28 de octubre de 2011
El problema de mi sexóloga... cap 6
**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O
NO TE GUSTA LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad
abierta).*
--------------------------Este
fic tendrá MENNAGE hetero- bi y homosexual.---------------------------------
B. POV.:
¡Harta!
¡Estaba harta!
Los ramos eran
tétricos, sí ¿Pero esto? ¡¿Qué demonios se supone que tengo que hacer ahora?!
Los de la
policía son unos ineptos y unos inútiles. La segunda vez que me llegó un ramo
de rosas mustias y a los pocos días una nota claramente intimidatoria me dirigí
a ellos para ver que se podía hacer. Nada ¡Eso me dijeron! ¡NADA!
Al parecer los
ramos, según ellos, bien podrían haberse echado a perder por un reparto tardío
o por el clima y la nota no era una amenaza en toda regla. SEGÚN ELLOS, aclaro.
¿Qué esperan?
¡¿Acaso esperaban un “Cuídate estarás muerta pronto” o un clásico “Te voy a
matar”?! ¡Hasta llegaron a decir que la puta nota bien podría ser de un amigo!
Puufff… Sí,
claro.
Un amigo que
deja ya dos ramos tétricos, uno en la puerta de mi departamento y otro sobre mi
auto en el estacionamiento de donde trabajo demostrándome así que sabe todos
los lugares donde suelo ir y donde vivo. Encima junto al ramo del auto había
una nota pequeña que decía casi de forma inocente: “¿Te gustaron las flores?
Nos veremos pronto cariño.”
¡Y eso fue
sólo al principio!
Hace ya más de
seis meses que sigo recibiendo los regalitos. Lamentablemente ya eran una parte
de mi rutina ya que siempre era lo mismo. Una vez a la semana recibía un ramo y
luego una o dos notas al mes, y los mensajes siempre podrían ser interpretados
como “cordiales”. Ya no quise ir más a la policía ¿Para qué? ¿Para qué me digan
que buen amigo que tengo aunque ni lo conozca? ¡No, gracias! Sólo se limitarían
a tratarme como idiota y a decirme que todo estaba bien ¡Lo que más me sacaba
de quicio era que no tenía ni la más jodida idea de quién carajos podría ser!
Pero ahora…
ahora era diferente.
Esta vez llegó
una tarjeta negra –parecía de Halloween- que en la tapa ponía “I love you” en estilo sangre chorreante
y debajo una linda calavera al estilo Jack y adentro… Adentro ponía “NO TE
OLVIDES DE MÍ. Nos veremos pronto cariño”.
¡Puta madre!
¡A ver si eso no da miedo!
Un escalofrío
me recorrió en cuanto la vi, sí ¡Y eso no fue lo peor!
Cuando quise
meter la maldita tarjeta dentro del sobre donde había venido para tirar una vez
más todo junto a la basura lo más rápido posible, la tarjeta no entraba. Al
fijarme noté que en el fondo había dos o tres papeles más, lo cual de por sí ya
me pareció de los más extraño (si cabe) porque nunca llegaba nada más. Los
saqué… Y me petrifiqué.
Eran fotos.
¡Eran tres
putas fotos mías! ¡Alguien me había tomado fotos y yo ni cuenta!
Estaba
histérica. No sabía qué hacer. Lloré, putié, lloré otra vez. Lloré de bronca,
de miedo, de impotencia… De soledad. Automáticamente pensé en llamar a Alice y
hasta había empezado a discar, pero luego colgué. No quería preocuparla. Ella
no sabía que los ramos habían continuado al igual que las notas y además,
recordé que hoy se iba de viaje a New York por una convención de pasarelas y
modelos para la próxima colección. No podía preocuparla justo ahora.
Me senté en mi
amado y siempre cómodo sillón y pensé.
Lo primero que
hice luego de unos cuantos minutos de calma y reflexión. Fue llamar a Jane para
que cancelase todas mis citas de mañana y reprograme todas para algún momento
de la semana que viene. Yo no faltaba nunca, así que… Además, mañana sería
sábado y sólo había turnos hasta el mediodía por lo que no sería para nada
difícil reubicarlos.
Lo segundo que
hice fue abrir mi laptop y buscar en google como proceder ante un caso de
acoso. Había mucho de nada. No había nada concreto sobre cómo proceder, sólo
mucha gente- demasiada- contando y comentando experiencias y otras cosas más o
menos relacionadas.
CARAJO.
Entonces pensé
en frío una vez más.
Lo de la
policía quedaba descartado por el momento, pero debía conseguir algo ¿Un
detective? Sí, probablemente. Pero además… Un abogado. Yo no tenía idea de que
hacer así que supongo que dado que ellos llevan cientos de estos caos todos los
días serían capaces de decirme al menos que esperar y cómo proceder ¿No?
¡Rayos! Hoy ya
había pensado en salir un rato y “descargarme” un poco. Lo del baño de damas
había pasado hacía ya una semana por lo que de verdad, de verdad necesitaba
descargarme pronto. ¡Mierda, si una semana ya era todo un record!
Ahora tenía
miedo. Odiaba tener miedo. Pero no iba a invitar a un psicópata sirviéndome en bandeja de plata, eso sí que
no. Puuuffff… Ni modo me tendré que conformar con mi “pequeño” ¡No es justo!
Sí, puede
sonar y ser un poco frívolo y desubicado pensar en sexo salvaje y descontrolado
cuando te acabas de enterar que tienes a un verdadero y enfermo Psicópata
detrás de ti, pero… ¡Pero no para una ninfómana! ¡Yo quería coger! ¡NECESITABA
coger!
Yo me atendía
religiosamente todos los días para no “sufrir” mi abstinencia por completo-
sobre todo teniendo en cuenta que me la paso hablando de vergas y vaginas todo
el puto día-. Pero después de un tiempo no me bastaba. Después de unos cuantos
días, que pocas veces lograban de superar la semana, yo quería algo más real.
Para colmo mis
atenciones cada vez me dejaban más frustrada. Desde que lo conocí, sus gemas
hipnóticas esmeraldas me acompañan y guían en cada jodida fantasía que tengo.
En cada toque. Sí, ya sé. Está muy mal, pero que muuuuuyy mal, fantasear con
pacientes, lo sé. Sobre todo cuando quizás lo termines viendo regularmente
pero, ni modo.
Me había
costado AÑOS tener el control casi en su totalidad de mi propio cuerpo. Siempre
hasta cierto punto. ¡Y ahora sentía que ese control se me iría de las manos en
cuanto lo volviera a ver! Lo mejor sería derivarlo- pensé resignada mientras me
encaminaba a mi cuarto.
Saqué mi caja
de juguetes y elegí el más indicado para ese momento.
No puedo
forzar demasiado mi control. Si me quiebro- suspiré-, si me quiebro voy a
terminar violándolo en alguna parte de mi consultorio, seguramente en aquel
cómodo sillón que… ¡Basta!
Cambié de
opinión y saqué a “Benny” y a un vibrador mariposa junto con un “Mi amante
francés”. Si, era un gran combo, pero el día lo requería.
Bueno, el
lunes le digo- me dije ya desconectándome de todo.
Ya no pensaba
más. Me acomodé en la cama y empecé a estimularme y a complacerme casi
tortuosamente. Me acaricié los pechos, me rasguñaba los muslos, me tiraba los
pezones. Dejé por un momento aquello para con las dos manos, colocar el
“francés” sobre mi “Benny” Mmmm…
Volví con
Benny en una mano hacia mi entrada, mientras que con la otra buscaba a tientas
el mini vibrador mariposa que había dejado sobre la cama a un lado mío. Lo
encontré. ¡Oh, maravilloso!
El francés
siempre me calentaba hasta límites insospechado, pero enfundado en Benny, hacía
estragos en mi clímax. Y si le sumamos la mariposa… bueno digamos que
seguramente tardaré un laaaaargo rato entre atención y atención. Mi francés era…
adictivo. Con sus largos y suave pinches me estimulaba cada milímetro de piel
que rozaba, y ya que Benny era uno de mis vibradores más reales… brrrrrr… ¡SÍ,
SÍ, SÍ! ¡Oooohhhh! Grité tan fuerte como pude cuando la primera descarga me
barrió por completo todo el cuerpo. Y ese sólo sería el primero.
A la mañana
siguiente me levanté un poco cansada luego de tremenda ronda nocturna, pero a
la vez muy revigorizada.
Con un poco de
pereza me levanté y me fui directo a la ducha. Una hora después estaba frente al
edificio donde se encontraba el estudio de abogados que había localizado ayer
por internet. Respiré hondo y entré. Ya era hora de hacer algo…
J. POV.:
Sí, lo sé
señorita, pero en este momento no hay nadie disponible que pueda atenderla.
Puedo darle una cita para…
Yo estaba
detrás de la puerta de mi despacho escuchando como Emily intentaba hacer que
una joven aceptara una cita para la próxima semana. Al parecer ella estaba algo
desesperada. Podía notarlo por el tono de su voz.
Silencio.
Un suspiro.
De acuerdo-
dijo como derrotada, no me gustó-. Por favor que sea lo antes posible.
Bien ¿Algún
abogado en particular?
No. Yo no sé
nada de esto, no conozco a nadie- sí, se oía totalmente desesperanzada.
¿A qué se debe
la consulta?- preguntó Emily con tacto.
La chica hizo
una pausa y yo me encontré apretando fuertemente el asa de mi portafolio. La
voz era dulce ¿Qué podría pasarle a esta chica para que ella se sintiera tan
mal?
Quisiera
asesoramiento sobre cómo proceder ante un caso de acoso.
Me asombré, no
lo iba a negar ¿Acoso? ¿Alguien la estaba acosando? Instintivamente me pegué
más a la puerta cuando noté que las voces volvían a hablar.
Señorita. Creo
que lo primero que debería de hacer es ir a la policía a entablar una denuncia-
le explicó Emily.
Escuché a la
chica suspirar y bufar. Luego su tono fue muchísimo más frío.
Lo sé- dijo
tajante-. O al menos lo imaginé. Esto comenzó hace eses y en cuanto recibí el
segundo “regalo” fui a la comisaría, para que por lo menos me tomen un acta-
calló unos momentos-. No lo hicieron. Lo único que me dijeron es que eran
“coincidencias” y que de seguro era o una broma o un amigo admirador- explicó.
Yo no entendía
nada.
¿Cómo que no
le tomaron el acta? ¿Y qué es eso de “regalos”? ¿Coincidencias? ¡¿Meses?!
No sé por qué,
pero sentí la necesidad de ayudarla. Se la oía tan… Sola.
Sin pensar en
lo que hacía abrí la puerta de golpe enfrentando a ambas mujeres.
Oh, Jake…-
dijo Emily claramente incómoda.
¿Sí? ¿Desea
algo señorita?- pregunté gallardamente como s no hubiera escuchado nada.
Yo…
Le estaba
dando una cita para dentro de unos días con… - empezó a decir Em.
Vine para
asesorarme sobre cómo llevar a un caso de acoso- le interrumpió la joven
decidida.
De acuerdo.
Mire en este momento los abogados no se encuentran aquí…- vi la cara de
desesperanza en vivo y en directo y debo reconocer que me caló bien hondo, por
lo que rápidamente y sin ser plenamente consciente de las palabras que salían
de mi boca, agregué- Si usted quiere podría comentarme el caso ahora y luego
veré a quien se lo asigno ¿Le parece?
Antes de que
la sorprendida morena tuviera oportunidad de contestar, Emily salió a refutar.
Pero Jake, tú
ya te ibas- me acusó. Y no entendí para nada de donde o por qué vino ese
arranque- Además ya se te hace tarde para tu almuerzo con…
No importa- le
interrumpí restándole importancia-. Ahora mismo le llamo para avisar de mi
demora- luego caí y me giré-. Eso si usted quiere claro.
Me miró… Y me
miró... Y me miró.
¿Señorita?- le
apremié.
Eh… Sí, claro,
disculpe. Sí por favor, si o es mucha molestia me gustaría que me aconsejara
que debería de hacer lo más pronto posible- dijo un tanto sonrosada.
Muy bien
entonces, pase- dije yo dándole el paso a mi oficina.
Antes de irme
yo también dentro me volteé hacia Emy y le dije:
No creo que me
demore mucho. Yo mismo le aviso a Ed lo del almuerzo. Anda vete a casa y
descansa que las hormonas cada vez te alteran más.
Uuuff- bufó-
de acuerdo. Pero para que lo sepas que mis hormonas están de lo más bien- dijo
mirándome feo.
¡Ay Em! Sólo
espero que el pequeño no saque tu carácter.
Hhmmm- se
ofendió-. Claro ¿Prefieres acaso que saque el de Sam?- e estremecí
literalmente.
¡No! ¡Pobre
niño! Si fuera tan serio desde niño habría que criarlo en un geriátrico.
Ella de pronto
se puso triste. Mierda.
Vamos, no seas
tan malo. Sam es serio pero sabes que es muy bueno.
Sí, sí, sí, lo
sé, lo sé. Bueno vete, vamos. Yo me voy en un rato y me encargo de avisar que
se cierre bien todo.
De acuerdo.
Vino y me dio
un suave beso en la mejilla para despedirse.
No te retrases-
me dijo antes de salir mirándome mal otra vez. Yo sólo negué con la cabeza.
La verdad es
que debería de hacerle un monumento a Sam por aguantarla ahora. Desde que
estaba embarazada sus cambios de humor volvían loco a más de uno. Incluyéndome.
Me giré y me
encaminé hacia mi oficina para sentarme detrás de mi escritorio como era
habitual. La joven se veía nerviosa.
Lamento si
interrumpí el almuerzo con su novia. No debería haberse molestado, puedo
esperar en realidad y…
Señorita- la
interrumpí-. No viene al caso pero, le puedo asegurar que no arruinó
absolutamente nada. Y la señora de antes es mi secretaria y amiga, sólo vela
por mis intereses. No tengo ninguna novia- dije sonriendo por mi broma privada-
¿Me permite un minuto?- pregunté y ella asintió.
Saqué mi móvil
del bolsillo interno de mi saco y marqué.
-Hola Jake.
Hey, te llamaba para avisarte que no voy a poder
llegar hasta después de la una, todavía me quedan algunas cosas por hacer- escuché un suspiró.
.Sí, ya me lo veía venir al ver tu llamado. De acuerdo
¿Te parece a la 1:30 en la Bahía?
-Hecho ¿Quieres que te pase a buscar?
-No, está bien.
-De acuerdo, nos vemos luego entonces- dije y colgué.
La joven
miraba nerviosamente a su regazo.
Disculpe
¿Podría decirme su nombre? Digo para no estar llamándola señorita a cada rato
¿O es señora?- pregunté con una sonrisa quitando el hecho de que la última
pregunta estaba demás por ahora.
Oh, no,
señorita. Y por favor llámeme Bella.
Muy bien
Bella, yo soy el jefe de este despacho y mi nombre es Jacob, Jacob Black. Ahora
cuénteme que le hizo venir aquí, me comentó algo sobre acoso ¿Es cierto?- ella
sintió- Bien reláteme todo lo sucedido por favor.
Ella tomó una
fuerte bocanada de aire antes de comenzar.
Bien, todo
comenzó hace unos…
Y me contó.
Vaya si me contó.
No cabe duda
de que la policía había sido una inepta y negligente ¡Ni siquiera le tomaron
una queja o declaración!
Mmm… De
acuerdo ¿Eso es todo?- ella asintió y me miró con una mirada que decía a las
claras “¿Qué? ¿Quiere más?” so sólo me hizo sonreír- Bien, lo primero será ir a
la policía a que le tomen una declaración de lo sucedido para que todo quede
asentado. No se preocupe –dije al ver su cara- yo la acompañaré para que
definitivamente la tomen en serio esta vez. Además, ahora tiene pruebas más tangibles-
agregué ya que aún se la notaba un poco desconfiada. De verdad que le habían
dado una pésima impresión en aquella comisaría, pensé-. Lo segundo será
contratar a un buen detective para que investigue posibles sospechosos y las
futuras pruebas que reciba y las que haya guardado- ella sólo asintió y noté
que lo más probable era que ella ya hubiese pensado en ello también-. Y lo
tercero- continué- ¿Tiene alguna remota idea de quien pueda llegar a estar
detrás de esto? ¿Algún enamorado no correspondido o abandonado? Las rosas
reflejan claramente algo sentimental y romántico hacia usted.
La observé
sonrojarse otra vez.
Bueno. La
verdad es que no tengo idea de quién pudiera llegar a ser. No tengo pareja
estable desde que corté con mi novio de secundaria a los dieciocho años. Luego
sólo fueron salidas o encuentros ocasionales. Además ninguno de ellos tuvo
acceso a mi departamento, ni mucho menos a mi lugar de trabajo. Respeto mucho
mis espacios de intimidad.
Bien ¿Puede
quizás algún compañero de trabajo? ¿Algún vecino algo extraño? ¿Ha notado algún
movimiento algo, por mínimo que parezca, sospechoso?
Ella sólo
sonrió tristemente antes de contestar.
Trabajo sola.
Soy doctora y la única compañía es mi secretaria y recepcionista. En mi
departamento nunca veo a nadie. Creo que en tres años que vivo ahí sólo cruce
un total de cincuenta palabras y tan sólo con el conserje.
Esto estaba
quedando bastante cerrado… Y complicado.
De acuerdo- no
sé qué cara habré puesto pero ella sonrió aún más.
Carajo. Tenía
algo, eso era absolutamente innegable. No sabría decir qué, pero
definitivamente tenía algo.
Se veía que
era alguien acostumbrada al control, a arreglar sus problemas.
Era directa y
se veía fuerte, pero de pronto era tímida y se sonrojaba- vaya uno a saber por
qué-. Era toda una fascinante contradicción. Era linda, eso era obvio para
cualquiera con vista. No era de las que te hacían parar en la calle y decir
“WOW” , no, era más que eso. Su simpleza, su belleza iba más allá de algo tan
banal y superficial. Esos grandes y expresivos ojos marrones te hundían
lentamente en las profundidades de su alma y al parecer, no había viaje de
retorno al haber estado allí.
Hacía ya tanto
tiempo que no me atraía una mujer que esto me estaba poniendo nervioso. Yo
simplemente quería, necesitaba atribuirlo a algo más, no sé, a cualquier otra
cosa. Pero no podía, la atracción que sentía hacia ella era algo innegable.
Quizás…
No.
Primero que
ella no podría ser y segundo que yo no quiero tener nada que ver con la
elección en todo aquello ¡Maldito cerebro por siquiera considerarlo! No me voy
a involucrar en eso.
Seguí pensando
mientras miraba lo que había escrito sobre el caso. Tratando inútilmente de
distraerme con algo que me alejara de aquella línea de pensamientos. No
funcionó.
Sentía su
mirada fija en mi rostro y eso sólo me desconcentraba más y más.
Cuando al fin
me decidí a levantar la cabeza, trabé mi mirada en la de ella. Sentí que algo
se quebró en mí, una barrera, una decisión, una opción. No sabría decir qué,
pero ahí estaba.
Nos mantuvimos
así durante un tiempo en el que ninguno de los dos siquiera pestañeó.
Al final, un
poco de lógica- junto con algo de irrigación sanguínea- llegaron a mi mente
para al fin lograr despejarme y actuar. Mientras me ponía de pie vi que ella
sacudía la cabeza como para despejarse también. Eso me gustó, al menos no fui
el único aturdido.
Necesitaré un
número donde ubicarla y el nombre y número del detective en cuanto lo contrate.
Lo cierto es que un abogado sin un culpable es algo innecesario, pero preferiría
seguir paso a paso su caso si no le importa.
Sí, sí, claro…
Pero…- esperé- Disculpe pero no hemos hablado nada de sus honorarios, no sobre
a quién le asignará el caso, además yo…
Cierto. Los
honorarios, si le parece bien, lo hablaremos en detalle en cuanto tengamos algo
más de información, lo mismo con la reasignación del caso. Aunque creo que de
todas formas este me lo quedaré yo- eso la sorprendió, carajo a mí me
sorprendió-. Por lo demás no se haga más problema, yo la ayudaré- y lo decía en
serio. Esta joven había despertado mi instinto de protección. Un instinto que
llevaba ya mucho tiempo muerto con las mujeres.
Sacudí la
cabeza ante esos pensamientos tan desagradables y continué.
Si quiere
puedo recomendarle un detective que conozco. Sobra decir que es muy bueno en lo
que hace y que tengo plena confianza en sus capacidades.
Sí por favor.
Gracias. Gracias por todo de verdad señor Black.
No hay por
qué. Y por favor dime Jacob. Ahora vamos. Te acompañaré a la delegación, tengo
algunos amigos allí así que esta vez la van a tomar en serio.
Después de
comportarme como su héroe particular llevándola a la delegación, volvimos a mi
edificio para que ella pudiera recoger su auto.
Y si se
preguntan si esto se podría poner aún más raro. La respuesta es sí.
Cuando la dejé
bajar del auto y vi como se montaba al suyo para luego arrancar e irse, la
sensación de pérdida que me embargó fue absolutamente desconcertante.
Al parecer
Isabella Swan Había venido para quedarse.
Etiquetas:
El Problema de mi Sexóloga
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario