¿de acuerdo?... Mmm, ¿estás seguro? ... De acuerdo, te veo entonces... También yo. Te veo pronto.

—¿Qué es eso P-Evans? —preguntó el rubio. La risible realidad era que el muy engreído otrora Slyhterin no tenía ni la más mínima idea de porqué demonios el loco de Potter le andaba hablando a una cajita tan rara. No quería delatarse como ignorante de los muggles por más que los detestara, pero la curiosidad le pudo.

—Eh, ¿esto? Pues un teléfono, Malfoy. Hablaba con Sebastian y, ya tengo que irme —soltó de golpe.

—Mira Potter, puedes decir y pensar lo que quieras pero sé muy bien que tú mismo sabes que todo lo que hoy dije es cierto. Si quieres arriesgarte pues allá tú, pero espero que por ningún motivo eso nos perjudique ni a mi madre ni a mí. Puedes pensar lo que quieras sobre nosotros así como nosotros lo haremos de ti. Me da exactamente lo mismo a quien te lleves a la cama —'mentira', susurró una parte muy olvidada de sí. La ignoró, por supuesto—. Pero ten en cuenta esto, desde el momento en el que nos casemos hasta que hayas logrado que quede en estado no podrás estar con nadie más. Ni él, ni nadie. Merezco ese mínimo respeto y lo exijo. Luego de eso bien podrías tirarte de un puente. Si quieres viviremos lo más separados que podamos y con el mínimo contacto disponible teniendo en cuenta que seremos ambos requeridos aún como pareja para los diversos eventos sociales así como para las cosas más básicas del niño. Este es un arreglo entre tú y yo, no mi madre, no la deuda. Te lo digo ahora y podemos hacer incluso los arreglos legales luego. Sé que para ti el apellido no significa nada, pero para nosotros lo es todo, así que, tú cumple con tu parte del trato ayudándonos a salvarnos y yo cumpliré con la mía y te daré la mayor libertad que pueda.

Mudo y estático Harry pensó y sopesó cada palabra dicha antes de solo limitarse a asentir porque realmente no estaba seguro de qué era lo que debiera decir en aquellos justos momentos. Había demasiados pequeños 'detalles' a hilvanar aún.

Un prudente tiempo después, él habló.

—Creo que podríamos trabajar sobre eso. Será cuestión de cómo redactar lo legal más adelante. Primero y ante todo debo de ir con mi abogado y asesor para que me expliquen un poco más hondamente respecto a todo y para ver todo el papeleo pre y post ceremonia a realizar. Sé que también necesitaré hablar contigo y tu madre por lo mismo y además para ver el tipo de acuerdo que se harán; además de todo lo concerniente a la dichosa 'concepción'. Sí, parece que aún quedan demasiadas cosas por tratar y aclarar... pero no será hoy.

Malfoy apretó los labios y aún más sus dientes pero asintió de igual manera. Se sentía, rebajado, como nunca. Y un Malfoy no debiera nunca sentirse así... pero él era un Malfoy desesperado por no terminar de ser uno en toda regla así que tendría que ir con a corriente. Sus padres jamás le perdonarían si él permitía que aquella barbarie ocurriese. Él mismo jamás lo haría. Perder su nombre era... inconcebible. Atroz. No. Su nombre era su legado. Lo único de verdadero valor entre aquellos que amaban las viejas costumbres. La historia, el honor. El nombre lo era todo.

—Bien. El lunes próximo debo de reunirme con el abogado y contador familiar. También le pediré a ellos que me informen de todo lo necesario. Habrá que ver lo de los patrimonios conjuntos y lo de libre capital entre otras varias cosas. No sé si mi madre habló contigo de la dote y, ciertamente nuestras bóvedas no son ni por asomo lo que fueron pero estoy seguro de que aún así será una buena suma y eso...

—No tengo idea de qué diablos hablas Malfoy pero, ¿el lunes? Sí, está bien De acuerdo, ¿a qué hora y dónde?

—Eh, ¿qué?

—¿A qué hora vas al abogado?

—Pensaba ir por la mañana.

—Tengo una junta a las once. Si puedes ir después de las tres de la tarde te acompaño y haremos lo que dije en el claro. Iré tapado y si algo sucede, me descubriré. Además debo de ir a Gringotts.

—Bien. Sí, entonces pasaré por tu oficina a las tres y...

—No. No por la oficina —bufó al pensar en lo de la tarde más temprano—. Para por mi casa. Tengo que llevar ropa de mago y todo eso. Además creo ya haber dicho que no tendríamos ya más encuentros allí después de lo de hoy. Es peligroso.

—Bien —dijo el rubio apenas conteniendo su molestia al verse obligado a bailar al son del moreno.

—Mmm... sí, ¿sabes irte desde aquí? —preguntó Harry estúpidamente.

Malfoy sonrió con frialdad... pero una frialdad que no logró llegar nunca a sus ojos a pesar de todo.

—Me iré como vine Potter. Como mago... Lo que soy —dijo burlón antes de hacer una pequeña venia y desaparecer, dejándolo a Harry sintiéndose raro... y sin saber el porqué.

Bueno, realmente decir raro era un eufemismo. Ofuscado, abrumado, enojado, frustrado... etc; etc; etc.
Caminó ensimismado alrededor de unas diez cuadras antes de solo desaparecer y aparecer unas tres veces en total (siempre con prudentes distancias caminadas entre un punto y otro) hasta lograr quedar cerca del punto de encuentro acordado con su precioso rubio. Lugar donde acordaron pedir comida -que ya no sentía ganas de comer-.

Triste y reveladoramente se dio cuenta de que, si es así como se sentiría entonces cada maldita vez que él fuera de un mundo al otro entonces estaba jodido, bien putamente jodido. Y lo peor es que muy en el fondo, la parte que no era tan ciega ni empacada, lo sabía. Joder.

Una parte de él -seguramente la más Slytherin-, sabía que la verdad era solo cuestión de tiempo antes de que uno de los mundos lo consumiera. No, por más que quisiera, por más que deseara con todo su ser ser lo suficientemente listo y fuerte emocionalmente para ello, no podía imaginarse estar tan al filo de ambos indefinidamente. No se sentía capaz de mantenerse al filo del peligro y la adrenalina y la culpa... todo de nuevo. Como antes. O casi. Porque ahora por encima de todo él no estaba solo. Y él estaría jodiendo a la persona que más significaba para él ahora.

A la mierda con su vida.

Él había nacido seriamente maldecido por cuanto astro reinara y nadie le convencería de lo contrario.

Hubo tantas verdades acertadas entre todo el discurso que aquel maldito rubio pomposo le había dado. Pero por el momento no pensaría más en ello. Necesitaba descansar un poco su mente de todo aquel maldito drama en el que tan imprevistamente se había visto envuelto.

—Hola amor, ¿estás bien, cariño? Luces exhausto —le pregunta su aún pareja en cuanto le vio. Besándolo y abrazándolo; y, sin saber porqué, por alguna extraña razón en aquellos momentos no se sentía, como siempre. El moreno desechó aquel molesto sentimiento diciéndose que eso era por él y por todos esos pensamientos que se había permitido abordar de camino hacia allí. Lo abrazó aún más fuerte a cambio.

—Lo estoy, bebé. Fue un día demasiado largo —dijo con voz ahogada antes de sentir como Tian le besaba castamente su frente y le sonriera como una madre a su niño.

—Que bueno que ya ordené entonces, ¿verdad? ¡Por qué no te vas al auto? Ya lo espero yo y nos vamos a casa.

Al final resultó que, en cuanto se vio sentado en el auto fue incapaz de resistir ante el aroma tan fuerte y tranquilizador de Sebastian impregnado en el ambiente y, allí, tan tranquilo, se quedó dormido arrullado por el ruido de la vida normal citadina.

Harry despertó no más al llegar y así pudo disfrutar de una cena amena con su pareja.

No le dijo todo. No quería hacerlo sentir mal... y ocultarle el más mínimo detalle solo terminó por hacerle sentir peor. Era ilógico. Todo lo era ahora.

Cenaron tranquilos y hablaron suavemente. Hicieron el amor con lentitud pausada, disfrutando ciegamente el uno del otro. Internamente apremiados por las nuevas y secretas incertidumbres que les trajo los eventos del día.

Se durmieron, esperando que el mañana borrara las dudas y curaran las nuevas penas.

Se durmieron deseando...

8 de noviembre de 2013

Una deuda con el destino... capítulo 14

No hay comentarios:
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.
.
.
—Diálogo—
recuerdos/Flashbacks
'pensamientos'
Pársel
.
.

..:: Capítulo 14 ::..

.
—¿Me dirás ahora que ha sido todo eso? —resonó en medio de aquel absoluto silencio. James negó antes de levantar la mano atajando las quejas que estaba seguro el otro estaba a punto de soltar.

—Haré algo mucho mejor. Vamos...

'James' se acercó al escritorio una vez más y tomó en sus manos varios juegos de llaves y algunos efectos personales habituales además de algunos documentos que con la imprevista reunión con el rubio no había podido hacer a tiempo de terminar de estudiar.

—Emm... ¿Potter? ¿Acaso no sabes aparecerte? —preguntó Draco un tanto desconcertado al ver las llaves de un coche -como bien había aprendido en un básico curso acelerado de todo lo actual muggle antes de verse de nuevo con el moreno. Lo que menos había querido él era estar en desventaja-. Conmocionado se quedó cuando vio como el moreno rompía entonces en una estruendosa risa incontrolable.

Varios preciosos minutos pasaron antes de que el moreno se clamara lo suficiente como para hablar con coherencia plena. Mientras tanto, Malfoy había puesto a cada segundo una mirada más y más torva. No que a James le importara realmente. Más pronto que tarde el rubio tendría que acostumbrarse al poco interés en su persona de su parte.

—Por supuesto que sé Malfoy acaso no... No importa. Sí, sé, pero como bien sabes en 'éste' mundo sería demasiado raro. Ya deja de perder el tiempo y vámonos. Iremos a mi casa antes de ir al mundo mágico.

—Pero no deben vernos juntos aún.

Draco sabía que debía de estar quedando como un completo idiota pero, ¡No podía evitarlo! Todo esto era demasiado para tomar y asimilar tan de repente. Su madre realmente no tenía ni idea de con quien se había metido -pensó contrariado-.

—Por supuesto que no. Te explico luego ¿vale? Nadie nos verá aún. ESO es seguro. Vamos.

Finalmente, Malfoy lo siguió ya sin objetar más.

Tras dejar algunas indicaciones a su conmocionada secretaria fueron al estacionamiento y partieron a su destino.

Para el moreno fue gratamente divertido el ver al siempre compuesto Malfoy perder las máscaras ante el nerviosismo de estar dentro del coche. Una pena, porque Harry había descubierto que a él le encantaba la adrenalina y con ella, la velocidad.

El rubio, por su parte, tuvo que tragarse las coloridos insultos contra el Griffindor por dos importantes motivos. El primero porque no quería levantar nuevamente la ira del moreno; y en segunda porque en verdad, en verdad, él no quería dejar su almuerzo sobre su regazo, muchas gracias.

Una vez llegaron el moreno no perdió el tiempo en hacer de anfitrión y solo lo dejó allí parado en el hall mientras que él iba a tomar aquello que creía le haría falta.

Sin embargo Draco a pesar de saber lo malo que era siempre había tenido una importante vena curiosa por lo que, sin esperar ningún visto bueno, él comenzó a ver en detalle tanto el hall donde estaba como la sala y la cocina que divisaba. Todo se veía ordenado -según pudo apreciar-, limpio y elegante sin resultar frío. Observó todo con meticulosidad y vio con diversas emociones encontradas, todas las fotos que mostraban -al parecer- a una muy feliz pareja.

Una imagen que a pesar de todas las debacles de su vida siempre había añorado para sí.

Fotos de ambos en diversos marcos, tamaños y colores adornaban por doquier. En lo que parecía una casa de campo. A orillas de un lago. Abrazados en medio de una calle cualquiera. Con amigos. Sonrientes en una fiesta. Dándose un beso...

Se encontró mirando bastante aquella última foto y se sorprendió a sí mismo al preguntarse que se sentiría aquello. Más específicamente, qué se sentiría besar a Potter.

Sí, había asumido y aceptado bastante rápido que se casaría con el moreno. Pero por alguna extraña razón había aislado de su mente los pensamientos de la parte física que todo ello implicaba.

Y mucho menos con el Potter actual.

Era demasiado.

Draco siempre había sido el dominante en sus relaciones. Hombres o mujeres. Por lo que, ser el sumiso de su enemigo escolar no era algo que fuera muy de su agrado. Aún así él pensaba que en cierta forma aún podría ser el dominante a pesar de tener que ser el sumiso. Fuera de la cama siempre era otra historia, se decía. Claro que eso se fue automáticamente al traste en cuanto tuvo el 'placer' de conocer en persona al nuevo Potter, o mejor dicho 'Evans'.

Cortó abruptamente su introspección cuando vio por el reflejo del retrato su figura parada en silencio detrás de él. Mirándolo. Obvió y odió el hecho de que sus nervios se crisparan en respuesta y que sus vellos se erizaran sin contención aunque nada en todo él delatara la dura batalla interna.

—Esa es de nuestro primer aniversario —comentó mientras veía al rubio dejar la foto en su lugar inicial. Nunca se había dado cuenta de tomar la foto en sus manos siquiera.

—Ah, ¿Y cuánto llevan juntos?

—Poco más de un año. Antes de irnos necesito... algo de tu parte...

—Solo dilo Potter —dijo molesto por algo que no podía precisar.

—Bien —escupió el otro ante el tono del rubio—. Quiero un juramento inquebrantable de tu parte.

—¿Un juramento inquebrantable? —susurró el joven con los ojos abiertos en shock, viendo aún más sorprendido cuando el moreno asintió.

—Sí. Seamos sinceros, a pesar de que vayamos a estar unidos en un futuro próximo no cabe duda de que yo no confío en ti. Y quizás nunca lo haga, no me importa. Pero, lo que sí me interesa es salvar mis espaldas. Te diré sobre casi todo, incluso lo que quería decir Sebastian, a cambio quiero un voto de silencio. Ni más ni menos. No podrás decir absolutamente nada de lo que veas o escuches. Es eso o nada —terminó Po-Evans con la mirada fría y el tono duro queriendo decir cada palabra como tal.

Tres minutos pasaron en completo silencio mientras el rubio sopesaba bien todos los pros y contras al respecto. Dándose cuenta de que era como agarrarse a un clavo ardiendo. Él 'tenía' que saber más sobre su futuro consorte. Las consecuencias sean condenadas.

Así es que, asintiendo con sequedad, el rubio aceptó.

El juramento fue hecho y resplandeció con fuerza cegadora sobre su piel. La magia actuando a través de él. Se sentía poderosa. Adictiva. Atrayente...

Segundos después el moreno le tomaba por el codo y los desaparecía a ambos con un silencioso 'pop' antes de verse en un claro y comenzar a escuchar la historia del elegido tras la batalla al tiempo que este hacía grandes patrones de salas increíbles y poderosas con tan solo sus manos dejando a un muy impresionado -muy a su pesar-, rubio tras su espalda.

Sentados en una carpa conjurada la historia fue creciendo y aclarando ciertos puntos que era evidente el rubio necesitaría saber luego para toda la pantomima que ambos necesitaban configurar. Nadie iba a creerles nada si mostraran ser como extraños para el otro.

Quisieran o no, debían de interesarse por la vida del otro.

Mientras tanto, Draco estaba tanto asombrado, fascinado, shokeado así como también innegable y jodidamente intrigado. El solo hecho de ver a quien otrora conociera como el estúpido flacucho San Potter como el hombre, 'EL HOMBRE´, que ahora posaba con descaro ante él era casi imposible de reconciliar. En su mente una batalla se libraba tratando ferozmente de unir ambos conceptos de personas. Ambas imágenes.

Regresó a la conversación que había indirectamente iniciado al gritar de asombro por todo aquello y a la explicación resumida pero aparentemente completa que estaba recibiendo a cambio.

—Este soy yo Malfoy. Soy yo, ahora —dijo el otro encogiéndose de hombros. Claramente perdido en sus memorias—. Como casi todo en mi vida esto no vino con un aviso. No hubo explicaciones. Lo único que puedo recordar con claridad es que un día solo desperté y mi magia estaba comenzando a volverse loca. Fue después de la batalla, apenas había regresado a Hogwarts y mis nervios estaban destrozados de hacer frente a todos los malditos saludos y las jodidas peticiones. Pensé sinceramente que se debía al estrés. Como puedes ver no fue así. Nunca parecía gastar suficiente magia y me hacía sentir oprimido y malhumorado. Era como una olla de presión. Fui a la sala de Menesteres y practiqué, mucho. No mucho después me enojé por algo y corrí allí, se había convertido en mi refugio ya y me sentía seguro allí. Fue una buena cosa que lo hice porque en cuanto llegué exploté mi magia fuera y casi reventé la dichosa sala. Era poder bruto —haciendo una pausa mientras convocaba unos vasos al tiempo que sacaba una botella del baúl que había traído, ellos decidieron dejar correr un poco el tiempo para reorganizar ambos sus ideas respecto a todo. Finalmente, el moreno recogió su historia y siguió el relato. Cosa que agradó al rubio en gran medida—. Para resumir, me fui del mundo mágico y realmente no miré atrás. Había pasado demasiado y necesitaba tiempo para mí. Para saber quien demonios era. Años pasaron y, no fue hasta que decidí quedarme en el mundo muggle que algo sucedió -como siempre, la verdad-. Enfermé. Mal. No tenía idea de qué era pero sabía que era mágico porque mi magia se sentía más y más rara a cada momento. Dolía. Era como una presión constante en el centro del pecho.

—Nunca he oído algo así antes...

—Y no creo que lo hagas. Era mi magia Malfoy. Mi propia magia me atacaba. Asustado de volar todo y ser encontrado me aparecí en un valle desolado y volví a explotar. Ufff... fue extraño y genial a la vez. Me sentí ligero y jodidamente drenado. No sé que demonios pasó pero mi magia no ha dejado de crecer y crecer y todo lo que puedo hacer es esto. Ir a algún lugar despoblado, agotar mi magia y volver a mi vida. Eso es todo. Es eso o volver a caer enfermo, y créeme, es una maldita molestia pasar por eso. Te deja débil y mareado. Es como una gripe de mago pero mucho más fuerte...

Y las explicaciones siguieron mientras que el moreno hacía con sus manos todo tipo de movimientos y la magia vibraba a su alrededor. Conjuraba cosas. Las transformaba. Creaba.

Sin embargo a pesar del encanto de aquello, había algo que Draco no entendía ni un poco; ¿por qué si era tan poderoso como decía ser, no solo se había hecho un lugar en su mundo?

—¿Acaso no entiendes nada? Apenas derroté a Voldemort —hizo caso omiso del estremecimiento que recorrió al Slytherin y solo siguió como si nada—, todos, absolutamente todos comenzaron a tratarme diferente por mi poder a pesar de que no pude haber hecho todo solo. Luego, cuando fue evidente de que no quería ni iba a hablar comenzaron a tacharme de arrogante y antisocial. Otros enseguida empezaron a hacer campaña de que era el nuevo señor oscuro y que tenían que detenerme antes de que comenzara a perderme —bufó, el enojo y la amargura eran notorios en su voz.

—¿Qué? Pero...

—Sí. Quizás tú no te enteraste... Obviamente tenías tus propios problemas.

—Sí, sí, dilo tranquilo Potter, me estaban reservando un hermoso y lujoso camastro en la celda más podrida de Azkaban con el privilegio de conocer a todos los pocos dementores que quedaron allí y no, no les importó una mierda que yo no estuviera en la parte de máxima seguridad —dijo el rubio con acritud.

James no supo que decir a eso. No que le importara mucho tampoco. Él había hecho lo que había podido y si el ministerio seguía siendo una mierda corrupta ya estaba mucho más allá de él. Sabiamente, él guardó silencio por unos momentos antes de volver a hablar.

—Sí, bueno. La cosa es que luego de eso los rumores crecieron y muchos más comenzaron a temerme o a tratarme con un respeto que rayaba en lo ridículo... Y encima de todo descubro esto —agregó al final tomando un largo trago de su muy reservado whisky de fuego. Era una suerte que a Tian no le gustara ya que era toda una odisea cuando le tocaba ir a comprar más.

—Mi suerte es una mierda y pobre de aquel que diga lo contrario —murmuró aún con los labios pegados a la copa—. Finalmente me harté y me alejé lo más que pude de todos y todos me dejaron en paz pensando en que estaba demasiado traumado o lo que fuera además del hecho indiscutible de que todos estaban demasiado desesperados por comenzar a vivir en su burbuja de seguridad y libertad. Sin miedos a solo morir o desaparecer. En fin...

James estaba en verdad sorprendido de como estaba resultando todo. La charla en sí estaba siendo algo asombrosamente catártico y, tenía que admitir -aunque fuera para sí-, que le gustaba esto. Nada comparado con el idiota que había el infortunio de conocer hacía ya más de diez años.

—Y... ¿qué pasó con la comadreja y la san... la sabelotodo?

Draco ni siquiera intentó contener aquellos viejos apodos. Nunca le gustaron y nuca le gustarían y, aún después de todo aquello no podía entender como el moreno los había soportado por tanto tiempo cuando claramente ellos no se desvivían por él de la misma manera. Aún podía recordar todas las veces que la estúpida comadreja se había vuelto contra el héroe y como la sabionda come libros se había comportado constantemente como una madre sobre protectora de un nene de cinco que como una amiga de verdad. No que le interesara realmente.

—Eso es otra historia y no pienso hablarte de ellos. ESTO es lo que necesitas saber. Nada más. Mi capacidad de poder pareciera ser ilimitada por ahora. Tengo el control de ella pero no puedo tentar mi suerte y enojarme ciegamente por lo que tendrás que a controlar la hiel que sale de tu boca respecto a quienes me rodean. Lo que digas de mí no me importa.

—Pero, la verdad es que esta 'prueba' que me has mostrado no prueba nada en absoluto. Sí, eres poderoso y ya era sabido pero ¿tanto? Vamos Cara rajada ¿Ilimitado? ¿De enserio? Por favor... —dijo Draco en un tono completamente diferente de como había hablado hasta ahora. Este tono era mucho más cercano y semejante a la vieja usanza de burlas que usaba en Hogwarts.

No era como si James no se hubiera esperado hacer frente a éste Draco, ergo, no se mostró sorprendido para nada -cosa que el hurón obviamente no esperaba-, pero sí dejó entrever su obvia molesta ante todo.

—Ya tenías que volver a ser como el de antes ¿no?

—Oye, espera un...

—De acuerdo hurón ¿qué es lo que quieres? ¿quieres que destroce algo para así saciar tu estúpida curiosidad? ¿Eso es lo que quieres Malfoy? ¿Lo ves? A esta puta mierda tuya me refería antes ¡No voy a ser tu maldito juguete! No tengo porqué demostrarte nada. No tengo que hacer 'nada' por ti más que lo que me han exigido y ya hasta de eso dudo pueda. Te dije todo esto como una muestra de que al menos estaba poniendo de mi parte en el asunto para que tengamos una relación mínimamente cordial y esperando que pudieras manejar el asunto como el adulto que físicamente eres, pero no, al parecer tu cerebro se ha quedado atascado en las estúpidas riñas infantiles de patio de escuela. Te he dicho lo que yo sé al respecto y lo que NO voy a hacer. No estoy bromeando y no me gusta ESTO. TÚ. Si algo sale mal tú y tu madre se verán también seriamente perjudicados ¿qué es lo que han pensado ustedes? ¿Acaso esperan que solo porque fui el jodido niño que vivió y vivió todo será genial y bonito en apenas minutos? ¡Joder! Te diré como se verá en realidad, yo, casado de pronto con un ex-mortífago de pacotilla que ayudó plenamente a hundir Hogwarts después de cinco años en los que tú estuviste preso y yo desaparecido ¿No ven que lo más probable es que todos piensen solo lo peor? Dudo mucho de que siquiera tu madre sepa hasta que punto el jodido pueblo mágico comenzó a dudar de mí. Dudo que sepa como las personas que me habían conocido por años y años como solo un niño de pronto comenzaron a temerme y a alejarse como si fuera el mismísimo Voldemort resucitado. Sorpresa, sorpresa, yo también fui más que un paria a mi manera, Malfoy.

El rubio lo veía serio y en estado de shock, sopesando cada palabra dicha hasta entonces y cada onza de noticias que había logrado reunir desde que había salido de Azkaban -no que fuera mucho para el caso-.

Pasaron unos cuantos segundos y hasta minutos donde ambos se miraron fijamente perdidos en sus propias reflexiones y, en el caso del moreno, calmando poco a poco su magia que, después de tremenda diatriba había comenzado a levantarse y a sentirse voluble a sus emociones una vez más. Odiaba cuando sucedía. Odiaba tener que preveer y medir todo una vez más.

—Si... Si lo que dices fue en verdad tan así entonces es evidente que todo esto resultará mucho más complicado y 'delicado' de lo que todos pudiéramos pensar. Es imperativo que no vuelvan a tacharnos de estar de nuevo en el lado oscuro. Mucho menos de terminar por influenciarte a ser un nuevo y retorcido señor Oscuro. Mi madre, ella no puede soportar mucho más de esto. Los negocios, los pocos que quedan para el caso, todo se vendría abajo —enumeró casi como para sí.

Harry solo asintió.

Tenia pocas esperanzas de que algunas condiciones de su deuda se cambiaran pero, así y todo, él no perdía la esperanza al respecto. Una esperanza muy débil y vaga.

—Exacto. Veo que al fin comprendes. Es justamente a todo eso que me refería antes. No pienso regresar para caer en el mismo juego. No voy a volver para que me tachen de lo mismo y que comiencen a vigilarme como si fuera el mismo Satán... expresión muggle para el diablo Malfoy —agregó rápidamente al ver la confusión evidente en el rostro del rubio—. No para que me quieran examinar como si fuera algo exótico ni para comiencen a enviarme a misiones de vida o muerte una vez más ni mucho menos para que me quieran usar de héroe en cuanto les convenga. Yo ya morí por ellos, literalmente, y no pienso hacer nada más. Ni por ellos ni por ustedes. Puedo regresar siendo 'Potter', pero no creo poder volver a montar el numerito de volver a ser el estúpido títere que todos quieren por lo que te sugiero que al menos tú no intentes tratarme como tal. No va a salir nada bueno de ello y me va a importar muy poco al respecto.

Malfoy escuchó, escuchó y asintió.

Comenzó a caminar de un lado al otro con ligereza poniéndose una mano en el mentón.

Pensando. Analizando.

Tramando.

—Ya que no puedo hablar de 'esto' con mi madre -cosa que, sinceramente, creo que es lo mejor-,creo que deberíamos de solventar esto por nosotros mismos, en conjunto. Puedo ver las ventajas de cooperar contigo más que crear una pantalla perfecta que al fin y al cabo luego no puedas sostener. Es decir, tenemos que, de alguna manera, arreglar el que tú vuelvas al mundo mágico, sí, pero también tiene que ser de una manera en la que nadie -o al menos la gran mayoría-, no te vea como un loco o el mismo mal en persona.

—Hmmm. Lamento decir que, como yo lo veo, no hay ni una forma de hacer que eso suceda seguro. Lo que sí creo es que lo mejor sería ir muy, muy despacio con lo de...

—No. No se puede. No puede ir demasiado despacio. Potter, tienes que entender que, todo lo que conforma a un Malfoy, todo lo que está detrás del soporte de nuestro nombre está en un punto de quiebre, estamos en jaque y a punto del 'mate'. El nombre, la reputación. Todos y cada uno de los negocios que aún llevamos —el joven sacudió la cabeza y miró resignado, soltando palabras que sabía nunca hubiera dicho a quien estaba frente a él si la situación no fuera tan jodidamente desesperada como en verdad era—. Pude haber sido una total y completa basura, contigo y con muchos otros, lo sé y en parte lo siento, no puedo decir nada más sincero que eso por ahora pero, pero mi familia, mi madre... mi nombre; eso es lo único que me queda. No tengo honor que perder. No tengo nada más que eso... y no puedo dejar que se pierda también.

—Por lo menos tú tienes eso —murmuró el moreno. Asombrado y un ´poco confundido de que, el Draco Malfoy que tenía ante sí se estuviera permitiendo mostrarse tan 'vulnerable' precisamente delante de 'él'. Justamente él.

Vio que esto era en verdad lo suficientemente importante así que, intentando hacer caso omiso del pasado y molesto pasado entre ellos (cosa que había prometido NO hacer), decidió poner algo más de su parte. Todo sería en beneficio mutuo al final.

Bebiendo ahora en completo silencio ambos pensaron decenas y hasta cientos de posibles y variantes. Todas con mayores defectos que ventajas. Todas con demasidos riesgos.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad -o al menos al rubio así le pareció-, James vino con una idea que, a pesar de sus contras tenía más pros qe tantas otras.

—Bueno, que hay de que tu madre diga lo de la deuda. No, escucha primero. Creo que puede funcionar si se hace de la manera correcta.

—Y eso sería...

—Ella puede decir que que me ha cobrado una deuda de vida para protegerte cuando vio cuan mal estaba realmente todo para ustedes. Se podría decir que fue un mes o quizás un poco más después de que hayas salido de Azkaban.

—¿Y las veces que me han visto ya salir solo? Porque lo han hecho, ya sabes.

—Podría ser que me haya quedado con tu madre. No lo sé. Es riesgoso pero es la única manera que se me ocurre. En base a eso tendríamos ya entonces un par de meses de trato y se podría llegar a plantear el hecho de que ambos hemos cambiado y un cierto interés mutuo surgió entonces. No lo sé Malfoy... —dijo el moreno agotado. No solo había usado magia. Mucha magia hoy, sino que además era todo el desgaste emocional que había estado cargando desde que toda esta farsa comenzó. Apenas registró la cara de concentración del rubio, ni las muecas algo graciosas que hacía al pensar.

—Creo que puede funcionar. Sí, podría ser. Hay que pulir muchos detalles pero, sí... Podríamos decir que, las primeras veces que salí quise ir por mi cuenta mientras tú te quedabas protegiendo a mi madre. E incluso podríamos decir que luego tú estabas allí bajo un hechizo de invisibilidad o algo así y que no consideraste que estuviera en peligro mortal como para salir en mi defensa. Lo cual es una completa mierda porque en los últimos dos meses me han cruciado dos veces y casi me akadavedavrean unas cinco, sino más —dijo haciendo una mueca con sus labios rosados y llamativos—. Pero no creo que a nadie le importe lo suficiente como para recordar mucho de ello.

—Bueno, pero nada pasó. Y no todos lo saben ¿cierto? Eso podría jugar a nuestro favor ya que en la próxima salida podría ir contigo de esa manera y salir entonces si algo sale mal.

Sentados ambos en lo que lucía claramente como una sala en unos sillones que, si bien no tenían ningún tipo de glamour eran fuertes y cómodos, ellos estaban sentados sumidos en planes y estrategias. En posibles y variantes.

Sus vasos vacíos brillaban en todos cálidos al reflejar la luz de la caída del sol.

Apenas con un movimiento vago de su mano Harry hizo levitar la botella y servir el líquido ambarino en sus respectivos vasos una vez más. Ni siquiera notó que esta vez ninguna palabra había salido de su boca.

Y, por la cara de asombro de su antiguo némesis de escuela... era un detalle que aún no había dejado notar antes.

10 de septiembre de 2013

Una deuda con el destino... Capítulo 13

No hay comentarios:
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen al maravilloso mundo de JK Rowling y la historia es de mi autoría.

RATEDMA
PAREJA: HARRY POTTER/JAMES EVANS Y DRACO MALFOY y un ligero y breve Harry/James y OMC (SEBASTIAN... que había olvidado nombrar)
ADVERTENCIAS: Algo de lenguaje adulto, SLASH -ES DECIR RELACIÓN HOMBRE/HOMBRE-, escenas de sexo explícito y MPREG... SI NO TE GUSTA ALGO DE ESTO NO LEAS.
.
.
—Diálogo—
recuerdos/Flashbacks
'pensamientos'
Pársel
.
.

..:: Capítulo 13 ::..

.
—¿James... Evans?

—Exacto. Uso mis segundos. Mis segundo nombre y mi segundo apellido. Esta es mi otra vida y aquí soy solo James Evans. Contratista, asesor financiero, inversionista, entre otras varias cosas y proyectos que ahora no vienen al caso. Aquí nadie sabe o conoce a Harry Potter o todos aquellos maravillosos e infames apodos que me obsequiaron desde mi cuna salvo Sebastian, claro. Ya que estamos en eso te agradecería que a partir de ahora me llamases Evans en lugar de Potter. No quiero crear confusiones o problemas innecesarios como de seguro comprenderás.
.
—¿Qué? ¿Acaso ni siquiera puedo llamarte James? Es tu nombre ahora ¿no? —preguntó entonces Draco en un evidente tono burlón.

Harry alzó una ceja hacia él en una clara muda pregunta; 'Porqué tú de entre todos poder llamarme así?' En lo que a él se refería no lo entendía. No podía entenderlo.

Analizando un poco más detenidamente la situación Harry hizo una pausa antes de encontrar las mejores palabras para plantear la enorme duda que tenía desde que todo esto surgió.

—Malfoy... ¿crees acaso que... crees que seremos capaces de.. mmm... llevarnos bien? Quiero decir ¿crees que seremos capaces de actuar lo suficientemente convincente como para aparentar ante todos aquellos que te conocen desde prácticamente la cuna de ello? —el rubio enarcó una ceja a manera altiva pero sin embargo Harry pudo observar con claridad que una mirada turbia se posaba en sus ojos por unos breves momentos. Duda—. La animosidad entre nosotros es demasiado obvia y más que muy evidente para quien sea un mínimo perceptivo y, por momentos, estoy seguro de que 'ambos' sabemos que puede llegar a alcanzar tal punto que parece casi tangible. Si en verdad planeas que la pantalla del matrimonio funcione políticamente creo que lo más propicio sería, no solo mostrarnos como un frente común sino también... conocernos. Conocernos bien y verídicamente de hecho —dijo haciendo apenas una ligerísima mueca en respuesta a sus propias palabras y pensamientos.

La verdad sea dicha, Harry no tenía ninguna gana de interactuar más allá de lo mínimo indispensable con el rubio pomposo. No quería 'conocerlo'... pero, si en verdad... arrg... pero, para cumplir su deuda debía, TENÍA que hacerlo. No podía ni siquiera molestarse en pensar en no cumplir o por tamaña estupidez.

—En verdad pareces otro Po... Evans —se corrigió enseguida el rubio. Cuanto antes se acostumbrara, mejor. Aunque de seguro bajo cualquiera fuera el nombre su sorpresa ante sus acciones sería la misma.

—No lo soy. No tanto al menos —decidió ampliarse un poco ante la inquisidora mirada aunque no pudo reprimir una mueca—. Aunque lo más probable sea que no lo creas, debo decirte que desde más o menos quinto año que en verdad soy así, incluso era aún más 'volátil' pero, aparentemente, mi actitud no era la propicia para un 'héroe', sobre todo si este estaba bajo el papel de mártir así que... Dejémoslo ahí ¿de acuerdo? —el otro asintió.

Mirándolo con la atención de un experimentado depredador el moreno pensó que, quizás y solo quizás -aunque no lo pareciera ni mucho menos admitiera-, el ex-Slytherin podría realmente entender más de lo que él mismo le creía capaz. Pero eso algo de lo que definitivamente no hablarían ahora... nunca.

—Creo... —se aclaró la garganta, la cual pareciera haber quedado algo más ronca de lo necesario.

—Perdona, no te he ofrecido nada aún ¿deseas tomar un café? ¿Té? ¿Algo más fuerte?

La sonrisa sardónica que se asomó en el rostro frente a él le dieron ganas de retirar rápidamente el ofrecimiento. Pero no lo hizo. Harry solo esperó la respuesta que quizás añadiera una pista más a este nuevo embrollo y circo que se había convertido su vida.

—Te pediría un Whisky de fuego, aunque creo que no lo tendrías aquí. Y, por más que me vendría bien cualquier tipo de bebida 'fuerte' por más muggle que fuere en estos momentos, no creo que sea propicio, por lo que solo me decantaré por una taza de té.

El moreno solo asintió antes de pulsar el intercomunicador y hacerle el pedido a Valerie mientras que en su mente repasaba cada una de las palabras dichas.

No porque creyera que el rubio podría tener un problema con la bebida, no, era más bien el hecho de que todo este asunto pareciera afectarle tanto o más que él si el hecho de mostrar tan bajas sus defensas eran una indicación al respecto. Y no solo se refería a aceptar que preferiría algo más fuerte para tratar todo esto con él, sino también por los pequeños gestos que se estaba permitiendo. Curioso.

'Quizás solo sea alguna consecuencia de Azkaban' -se dijo-... 'quizás'.

Esperaron los breves minutos en un silencio de emociones conflictivas y encontradas en las que solo se miraron por meros segundos antes de apartar sus ojos y dejarlos vagar hacia la nada.

Tras escasos minutos Valerie finalmente trajo dos tazas del té que Harry siempre pedía y prefería entrando, dejando las cosas y saliendo en completo silencio.

—Muy bueno —dijo Malfoy tras degustar la bebida.

—Gracias.

—Bien. Como decía, creo que tienes razón en cuanto al hecho de 'conocernos' —hizo una pausa entonces—. De hecho, creo que hasta nos sería conveniente —exclamó como si estuviera verdaderamente asombrado de su propio razonamiento disperso—... y, respecto a lo de tu, 'doble vida', como bien has atinado a describir —comentó haciendo apenas una mueca en la comisura de sus labios—, no estoy seguro de que funcione —levantó la mano rápidamente para acallar al moreno al ver que estaba a punto de comenzar una de sus diatribas—. Espera. Déjame terminar. Tienes que entender que, así como mi madre te hayó... también podrían otros. Y entonces todo estaría arruinado. Así de fácil. Todo terminaría siendo para nada si quien te descubriera decidiera indagar un poco en tu vida muggle antes de que nosotros supiéramos o pudiéramos atajarle.

Al moreno no se le pasó por alto el 'calor' que contenían sus palabras... Aún así... él solo negó con la cabeza sin apartar la mirada de esos brillantes ojos de plata.

—No lo harán.

—Pero...

—No. Lo que atrajo a tu madre hasta mí fue la propia fuerza mágica del vínculo de la deuda. La propia fuerza con la que ella quería cobrar su deuda. Créeme, no haría nada por arruinarlos, adrede.

Fue su turno ahora para hacer una pequeña pausa y dejar que su mano frotase su frente. Sabía que debía dar bases como para que el rubio confiara en él, al menos en lo referente a esto. Sabía que debía explicar el porqué se confiaba tan confiado al respecto.

—De acuerdo. Puedes estar seguro. Lo digo de enserio. Cuando... cuando dejé Hogwarts, apenas un año después de la batalla, ya había terminado mi séptimo año y era legalmente mayor de edad allí, pero no aquí. Así que decidí viajar por todo un año —no iba a decirle nada sobre sus entrenamientos y poderes. Aún no al menos. Quizás nunca. Todo dependería de las necesidades del momento—. Nadie me reconoció porque estuve aislado y, si tenía que interactuar o me veía obligado a estar en un pueblo siempre usaba nombres diferentes y llevaba diferentes glamours. Harry Potter desapareció ya desde entonces —una pausa. Silencio. Miradas fijas—. Una vez que vine aquí... —se paró y caminó erguido hacia el gran ventanal a su espalda—... fue, difícil, no diré que no. Conseguí documentación como James Evans y, poco a poco me creé una vida. Tengo títulos que me avalan, personas que ya me conocen. James Evans tiene una vida con todas las letras aquí. Incluso tiene un pasado... quizás algo trillado y mortalmente aburrido por lo ordinario, pero lo tiene.

Desde su asiento Malfoy escuchaba sin poder quitarle ni un segundo la mirada de encima a ese hombre que se estaba descubriendo ante él... escuchaba, y miraba. Miraba la silueta del hombre en el que su antiguo rival se había convertido. Y no pudo creer de ninguna manera que fueran uno y el mismo.

Se enfocó nuevamente en la historia que narraba y se obligó a enfocarse en detectar cada matiz tras cada palabra.

—... Una sola vez me topé con alguien que pudo reconocerme. No lo hizo. El solo hecho de verme entonces con un traje sastre, sin lentes, otro porte... seguramente eso fue lo más disuasorio, pero aún así me encontré con que se me acercó y 'preguntó'... eso fue suficiente.

El silencio que siguió estuvo cargado de demasiada expectación por parte del rubio por lo que no tardó mucho en ceder a su impulso y solo preguntar.

—¿Y?

—Y actué como ya me es habitual. En cuanto se me acercó le pedí a uno de los guardias que me acompañaban en ese momento, que lo detuvieran. Y luego, cuando solo me acusó de ser Harry Potter y de haber desaparecido a pesar de todo lo que... No importa. Yo solo me reí. Me reí fuerte y con ganas porque ése NO era yo. No más. Lo negué por supuesto —solo la demasiado atenta mirada del rubio fue lo que le permitió captar como sus manos se cerraban en puños a través del reflejo del cristal—... Se fue, pero regresó a los pocos días con alguien más que no reconocí. El trato entonces fue algo más rudo y la respuesta la misma —se giró. Sus ojos como dos llamas ardientes—. El caso es que el acompañante pronto entendió y desistió. No al verme, sino ante el trato. Harry Potter jamás trataría así a alguien. James Evans ni siquiera consideraría otra opción. No la querría. He ahí la gran diferencia.

El aura de poder crecía por momentos y el rubio se sentía como hipnotizado. Era todo. La voz. Los pasos sinuosos y casi felinos. El poder.

Draco le observó acercarse nuevamente hacia el sillón pero sin sentarse, tan solo colocando una mano allí, descansando en el respaldo de manera casual pero medida.

Todo en el moreno era medido ahora.

Y natural.

No solo por él. Sino por todo y todos.

—La diferencia. Sí. Pueden parecerse pero sin dudas no son lo mismo; y, si debo volver a ese mundo... tengo más que claro que debería de volver como el Hrry que una vez debí ser. Nadie esperaría otra cosa. Nadie esperaría a James... a mí. No 'aceptarían' otra cosa.

—Vaya Potter. Evans. Veo que en verdad has pensado en todo esto —comentó tras corregirse en el 'error' inicial, tratando y medio fallando en no dejar ver su asombro—. Por cierto ¿cuál fue el trato 'rudo'? ¿acaso los golpeaste? —preguntó con apenas un atisbo de sorna en su voz, como si aún no pudiera creer capaz al viejo Griffindor haciendo o siquiera permitiendo tal cosa. No, en realidad no podía creerlo.

Sintiendo por donde iban los pensamientos del rubio, James solo negó.

—Ahh, no fue necesario. Para nada. Lo único que les dije fue que de seguir molestándome terminaría por acusarlos de acoso y difamación... Y dije mi nombre, mi actual nombre —dijo como al pasar pero dejando ver una sonrisa lobuna—. Obviamente el acompañante me reconoció y finalmente ambos salieron bastante presurosos de allí. Nunca volvieron. Y por supuesto que tampoco lo esperaba.

—¿Y por qué, si puede saberse, habrían de solo huir por unas cuantas palabras y amenazas vagas? ¿Porqué temerte?

James sonrió.

—Ésa es la cuestión, Malfoy. Soy conocido y ya reconocido por ser un hombre justo y tranquilo, pero, de seguro sabrás que el llevar una empresa y tratar con tantos oportunistas diarios termina por entrenarte bien en los manejos más 'finos' del asunto... Por eso es que tengo a mi completa disposición al mejor gabinete de abogados del país a mi entera disposición, además de algunos muy influyentes conocidos en los espacios jurídicos. Una palabra mía termina por equivaler a dos claras y simples opciones; o mucho dinero -si lo quiero-, o unos cuantos años en prisión. Me alegra que no hayan vuelto.

Ahora Draco supo que no podía hacer absolutamente nada para ocultarlo.

La sorpresa que le generó el saber que el idiota buen samaritano que había conocido en sus años escolares hubiera sido capaz de comportarse entonces unas diez veces mejor que un propio Slytherin casi lo traumó.

¿Qué demonios había sucedido para que ahora fuera así?... Y no, no es que le desagradase. Quizás eso fuera lo peor en realidad. Ese leve atisbo de admiración, sorpresa, valoración. Sí, definitivamente era peor.

—Muy... Slytherin de tu parte —dijo sin poder contener el comentario. Ese comentario que estaba destinado a regresar todo a un territorio más conocido y habitual con la esperada explosión del moreno si respondía como antaño.

No sucedió.

No hubo explosión.

Nada.

Nada salvo un...

—Gracias —recibió la atónita serpiente como respuesta. Eso y una sonrisa... una-estúpida-maldita-sonrisa.

'¿Gracias? ¿Un jodido "gracias"? ¿En que clase de mundo alterno y bizarro había caído? ¿Qué demon...?'

—No me mires así Malfoy. Espero que no estuvieras solo aguardando una de mis viejas reacciones porque, realmente, Malfoy... Maduré...

Draco asintió aún a pesar del aturdimiento que le aquejaba. No supo si tomárselo como un velado insulto o no. Las palabras carecían de cualquier matiz necesario para enfatizar el significado de las mismas. Extraño.

Decidió dejar estas nimiedades para analizarlas objetivamente luego. Mientras tanto, lo mejor era enfocarse en los temas más actuales y preocupantes.

—P... Evans, tengo una duda sin embargo ¿qué va a opinar tu 'pareja' de todo esto? Digo, ¿crees que vaya a estar de acuerdo con toda esta fachada de la 'doble vida' como tú le llamas? ¿crees que estará bien con el hecho de que vayas a acostarte conmigo -porque obviamente eso es algo que tendrá que pasar, añadió al ver el evidente endurecimiento de las morenas facciones- y que, probablemente, tengas por lo menos un hijo conmigo de una manera que él ni siquiera pudiera soñar? Sin olvidar además el hecho de que yo sí seré tu cónyugue en todo el sentido de la palabra -mal que te pese-, y que él solo terminará viéndose reducido al papel de, amante... —sentenció el rubio mordazmente, sabiendo muy bien el porqué del filo tras sus palabras pero evitando de manera rotunda el ahondar al respecto. No entonces al menos.

Fue entonces cuando varias cosas sucedieron a la vez.

Los ojos de Harry se volvieron prácticamente negros en un mero segundo.

Un florero estalló en miles de partículas sin dejar un rastro de polvo siquiera.

... Y toda la maldita oficina, e incluso quizás el edificio, pareció ceder y comenzar a temblar al unísono que las apretadas manos del moreno. Toda tranquilidad desapareció al instante de los rasgos del moreno mientras este se acercaba de golpe hacia el rubio y extendía una mano hacia él.

Ahí fue cuando al rubio comenzó a faltarle seriamente el aire.

Era casi como si él estuviera siendo estrangulado. Pero sin manos. Sin marcas. Jadeó. Un extraño pitido comenzando a sonar en sus oídos.

—Nunca, jamás vuelvas a desmerecer así a Sebastian. Él NUNCA será un mero amante. No ante ti. No ante nadie —las palabras resonaban en el agitado cerebro del rubio quien, aún a pesar de su actual situación, no pudo evitar estremecerse ante el sonido implacable y duro de éstas—. Quizás tenga que casarme contigo en el mundo mágico, pero no aquí. No como si fuera de verdad. Aquí seré libre... y SUYO. Para mí eres tú quien solo será 'el otro', porque fuiste tú, tú y tu madre fueron quienes de repente solo interfirieron entre nosotros. En nuestra vida. Son ustedes quienes se imponen en nuestra relación. Así que, Malfoy, solo espero que seas plenamente consciente de que espero le respeten tanto a él como a mí... o puedo terminar olvidando muy fácilmente todo lo que me ata a ustedes y a la mierda las consecuencias. y ESO es una promesa. Espero haber sido lo suficientemente claro, asiente o niega con la cabeza —dijo el moreno con una voz mortalmente helada.

Como pudo, Draco asintió.

Y una voz interrumpió lo que sea que fueran a decir a continuación.

—James... Cálmate cariño...

—Pero...

—Shhh...

.

Sebastian entró como tromba en su oficina.

Él había sentido el frío, un frío atroz recorriendo y serpenteando por toda su espina dorsal... y supo que algo andaba mal. Muy mal.

Él no sabía si era por estar en constante contacto con su Jamie o si ahora ya era parte de él, pero podía sentirlo, ahora lo sentía. Podía sentir a él y a su magia... sobre todo cuando -como en aquellos momentos-, ésta se salía de control.

En apenas dos segundos él llegó a su lado y bajó la mano que aún se mantenía extendida y tensa hacia el rubio. Lo miró.

Sus miradas se trabaron entonces en una comunicación sin palabras. Una de esas veces que tanto el francés atesoraba porque hablaba de su compañerismo, de su comprensión mutua. Hablaba de su compenetración.

Fue ... liberador.

La magia de Harry se replegó y las esmeraldas volvieron con nuevo fulgor.

La calma retornó al aire en el que hasta hace poco costaba respirar.

—Pero... ¡Qué malditos demonios...!

—¡Silencio!

Sebastian zanjó de un grito certero la réplica del rubio. El mismo maldito rubio que, no solo había alterado de manera abrupta e irrefutable su vida y su futuro, sino que, además, ahora perturbaba de semejante manera a SU pareja...

'La futura pareja de ambos, de ahora en más' -pensó amargamente.

Que... bizarro sonaba eso.

Sin dejar de mirar al hombre que amaba más que a nada, extendió su propia mano y acarició con infinita dulzura y suavidad aquellos rebeldes mechones de indomables cabellos negros. Demostrando su amor en cada acción. Volcando en ellos cada uno de sus sentimientos.

—Tian...

—Lo sé.

'Lo sé, mi James. Créeme, lo sé' -pensó con tristeza y con amor.

—Tranquilo, amor, ya pasó ¿de acuerdo? Ya pasó. Todo está bien.

Sebastian lo miró un poco más y luego le apretó la mano antes de darle un suave beso y soltarlo.

Al girarse, sus ojos por lo general suaves y cálidos, brillaban con chispas de furia mal reprimida.

Sin embargo él pudo apreciar que el Slytherin -según como el moreno lo llamaba-, no se acobardó. Seguramente ni soñaba con hacer tal cosa frente a un simple 'muggle'. Eso solo hizo cabrear a Sebastian aún más.

—¿Estás contento? No tengo idea de lo que le habrás dicho para que James pierda los estribos así pero déjame decirte cuan estúpido e inconsciente eres ¿Acaso tienes una mínima idea de lo que pudo ocurrir? ¡¿quieres morir?! Porque déjame decirte lo cerca que estuviste de hacer que...

—¡Sebastian!

El rubio amante apretó los dientes para contenerse de decir algo que en verdad terminara por arrepentirse luego. No por el rubio arrogante y frío frente a él, sino más bien por lo que pudiera significar en el futuro inmediato de SU Jamie.

Sin embargo el daño ya estaba hecho...

—¿A qué se refiere Potter?

Silencio.

—¡Con un demonio Potter! ¿A qué-mierdas-se refiere-con eso? —gritó el rubio platino irradiando furia e histeria— ¡Por Merlín, dímelo!

Sebastian vio como ambos antiguos rivales se miraban con una intensidad que quemaba por momentos interminables y, en un lugar extraño de su mente, él solo pudo pensar que, muy a su pesar, nunca había visto a su amante más furioso... ni más vivo... muy a su pesar.

—¿Está todo bien señor Le' Nocks, señor Evans?

—Sí Val, no te preocupes, todo está bien.

La secretaria se había asomado al escuchar tanto grito luego de ver a su propio jefe corriendo por el pasillo y entrando a su oficina como una exhalación -algo completamente impropio y atípico en su siempre templado comportamiento-. Nunca había sucedido nada similar en todos los años que llevaba allí. Se preocupó, pero su jefe fue quien le dijo que todo estaba bien asía que no había mucho que pudiera hacer. En silencio y tras un corto asentimiento, ella se retiró de vuelta a su escritorio.

'Quizás fuera un ex...' -pensó distraída.

—De acuerdo, ahora TODOS vamos a calmarnos —dijo e moreno muy serio pero también muy tranquilo—. Sebastian ¿ha terminado ya la junta?

—No, estimo que me queda alrededor de otra media hora de negociaciones. Hay algunos detalles que aún tenemos que afinar y acordar... Y Stuart no ha dejado de preguntar por ti... e muy maldito —susurró al final con verdadera pica hacia el hombre que siempre lograba sacarlo de quicio con su evidente y descarado interés por SU James.

James se le acercó y lo sostuvo en un apretado abrazo antes de hablarle de forma suave al oído.

—Tonto. Sabes que solo te quiero a ti —apartándose lo besó castamente antes de alejarse un poco más—. Ve. Ya está todo en orden. Aunque... —se giró a ver a Malfoy, quien estaba ahora de pie mirándolos a ambos casi despectivamente. Frunció el ceño—... Sabes, creo que iré con Malfoy a casa y quizás, allí —comentó viendo como ahora su hermoso rubio de ojos zafiros le miraba preocupado—. Tranquilo, solo creo que es algo que él debe de saber. Sabes que tiene razón en parte de lo que dijo...

—Por supuesto que la tengo Potter —acotó el otro.

Sebastian suspiró y asintió.

—¿No quieres que vaya? Puedo seguir con...

—No. Sabes que tienes que terminar esta reunión y... la última vez estuvieron cerca, lo sabes. Si hoy sucede algo él será mi pantalla —hizo una mueca—. Al fin y al cabo si he de regresar debe de ser con él ¿no?

Los zafiros brillaron con innumerables emociones reprimidas para terminar luego opacándose un poco. La realidad de su precaria situación se le estaba haciendo patente de forma dura. Así que, sin confiar en su tono d voz, él solo asintió.

—Te esperaré en casa. Ve con cuidado —comentó luego de soltarse y darle otro muy pequeño y casto beso antes de enfilar hacia la puerta sin ni siquiera molestarse ya en aparentar la más mínima cortesía con aquel rubio odioso y petulante.

—Lo tendré ¿quieres que pase por comida? —Tian giró ya con la mano sobre el picaporte y sonrió. Esa sonrisa dulce que reservaba solo para quien se había ganado su corazón y valorando el hecho de que el moreno estuviera haciendo un esfuerzo por alivianar la situación para él. Recordándole que volvería a ÉL... al menos por ahora.

—¿Tailandesa?

—¿Italiana? —preguntó con un mínimo puchero tierno.

—Nooo, no me vas a convencer hoy, ¿Sushi?

—Hecho.

—Bastardo.

—Ajá —contestó con un guiño.

Finalmente la puerta se cerró y la tensión olvidada resurgió.
  • RSS
  • Facebook
  • Twitter
  • FanFiction
  • Amor Yaoi
  • Youtube
    Blogger Tricks

    Wikipedia

    Resultados de la búsqueda