28 de octubre de 2011
El prob... cap 4
**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O
NO TE GUSTA LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad
abierta).*
--------------------------Este
fic tendrá MENNAGE hetero- bi y homosexual.---------------------------------
E. POV.:
-No salgas todavía…- me dijo
sugerente al oído.
Me tomó por sorpresa, por lo que me
estremecí levemente y noté que él sonrió.
-Ven- le dije girándome para
encararlo- déjame ayudar a bañarte.
Comencé por tomar la esponja del
baño y llevarla y llenarla del jabón con arma a sándalo que solíamos usar. Lo
giré y comencé por su espalda. Ancha, dura. Una perfecta masa de músculos y
tendones. Tenía pequeños nudos y aun con mis lentas caricias no dejaba de estar
en tensión lo que me demostraban que había sido un día difícil. Lo conocía
demasiado bien.
-Relájate- susurré.
Primero se tensó aún más… y luego se
abandonó.
Masajee cada músculo concentrándome
en los laterales del cuello y en los omóplatos. Me arrodillé y seguí
enjabonando lentamente. Masajee sus hermosos, duros y firmes glúteos y seguí
aún más abajo para terminar en unas muy fibrosas y musculosas pantorrillas.
Este hombre era de infarto… y era mío- pensé con lujuria mientras no podía
evitar relamerme.
Pasé de una pierna a la otra
ascendiendo lentamente con mis manos, sobando, acariciando, venerando cada
porción de piel que caía bajo ellas. Volví a sus muslos, a sus glúteos, a su
estrecha cadera, a su esculpida cintura, a su espalda, a sus hombros, su
cuello.
Una vez que llegué al cuello le dí
un pequeño beso en él y lo giré para comenzar nuevamente con aquel tortuoso
proceso- para él- en el frente. Lo miré.
Algo le pasó- me dije.
Se notaba cansado, enojado, pero por
sobre todo se notaba frustrado. Yo me encargaría de desarmarlo.
Volví a llenar la esponja d jabón y
comencé.
El cuello, los hombros, el brazo
derecho, el brazo izquierdo, el pecho, la cintura, la cadera, el muslo derecho,
la rodilla derecha, la pantorrilla; La pantorrilla izquierda, la rodilla, el
muslo, el estómago, los pectorales, las clavículas. Todo fue masajeado a
conciencia.
Todo menos su verga. Aquel mástil
que se erguía alegre a si misma en todo su esplendor y reclamando atención. Era
larga, gruesa y en este momento estaba totalmente hinchada por las caricias
proveídas.
-creo que te faltó algo ¿No crees?-
preguntó con voz ronca.
Oh, sí. Estaba más que listo.
-Puede ser. Toma- dije tendiéndole
la esponja- tu turno.
Me miró asombrado. Yo no solía
torturarlo así.
-De acuerdo… Pero pagarás- dijo y yo
me estremecí de anticipación-… date la vuelta.
Lo hice… y ¡Oh Dios! Él no usaba la
esponja.
Había llenado sus manos con el jabón
y ahora me estaba masajeando todo directamente con el calor de sus manos, de
sus muy grandes, fuertes y hermosas manos. Carajo. La tortura era para él no
para mí- pensé.
En un proceso aún más lento y
sinuoso que el mío, me fue enjabonando y enjuagando. En ningún momento tocó mi
miembro y este clamaba por atención. Estaba comenzando a pulsar casi de forma
dolorosa, a tal punto que la acumulación de sangre lo había puesto todo rojo.
Si Jake no hacía algo al respecto me dolerían los huevos hasta mañana por la
tensión.
Unos minutos después lo sentí detrás
de mí y me dijo:
-Ábrete.
¿Qué? ¿Sin preliminares? Aún dudoso
hice lo que me pidió y me sorprendí como la mierda cuando me separó los glúteos
y me penetró de una firme e implacable estocada con su verga llena del gel que
solíamos usar para esto y dejar aquí mismo en la ducha.
-Aaaaahhhh…- grité sin poder
evitarlo.
-Sshhhh, relájate.
-Jake, duele ¿Por qué no es…
Me calló cuando tomó mi rostro con
furia y aun con su miembro enterrado hasta el fondo en mi estrecho culo, me
besó con una fuerza implacable. Era un beso puramente salvaje. Un beso lleno de
sentimientos y sensaciones reprimidas. Me concentré tanto en aquel saqueo de
sus labios, en complacer ese beso demandante que por fin logré relajar mis
músculos. Sin darme tregua, apenas sintió mi relajo me penetró duramente. Tuve
que soltar su boca. Lo intenté mejor dicho, pero no me dejó.
Largué un fuerte gemido, que en gran
parte era de dolor, contra su boca y él
simplemente gruñó en respuesta.
-Joder Ed… Tienes un culo tan
estrecho y suave. Eres una puta tentación andante- siseó contra mis labios- No
puedo… lo siento, no puedo contenerme…
No terminó de decirlo cuando lo
sentí retirarse y arremeter otra vez con mucha fuerza.
Dolía. Mierda que dolía.
Intenté por todos los medios
relajarme, pero me costaba cuando sentía sus estocadas arder hasta el fondo de
mi culo sin darme tiempo ni a respirar.
-Jake…- sisee.
Y él sabía que dolía pero no se
detuvo.
Puso sus enormes manos en mis
caderas y me obligó a dar dos pasos hacia atrás junto con él. Podía sentir sus
bolas golpeando las mías, y su verga tocando cada pared de mi culo haciéndome
vibrar por las sensaciones.
Colocó una mano en mi espalda y me
empujó hacia adelante quedando aún más expuesto.
-Jake, para, arde… due…
-No.
Gemí.
-Relájate.
Me mantuvo ahí con su mano mientras
con las mías me hacía sostener del borde de la bañera y luego me cerró las
piernas quedando las suyas por fuera de las mías. Nada me preparó para lo que
sentí después.
Decir que vi las estrellas sería
quedarse corto.
DOLOR.
Sí, mucho dolor. Pero muy a mi pesar
debo reconocer que apenas este se fue me embargó una gran oleada de placer.
No comenzó lento y a esta altura ya
me lo esperaba.
Me tomó fuerte y rudo, con lujuria y
desesperación… Y le dejé… Le dejé hacer lo que quisiese conmigo porque
comprendí que necesitaba ese control. Ese dominio. Era raro que Jake se perdiera
así, pero lo hacía.
Clavó su verga cada vez más hinchada
una y otra y otra vez dentro de mí, estirándome tanto que hasta me creí romper.
En esta posición tocaba fácil e
insistentemente el punto clave de mi próstata por lo que el placer era cada vez
más cegador. Los movimientos se hicieron febriles, descontrolados. Jadeos y
gruñidos salían de nuestros pechos. La necesidad imperiosa de llegar a la meta
me abrumó por lo que deslicé una mano a mi enhiesto y dolido miembro para
calmarme un poco masturbándome. Un manotazo me impidió llegar hasta ahí.
-No. Te vas a correr cuando yo te
diga y sólo por lo que yo te haga ¿No es suficiente la forma en que te estoy
rompiendo tu dulce culo? ¿Lo quieres más duro?- no me dejó responder.
Lo sentí flexionar levemente sus
rodillas y levantar un poco más mi trasero hacia él…. Y no sólo vi las
estrellas, vi cielo, vi un puto destello de sin sentido… Cuando creí que no
podría ir más adentro, lo hizo; Cuando creí que no podría ir más rápido, lo
fue.
Fue una cogida brutal.
-Ahora…- gruño- córrete Ed, córrete
conmigo- dijo y me nalgueó.
Eso fue todo.
No pude contenerme más. Me descargué
con una fuerza descomunal sobre el piso de la bañera mientras sentía los
estremecimientos de Jake pulsar dentro de mí. Sentí el semen caliente
deslizarse dentro mío, pero noté que aún seguía duro… y bombeándome.
-Jake…- susurré, porque apenas tenía
fuerzas para algo más.
-No. te vas a correr otra vez.
Abrí grande los ojos ante su
demandante mirada e increíblemente mi cuerpo volvió a reaccionar.
-Siiii… Puedo sentir como tu culo se
tensa de nuevo a la espera de más- me dijo burlón- ¿Quieres que deje de
cogerte? ¿O por el contrario quieres que te coja tanto que no puedas ni
mantenerte en pie?
Entre jadeos y nublado totalmente
por la lujuria le dije lo único que
podía decir.
-…Pi… Pie…
-Bien, suelta la bañera y coloca tus
manos sobre tus rodillas sin flexionarlas.
Hice lo que me dijo.
-Siiii, así es. Te voy a seguir
cogiendo una y otra vez hasta que te caigas de rodillas- ronroneó. Y eso
increíblemente me calentó aún más- Tienes de verdad un culo muy hermoso- dijo
sobándolo-. Tan tierno y estrecho. Parece increíble que pueda meter toda mi
verga dentro de él, dentro de ti… pero lo hago y se siente tan bien ahí
enterrada, no te das una idea de lo bien que se siente ¿Sientes cómo te la meto
hasta el fondo? ¿Sientes mis pelotas golpear las tuyas?
-Siii…- jadee porque era lo único
que podía hacer, y a duras penas.
-Bien. Oh, si te vieras. Tienes todo
el culo sonrosado, casi rojo por los embites de mi cuerpo contra el tuyo. Y la
piel- canturreó con ganas-, la piel te arde… mmm… puedo ver cómo estás
escurriendo mi semen de tu culo y como te chorrea. Me encanta la sensación de
deslizarme dentro tuyo con mi propia descarga de placer. Creo que debió de ser
mucha crema ¿Verdad?- no contesté ¿Cómo podría?- Sí, estás demasiado caliente
como para poder hablar ¿No? Yo no- gemí- jajaja… Te voy a torturar un poco más…
Disfrútalo.
Gemí otra vez ¡Dios! Esta era una
puta tortura.
-¿Quieres acabar verdad? ¿Vas a
aguantar? ¡Dime si quieres acabar!- me nalgueó.
-¡SÍ!
-Bien.
Me tomó fuerte de mis cabellos
tirando mi cabeza hacia atrás mientras me arañaba la espalda con las cortas
uñas de su otra mano haciéndome sisear en respuesta.
-Aaaaahhhh- gemí después, medio
dolor, medio placer.
-Sí. Ahora vas a tocar mis pelotas
sin tocar nada tuyo ¿Estamos?
¡¿Me estás jodiendo?! Bueno
literalmente sí me estaba jodiendo pero… aaarrrggg, si no estuviera delirando
de placer juro que le pegaría. Sin embargo en este punto decidí simplemente hacer
lo que me decía.
Deslicé una mano y le toqué sus
huevos, los apreté y amase, los froté y masajee y me moría de ganas de hacer lo
mismo con los míos, pero no podía y lo sabía, sino él era capaz de dejarme así
y yo “necesitaba” acabar con él.
Al cabo de un largo y tortuoso
minuto se tensó y gritó:
-¡TÓCATE!
De inmediato dejé sus bolas y me
froté el pene que estaba húmedo con mi humedad y con el semen que se me había
escurrido de él, un perfecto lubricante para la ocasión. No hizo falta nada. En
la tercera arremetida me vine tan fuerte que creí perder el sentido. Las
rodillas se me doblaron lentamente ya incapaces de sostenerme y fui cayendo
hacia el piso junto con Jake que aún no salía de mí.
Quedamos un par de minutos en la
misma posición tratando de regularizar nuestras erráticas respiraciones.
Parecía que sufríamos asma de las boqueadas de aire que dábamos. Luego sin
decir nada él se salió y yo sisee por el ardor que me produjo su retirada y me
quedé ahí. Lo sentí lavarse, seguramente sus manos y su miembro, y luego salir
de allí de seguro con rumbo hacia la habitación.
Tarde un poco en reaccionar y en
reunir las fuerzas suficientes como para pararme y sostenerme. Me dolía todo.
Me lavé. Salí y me puse la bata, y me fui donde él. Ni bien salí del baño lo
vi. Estaba sentado en la cama con los codos en las rodillas y la cabeza en sus
manos. Parecía ido.
Me senté a su lado conteniendo un
gemido ante la acción.
-¿Estás bien?- él bufó.
-¿Estás bien? ¡¿Estás bien?! Soy yo
el que debería de preguntarte eso a ti…- suspiró- lo lamento, no sé qué me
agarró… yo…
-Ssshhh, no pasa nada- bufó otra
vez-. Sabes bien que pude haberte detenido pero no lo hice. Sí, dolió, lo
reconozco, pero me gustó. No te digo de hacerlo así todos los días pero no
estuvo nada mal- le expliqué. No quería que se sintiera mal y menos cuando me
había dado también tanto placer- Anda, sabes que a veces somos así, yo también
te he lastimado alguna vez.
-Sí, pero…
-Nada. Tranquilo, estoy bien- luego
hice una mueca- sólo que tú tendrás que recibir por unos días- reí y por suerte
él me acompañó.
Levantó la cabeza y dijo:
-De verdad lo siento ¿Sabes que te
amo verdad?
-Lo sé, aunque no como yo a ti- bufó
de nuevo molesto.
Tomó mi rostro entre sus manazas y
me dio un beso que fue mezcla de deseo, amor, disculpa, culpa y ternura. La
mezcla perfecta para ese momento.
Antes de que alguno de los dos
comenzara a ir a por más me alejé despacio.
-bien, bajemos a cenar- hice una
mueca al intentar levantarme que él de seguro debió de haber visto.
-¿Quieres que suba la cena y veamos
una película aquí?- ofreció y yo asentí- De acuerdo, ahora vuelvo- me dio un
pico y fue a ponerse unos boxers y su pantalón bahiano para dormir. Luego se
fue a la cocina.
-¿Qué trajiste?- le pregunté una vez
que regresó repleto de cosas.
-Tailandesa.
Comimos en un agradable silencio
mientras veíamos por cable la película de “Junior” por, no sé, ¿Vigésima vez?
de De vitto y Swarzenneger. De verdad nos gustaba la dupla, era muy cómica. Y
luego comenzaba otra de nuestras favoritas, la primera de Rápido y furioso.
Cuando volvió de dejar todos los restos en la basura nos acomodamos uno al lado
del otro, aun frente a la tele pero ya sin verla.
-¿Jake?
-¿Sí?
-¿Qué pasó hoy?
El respiró y pasó cerca de un minuto
para que comenzara a contarme la catástrofe que había sido su día. Con razón-
pensé.
-Ya veo- le dije.
Él no respondió nada más. Sin
embargo un rato después preguntó:
-¿Y tú? ¿Cómo fue?
Había decidido ya no decirle nada
con respecto a la cita con la doctora, así que lo obvié completamente.
-Pues, atareado pero normal- excepto
por una morena con los labios carnosos que me fletó de su consulta tras
considerarme un tarado, pensé para mí.
No había parado de pensar en ella.
Bueno, al menos no hasta lo del baño.
Ella tenía razón. No tenía por qué
hablar de esto con una extraña. Era una decisión de pareja.
-¿Jake?- volví a preguntar.
-¿Qué pasa?
-Este… De acuerdo. Verás, hace un
tiempo que llevo pensando en algo y… Bueno… No interrumpas hasta que haya
terminado ¿Vale?- automáticamente se tensó y yo suspiré.
-Verás hace tiempo que tengo la idea
de formar una familia y…
-¿Me vas a dejar?- preguntó de golpe.
-¡NO! ¡Rayos, déjame terminar!-
respiré- No, no te voy a dejar. Lo que quiero decir es que quisiera formar una
familia, con niños, claro… pero contigo.
-No entiendo ¿Sabes que lo de la
película es mentira, verdad?- dijo con un poco de miedo a que estuviera
demente.
-¡JAJAJA! Jake ¡Por favor! ¿Acaso me
crees de verdad tan idiota? No. Obviamente nosotros no podemos tener niños y
ése es el problema- él sonrió- por lo que estuve pensando en distintas
opciones.
-Adopción- sentenció.
-Sí… Entre otras- dije cautamente.
Esto le sorprendió.
-¿Cuáles?
-Pues sí la adopción, puede ser un
bebé ya nacido como uno que aún se esté gestando. También podemos probar con un
alquiler de vientre fecundado por uno de nosotros, hay jóvenes que lo hacen a
cambio del pago de todo lo del embarazo y de la carrera, lo sabes. O… -me callé
porque no sabía cómo decirlo.
-¿O?
Esperó.
-O podríamos buscar una pareja para
nosotros y ver si resulta con los tres- dije.
Se quedó helado.
- No estoy diciendo de salir y
escoger a la primera puta que se presente, ni de hacer un casting o una prueba
a ver quién coge mejor. Estoy hablando de intentar conocer a una chica y ver si
nos acepta a ambos, si nos podría llegar a amar a ambos, ver si se podría
llegar a acoplar a nuestro estilo y forma de vida.
-Eso es… una locura, es totalmente
descabellado ¡Es una puta locura Ed!- gritó apartándose un poco de mí y me
dolió- ¿Cómo demonios piensas que una chica que no sea una PUTA- escupió la
palabra- va a querer algo así para ella? ¡¿PARA SUS HIJOS!? Estás loco.
¡Piénsalo!
-Pues ya lo he hecho y es lo que yo
considero mejor a largo plazo. Habría un lazo entre las tres partes… y todas
estarían con el niño, además de la seguridad que le brindaría eso y posibles
hermanos.
Quizás alguna chica esté dispuesta a
vivir con nosotros, en una especie de fantasía surrealista, a hacerlo con uno
de nosotros y compartirlo o hacerlo con ambos, pero no creo que haya una que
sea capaz de entregarse a ambos amándonos de igual manera a como nosotros lo
hacemos. Imagínate los celos. No. Yo creo que lo mejor para que el niño sea
“Nuestro”, es alquilar un vientre o incluso la adopción de un bebé nonato… A
menos que tengas algún interés particular en buscar a alguien más- dijo
rudamente mirándome con recelo.
Respiré hondo y seguí.
-No es que tenga ningún tipo de
interés particular… Sin embargo es algo que me gustaría que pasara- dije
mirándolo fijamente.
-Pues no cuentes conmigo- contestó
rotundo.
-¿Por qué?- pregunté angustiado-
Sabes muy bien que tanto a ti como a mí aun nos gustan las mujeres. Hace tiempo
que ya somos sólo nosotros y me gustaría algo más. Una unión más.
Él se rió amargamente.
-¡Dios! Es por eso ¿Verdad? No es
suficiente. Para ti nunca será suficiente- susurró al final. Luego habló con
voz dura- ¿Quieres una mujer? Pues vete y búscatela pero no esperes que yo la
tome y mucho menos la ame como a ti. Si estabas esperando mi permiso, lo
tienes. Tienes mi permiso para ir y cogerte a la primera puta que quieras, pero
no te garantizo que resista todo esto- dijo furioso.
Se levantó de la cama y fue hasta el
ropero de dónde sacó un traje y zapatos de trabajo. Cuando llegó a la puerta no
pude ni quise evitar preguntarle:
-¿A dónde vas?
-¿Te importa?- dijo sarcástico.
-Sabes muy bien que sí… Y sabes que
esto también lo hago por ti.
-¡NO TE ATREVAS A DECIR ESO! ¡YO NO
TE PEDÍ ESTO!
Gritó seguido del portazo de nuestra
habitación y luego de un segundo portazo que seguramente era de su antigua
habitación.
-Tú no me lo pediste. Pero yo sé que
lo necesitas- dije al vacío.
Sería una larga noche sin él.
Dí vueltas y más vueltas logrando
desarmar toda la cama hasta que escuché un quejido.
Me levanté y me dirigí a donde
estaba. Casi lloro cuando lo vi. Estaba llorando mientras soñaba, encogiéndose
hasta quedar hecho una bola tamaño gigante en la cama.
-No te vayas… No me dejes… ¡NO!-
susurró y luego gritó entre sus sollozos.
Me fui rápidamente hasta la cama y
tirando un poco logré girarlo. Lo acuné y él me abrazó. Luego de unos minutos
noté que estaba despierto por lo que suavemente hablé.
-¿Otra vez la misma pesadilla?- él
negó y yo me extrañé.
-Eras tú- susurró.
MIERDA.
Le tomé el rostro entre mis manos y
lo obligué a mirarme.
-Yo no me iré. NUNCA TE DEJARÉ. TE
AMO. Lo único que quería era lograr algo que estoy completamente seguro nos
haría felices a los dos. Algo que aunque tú lo niegues yo sé que necesitas-
dije-. Escúchame bien: nunca, NUNCA, lo haría si sé que eso te alejará de mí.
No te cambiaré por nada ni por nadie. TE LO JURO.
Etiquetas:
El Problema de mi Sexóloga
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario