3 de enero de 2012

El Problema de mi sexóloga... Cap 23


Disclaimer: Como siempre, los personajes son de S. M., yo sólo juego con ellos.

**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O NO TE GUSTA LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad abierta).*
--------------------------Este fic tendrá MENNAGE hetero- bi y homosexual.-------------------------------

 “Animales”

EPOV.:

Decir que no me había quedado de piedra con lo que nos había dicho sería sin lugar a dudas una de las mayores blasfemias que se podrían decir, o tan siquiera pensar.
¡Por Dios! ¿Cuánto dolor había tenido que soportar esta mujer? ¿Por qué ella?

No obstante, con la jodida experiencia con el tal Félix, y a eso añadirle que estaba sola. O sea, verdaderamente sola, porque sin dudas una cosa es decir “estoy sola”― aun sabiendo que en tan solo un pedido de ayuda tendrá familia o amigos detrás de sí para apoyarte, y otra muy distinta es “ella”… Ella, quien por miedo a perderlos, a querer, simplemente se había ahorrado el proceso de dolor evitándolo. No. Esto no solo era por su dis’ que “condición” de ninfómana. No, esa era su propia su propia autoexcusa para mantenerse a salvo, como dije, a salvo de querer, de confiar, y en consecuencia… de sufrir por ello.
Esto no solo se basaba en “Soy ninfómana, no puedo amar…”. No. Esto era mucho más. Entonces… entonces, y aunque parezca estúpido, fue cuando comprendí la importancia, la magnitud de la oportunidad que nos había brindado. Ella se nos estaba confiando… Con todo lo que tenía, poco o mucho, nadie sabría debería juzgar eso… Ella se nos estaba confiando con todo lo que era.
Joder, sé que sonará cursi, pero… Tenía la sensación, la certeza más bien de que con cada palabra, con cada hecho que ocurría con ella una fibra de mi ser se apegaba más y más. Sí, lo sabía, no lo diría ahora ya que no era el momento, pero al menos estaba conforme de que lo sabía.
Me estaba enamorando de ella ¡Y de que forma!
No es por comparar pero con Jake todo fue demasiado distinto. Con él simplemente todo se había ido dando paulatinamente, cada roce, palabra o mirada marcaba algo en nosotros. Fue un proceso largo de hecho. Un proceso de aceptación. Créanme, aceptar que tenías sentimientos y pensamientos no considerados normales para con tu amigo no era fácil de asimilar y mucho menos cuando ambos nos habíamos apoyado tantas veces el uno al otro en un desengaño amoroso… Con una mujer. No. Sin lugar a dudas no fue fácil para ninguno de los dos. Pero, al fin, nos aceptamos, nos confrontamos… Y nos jugamos al todo por el todo a nosotros. Y con ella…
Con ella la vorágine de sentimientos nunca cesaba. Prácticamente desde que la conocí todo era adrenalina, emoción, pasión. Ella era como la pólvora cerca del fuego y a la vez como un imán, un imán para los problemas― sonreí― de todo tipo.
Verla esbozar en aquel delicado rostro aquella sonrisa rota al terminar de narrar con simpleza lo ocurrido a sus padres fue demasiado.
Quería. Necesitaba consolarla, necesitaba protegerla, de todo, de todos. Era una especie de compulsión que nacía desde el mismo centro de mi pecho, algo loco e irracional, pero totalmente desmedido, potente y devastador. Me sentí momentáneamente perdido… perdido en ella. Fue tanto de todo que no controlé lo que hacía. De pronto comencé a ver todo como en tercera persona, raro es jodidamente poco.
Me vi tomarla y besarla, sentarla en mi regazo. Me vi besarla y la vi rendirse, rendirse a mí sin límites ni objeciones.
Volví en mí solo al momento exacto en el que comencé a devorar su boca sin reservas ni contemplaciones.
Quizás no pudiera leer su mente― y no es que lo quisiera en verdad. La mente femenina es un complejo fondo de secretos que si duda no conviene saber―. Quizás no pudiera saber con exactitud cada palabra que cruzaba por su mente, pero tan seguro como que me llamaba Edward Cullen que sí sabía con total y plena exactitud lo que su cuerpo de sirena cantaba para mí. Hoy, quizás solo por hoy, ahora, ella necesitaba ceder el control de su vida tanto como respirar, aquel que con tanto ahínco había mantenido y regido en toda su vida. Y se lo daría. Estaba completamente dispuesto a darle exactamente cualquier cosa que necesitara, cualquier cosa con tal de que ella fuera completamente libre… Incluso de sus propias cadenas, incluso de sí misma.
Saqueé su húmeda boca con intensidad, con seguridad. Exigiendo y dando por igual.
Mis manos tensas y expectantes pero aun así quietas en su muslo y espalda, apretando de vez en cuando tan sólo ligera e inconscientemente. Al menos eso fue hasta que ambos notamos a Jake detrás de ella, impregnándonos a ambos con su calor.
El comenzó a masajear sus hombros, logrando que ella se relajase casi de inmediato y luego procedió a besar su cuello.
Era fascinante ver como ella se hacía mantequilla derretida ante nosotros, era fascinante verlos. No me resistí.
Llevé una de mis manos a sus pechos y los apreté firmemente hasta tirar de su pequeño y erecto pezón consiguiendo como respuesta un maravilloso gemido naciente de lo más profundo de su garganta.
¡Maldita sea! No aguanté más. La tomé al estilo novia y me paré con ella encima mientras Bella se aferraba a mí con fuerza.
La urgencia creció dentro de mí de manera catastrófica ¡Y lo único que quería de pronto era cogerla como un puto animal! Lo miré a Jake, y ¡Gracias a Dios que entendió!
Él se acercó a mí y tomó mi rostro en sus ardientes manos.
Me besó. Me besó con fogosidad y hambre.
El hecho de que Bella estuviese observado todo solo lo hacía mejor. Gemí en su boca y él en respuesta dirigió sus manos a mi cabello, sabiendo que eso me encendía y me calmaba a la vez. Lo de calmarme no funcionó, no esta vez, y tan solo por el hecho simple hecho de que al mismo tiempo sentí una pequeña mano comenzar a abrir los botones de mi camisa ¡JODER! Ella movió sus piernas para deslizarse hasta ponerse de pie entre nosotros. Suavemente comenzó a besarme el cuello, el pecho, y cualquier lugar que quedara a su disponibilidad tras soltar más y más botones… Hasta que llegó al de mis pantalones, y los desabrochó. Yo me alejé.
―¿Qué…? Su rostro reflejó su confusión.― Lo lamento, pensé que…
―No Bella, no es tu culpa ni nada, es solo que… Es que… Ed… Bueno, él a veces…― quiso explicarle Jake.
―Es que a veces me caliento tanto que termino cogiendo como un animal y, lo siento, pero no quiero lastimarte ni nada, no quiero… No quiero arruinarlo― dije susurrando al final.
Ella se limitó a enarcar una ceja.
No tenía idea de que fue lo que cruzó por su mente, pero de pronto se acercó más a mí con paso felino.
―Si piensas por un segundo que te dejaré esconder esta parte de ti estás por demás muuuuy equivocado― dijo sonriendo― ¿Olvidas que soy sexóloga… o ninfómana? Sé demasiado bien lo que son los bajos instintos, la necesidad imperativa de coger como un maldito animal, el impulso de tomar, poseer a cualquier costo o precio. Ustedes pidieron una oportunidad y yo se las di, no me escondas esa parte primitiva de ti. Ahora soy tuya, suya, tómenme, tómame, te aseguro que no me harás nada que no quiera― concluyó ella abrazándome con su mirada mientras, lentamente, y bajo mi atenta mirada, alzaba su mano y la llevaba de manera tortuosa hacia mi muy pronunciado bulto. Delicioso. Jodidamente delicioso. Su toque, su simple roce provocaba que mis nervios, mis músculos, cada átomo y célula de mi cuerpo clamaran por ella, por ellos, los dos, siempre los dos… Juntos.
El deseo creció.
Su mano comenzó a moverse por sobre la tela y yo me dediqué a disfrutar de su toque dejándome ir, sintiendo claramente como mis defensas contra ella se desvanecían. Ella estaba en total dominio de mí. Con un gruñido que nació desde lo más hondo de mi ser decidí llevar esto a mi terreno, a mi modo. Necesitaba tomarla… YA.
En un rápido movimiento alcé las manos a su cintura y la giré, golpeando duramente su espalda en mi pecho y su culo en mi polla, la cuál estaba dolorosamente rígida, al punto de que el más ligero roce me provocaba placer con ligero y exquisito dolor.
Sin siquiera pensar en mis actos, sin análisis estorbosos de por medio fue que la empujé contra la mesa en la que hace escasos minutos habíamos estado cenando y en la cual ahora, por suerte, estaba despejada.
Ella jadeó fuerte ante los bruscos movimientos, lejos de estar asustada se la veía claramente excitada.
La enredé colocándome detrás, inundándola con mi calor corporal, mientras mis manos iban soltando los botones de su fina camisa de seda lentamente uno a uno, rozando con los nudillos la piel que iba quedando expuesta.
Al llegar al último botón, la abrí de golpe y se la quité… Oh, pero hoy no sería suave.
Tomando la camisa la enrollé en sí misma aprovechando que Jake estaba bajando el cierre de su falda mientras se encargaba de besarla a conciencia. Tomando fuertemente sus brazos los junté detrás y los até.
Ella se zafó del beso e intentó tirar de sus manos.
―¿Pero qué…?
―Shhh… Tranquila gatita― le susurré tomándola de los hombros. Jake se colocó delante.
―Mmm… Verte así muñeca. Me dan ganas de comerte toda hermosa― murmuró él. Mierda.
Una muy caliente visión vino a instalarse en mi cabeza. En las dos.
―Jake…― le miré y él entendió asintiendo.
―De acuerdo gatita, hoy verás a nuestros animales sueltos, veremos si puedes domarlos ¿Quieres?― ella gimió por lo que presioné un poco más― ¿Quieres?
―¡SÍ!― gritó al fin.
―Muy bien, ahora harás todo lo que se te diga sin cuestionar ni opinar nada ¿Ok?― ella asintió―. Perfecto. Recuesta tu pecho sobre la mesa y separa bien las piernas― vi como comenzó  a remover sus zapatos por lo que detuve a tiempo―. No. Los zapatos se quedan.
Pasé mi mano presionando en su espalda, masajeando, arañando…
―Mmm… Creo que estás chorreando gatita― dije luego de pasar un dedo sorpresivamente por sus pliegues.
Ella gimió y yo desabroché el botón de su pantalón.
―Cierra los ojos― susurré aun masajeando su espalda baja y un poco de sus nalgas. Disfrutando del calor que irradiaba su piel.
Observé como Jacob se iba hacia el otro lado de la mesa. Perfecto.
En una pareja ‘normal’, o sea de dos, ya fueran hetero u homosexuales las posibilidades e innovaciones era varias. En un mennage, o trío… Bien, solo digamos que las posibilidades eran prácticamente… infinitas.
Pude ver como Jacob observaba entre caliente y expectante, y me sentí poderoso, hoy estaba al mando.
Aprovechando el intervalo bajé mi bragueta.
Sentí el cuerpo de Bella estremecerse ante mi toque. Bien.
―Relájate gatita… Y disfruta… Porque esto será largo― ronroneé cerca de su oído mientras apoyaba mi pecho en su espalda y enterraba una vez más mi miembro hambriento entre la tentadora raja de su culo. Sí, de un movimiento me había bajado los pantalones junto con los boxers que llevaba. Me separé de un salto completamente hasta quedar firme parado detrás, incrementando las ganas de comenzar de todos en la habitación. Sabía exactamente que era lo que quería primero. Comerla… y verla a ella comiendo al mismo tiempo el delicioso miembro de Jake. Con un cabeceo, que él comprendió a la perfección, le indiqué que comenzara.
―No abras los ojos pequeña, o tendrás un castigo― le avisé mientras veía al mástil de Jake aparecer por entre la estorbosa ropa.
Mierda. Si por mí fuera nos la pasaríamos desnudos y cogiendo como conejos en celo.
―Delante de ti acaba de aparecer la exquisita polla de nuestro Jake… Cómetela. Hazlo rico y luego obtendrás tu premio― gemido.
Mis manos acariciaron mi dureza mientras veía como él acercaba su gran y rígida polla a la pequeña y delicada boca de Bella ¡Joder! ¡Era una imagen condenadamente caliente!
De forma suave él fue acercándose a sus labios hasta que sus húmedos labios, recientemente relamidos, hasta que su ya húmedo glande tocó tiernamente su carne deseable. Bella se agitó ante la sorpresiva sensación.
―Cómesela a Jake gatita, cómesela rico― le dije con la voz ronca de deseo viendo el efecto que aquellas sucias palabras causaban en ella.
Bella gimió y abrió apenas su boca, momento que Jake aprovechó para sujetar su cabeza y comenzar a introducir su miembro en ella… Exquisito. Jacob no le dio opción, lenta pero persistentemente hizo que tomara más y más de sí hasta que tan sólo quedaban unos míseros centímetros de tallo a la vista. Mierda. Bella le estaba haciendo una garganta profunda como toda una profesional ¡Y sin manos! Arrggg.
Ambos cogieron prontamente el ritmo mientras yo me hallaba completamente fascinado, observándolos.
Finalmente mi pene dio un brinco de absoluta e imperiosa necesidad cuando escuché un ‘plop’ viniendo de ellos ¡Joder!
―Arrggg… Bella, sí, así, sigue… Me encanta muñeca, joder― decía él agarrando fuerte su melena mientras cogía firmemente su boca y levantaba la cabeza en señal de puro, total y divino éxtasis.―Joder Bella, parece que seguías con hambre ¿Verdad gatita?― dije mientras pellizcaba brevemente su hinchado clítoris con mis dedos.
Ella gritó aun con aquel henchido y rosado gran glande en su boca.
―Mmm… Creo que yo también tengo hambre…― susurré antes de hincarme e introducir de una mi lengua en ella mientras  mis manos separaban sus mojados pliegues para obtener un acceso más fácilmente.
Sus piernas aprisionaron mi rostro al momento en el que un fuerte estremecimiento le recorrió todo el cuerpo.
Me acomodé mejor entre sus piernas para obtener todo de ella desde un ángulo más profundo, y comencé a devorarla gustosamente, amando sin dudas cada rincón de su gloriosa feminidad. Los sonidos provenientes de ambas succiones conformaban una ujuriosa sinfonía que hacía eco cual coro de ángeles en mis embotados oídos. Ruidos de succiones, lamidas, gemidos de placer, todo era un conjunto que nublaba mi raciocinio.
―Ed… No… No aguanto más… Jo… der― dijo Jake entrecortadamente una vez más.
―Córrete en ella amor, hazlo… Quiero verlos― le dije―… Cómesela gatita, vacíalo.
Las paredes de bella se apretaron contra mi lengua mientras un gemido colectivo estallaba en el lugar, llevándonos a la cúspide. Un lametón más, y Bella acabó con fuertes convulsiones azotando su delicado, sudado y sonrosado cuerpo, casi atragantándose cuando Jacob con un gruñido verdaderamente animal, se corrió en su linda boca. Yo no acabé, pero eso no quería decir que no había disfrutado de la cumbre del momento, alargando el gozo.
No esperé más.
Necesitaba tomarla, ahora, cuando aun sus paredes se contraían por los residuos del gran clímax experimentado.
Me paré de un salto, y así, sin más, me introduje en ella de una estocada firme y certera. MIERDA… Estaba… tan… jodidamente… estrecha…, gruñí porque aquello era lo único que podía hacer en aquel momento.
Bella gimió fuerte aun estando medio desmadejada sobre la mesa y su centro apretándome aun más, si cabe. Siseé ante la sensación.
Me retiré de manera lenta, casi tortuosa, causando que ella se removiera inquieta ante las sensaciones que la traspasaban.
Mis bolas estaban completamente tensas y duras, anhelantes de una más que pronta liberación.
―Ok, gatita… Ahora, lo bueno… Este hermoso coñito húmedo me ha dejado más que bien lubricado y mojado para tomar hasta mi empuñadura tu precioso y tentador culito, así que relájate, y tómame― dije entrando  saliendo de una de su interior y redireccionándolo inmediatamente hacia mi nuevo destino, llevando mi punta al pequeño y fruncido agujero de su ano. Siseé, gruñí, maldecí, y gemí ante el calor y el apriete abrasador que sentí al ir entrando en ella ¡JODER! ¡Era aun más condenadamente rico de lo que recordaba! El tan solo pensar en el recuerdo de lo de ayer me ponía a mil. Mi falo se agitó en respuesta en su interior.
―Mmm… Hermoso― sentí decir en mi oído mientras comenzaba a moverme.
Jake.
Al estar tan puñeteramente concentrado en penetrar aquel pequeño y deseable agujero, no me había percatado de que Jacob se había movido hasta llegar a colocarse detrás de mí. Sin dejar de moverme mi cuerpo se estremeció ante la expectativa e incertidumbre de que es lo que él haría a continuación. Anhelando, sintiendo, deseando, esperando…
―Shhh…― susurró en mi oído con suavidad mientras me acariciaba la nuca con los dedos.
Sin querer, o mejor dicho, sin ser realmente consciente, ralenticé mis movimientos.
―Sí, voy a coger ese precioso culito tuyo mientras tú al mismo tiempo la tomas a ella. Tú nos cogerás a ambos y yo disfrutaré viéndote… Y sintiéndote, sintiéndolos.
Quise lloriquear de puro placer ¡í! Yo quería eso!
Él tomó posición encerrando mis piernas entre las suyas y empujando luego mi pecho sobre la espalda de Bella, quien escuchaba pero no opinaba, alerta ante los cambios efectuados. Me incliné lo justo para que pudiera estar cómodo y doliera lo menos posible, aunque en realidad eso no me importara demasiado… Estaba muy, MUY caliente.
Su punta presionó mi entrada, y las sensaciones se amplificaron en una escalofriante magnitud.
Con una estocada se hundió en mí… Y por ende, yo en ella.
Los tres alzamos nuestras voces en un sonoro y ronco gemido, absortos en las sensaciones que nos embargaban.
―Muévete tú bebé― me dijo Jake saliendo de mí hasta dejar tan solo lo mejor de su punta dentro de mí. Se sentía duro, muy duro.
Su salida dejó una sensación de vacío en mí que no pude ni quise contener, así que salí de Bella y me llené de él… Arrgg ¡NO! ¡Los quería a ambos!
Comencé un vaivén frenético entrando y saliendo de bella, succionando y soltando a Jake.
―Mmm… Joder… Bebé… Tan rico, siempre― siseó Jake mientras me tomaba de los hombros para permanecer estático en su lugar y poder así empuñarme hasta sentir sus bolas rozar las mías.
―Ahhh… ¡Sí! ¡Sí! ¡Más, más!― gritó Bella removiéndose inquieta en la mesa, aun con sus brazos enlazados por detrás―. Ed… Ed… Voy a…
Sentí los músculos de su ano comenzar a contraerse a mi alrededor una vez más, pero esta vez a crescendo ¡Mierda! ¡Me iba a ordeñar!
―Ed… Yo…― gruñó Jake. Mierda. Carajo. Joder.
―Sí― grité ahogadamente―, vénganse… Ven… gan… ce… Con… Arrgg… migo― dije entre entrada y salida.
Alcé una de mis manos de la cadera de Bella y la llevé´ directamente a pellizcar su sensibilizado pezón, el cual se había puesto endemoniadamente rígido. Demasiado. No me detuve, a pesar de sentirla temblar y jadear. Moví mi mano al escuchar esos magníficos sonidos salir de ella y sin dejar de moverla, la deposité justo sobre su punto máximo de placer y tensión.
Tan sólo un roce con un pequeño apretón fue todo lo que se necesitó para crear un enorme y devastador orgasmo masivo en cadena.
Al apretar su necesitado clítoris la sobrestimulación fue demasiado, por lo que sus paredes me exprimieron casi dolorosamente llevándome así a lo más alto del placer/dolor. Gruñí, y hasta creo que grité al sentir los típicos estremecimientos recorrer mi cuerpo y sin dejar de moverme aun, aprovechando al máximo aquella maravillosa sensación. Y todo esto dió como resultado que un más que caliente Jacob me llenara hasta la médula descargándose con fuerza implacable en mí.
Todo esto duró lo que parecieron ser horas.
Jacob cayó desplomado encima de mí para luego hacerse un lado y terminar recostándose en el frío piso de mármol negro. Yo simplemente me dejé caer sobre bella, juntando tan solo las fuerzas necesarias para darle a ella un ligero beso en el cuello. Y, no me pregunten como, pero aun sintiéndome desfallecer logré hacer que mis brazos funcionaran lo justo para erguirme un poco y desatar el simple nudo de sus seguramente adoloridas muñecas. Bella gimió. Síp, le dolían. Y yo ya no pude más.
Me dejé deslizar hasta el suelo dejándome caer libremente al lado de mi Jake. Bella no tardó en unírsenos.
Todos estábamos por demás cansados, sudados, adoloridos… Pero por sobre todo… Asumiendo los sentimientos que iban despertando en nosotros el uno por el otro.
Esto… Sería interesante, llegué a pensar ligeramente antes de que un hermoso sueño reparador nublara mi muy, muuuy cansado cerebro.
Bueno, al menos eso fue hasta que aquel molesto sonido nos sobresaltó.

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