17 de octubre de 2013

TIEMPO DE MAGIA... CAPÍTULO 8

DISCLAIMER
Los personajes pertenecen a JK Rowling y a GLEE. Solo la trama es de mi autoría.

ADVERTENCIAS 
Este fic surge a partir del capítulo 17 de la cuarta temporada de GLEE y no cumple con el epílogo final de HP y las reliquias de la muerte así que considérense advertidos si hay spoilers o lo que sea.





N/A: La canción que aparecerá nombrada casi al final es la de Figured You Out de Nickelback (por si la quieren poner ;) )
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'Esto era ridículo. Absurda y totalmente ridículo' -se decía una y otra vez mientras se limitaba a estar allí, de pie, frente a esa puerta una vez más pero ahora con la plena consciencia de que todo estaba a punto de cambiar.

Suspirando reunió desde lo profundo de su mente los momentos que habían compartido en aquella noche apasionada y aquellos momentos tan 'desconcertantemente' tiernos -y hasta se diría para nada correspondientes al polvo casual-, del día después junto al hombre tan arrebatadoramente guapo que le había nublado los sentidos con ese sexy acento británico, su humor medio burlesco y sarcástico, su propia inteligencia y charla encantadora, en definitiva, todo el conjunto de hombre... antes de también desentrañar aquellos recuerdos que casi constantemente trataba de lapidar a cal y cemento. Recordando y volviendo a sentir como si fuera que le pasara en ese preciso instante, toda la soledad que había sentido antes de ese encuentro, tan extraño pero significativo, junto con las dolorosas noches de llanto y todo el dolor que aquella simple traición de quien había ilusamente creído 'para siempre' le había provocado. Fue con todas ellas que él pudo al fin reunir el valor suficiente para enderezar -una vez más- su perfecta camisa de seda azul hielo y luego extender el brazo para llamar de una buena vez a la puerta frente a sí con tan solo dos simples pero firmes toques de sus nudillos; pensando en todo momento que, por más que lo negara, él en verdad necesitaba tanto o más esto que el propio moreno.

Porque para él era, ciertamente, una necesidad y tan solo esperaba que él pudiera...

El pensamiento quedó varado a la mitad cuando delante de él se extendió la imagen de la perfección en persona.

Oh, por Gaga...

Si su boca seca ante la mirada de lujuria del hermoso espécimen masculino frente a él era una indicación, él podía gratamente relajarse y solo dejarse llevar a los placeres de la noche que esas gemas peligrosamente verdes prometían para él.

Sin dudas esa mirada había sido una importante alza a su muy pisoteada autoestima y valía.

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Había pasado poco más de una semana desde que había sucedido aquella loca noche pasional con el hermoso británico y se sorprendía a sí mismo pensando cada vez más y más en éste... y luego y hasta sin quererlo, aún más y más en su oferta.

Tentado. Demasiado tentado como para eludirla. demasiado tentado como para obviarla. Mucho menos olvidarla.

Después de que se había ido del piso aquel día ellos no habían quedado en nada realmente. Nada concreto al menos. Un muy buen y prolongado beso de despedida y un ligero 'Nos vemos' cargado de dudas y quizás un poco de esperanzas fue todo lo que tuvieron por final.

Un simple final casual se diría...

Pero no quedó ahí.

Kurt fue el primero en ceder sabiendo que en aquellos momentos la pelota estaba en su tejado -por así decirlo-. En aquellos momentos le correspondía a él hacer el próximo movimiento y, por alguna extraña e incomprensible razón, él no estaba para nada contento con tan solo dejarlo ahí y dejarse convertir en un lindo recuerdo.

Él no quería que el moreno le olvidase.

Solo... NO.

No habían hablado para nada sobre si habría algún tipo de plazo como para que él respondiera a su oferta por sí o por no pero Kurt asumió que sencillamente sería hasta darse cuenta de que el interés caducó por falta de la misma o el ir a por una simple proposición. Eran hombres después de todo y no iban a ir con todo el histeriqueo que solía afectar a las mujeres.

Así que, apenas un día después, él envió un texto muy impersonal y sencillo como para solo dejar asentado de que él no se había olvidado.

Extraño.

Aún más extraño fue el hecho de que él no había dicho una palabra de aquello a las chicas -lo cual fue en verdad toda una hazaña teniendo en cuenta que casi lo despellejaron vivo nada más entrar al piso, demandando de una manera muy aterradora todo lo sucedido y reclamándole bastante vivamente el que hubiera sido tan desconsiderado al no llamarles y bla bla bla-. Kurt ciertamente se desconectó después de la primera media hora en la que ya había dicho lo esencial del asunto. Él realmente no era una persona de andar cotilleando su vida privada así que lo dejó caer como solo un fugaz encuentro casual de una noche.

Un encuentro muy muy muy caliente -añadía siempre para sí con casi siempre el mismo estremecimiento y las mismas reacciones hacia el pensamiento en su traicionero cuerpo.

Sin embargo las chicas al parecer habían quedado conformes y bastante contentas con el hecho de que él parecía comenzar a salir de aquel caparazón en el que se había ido encerrando cada vez más y más después del fiasco de lo de Blaine. No muy contentas con la falta de sucios y demasiado gráficos y literales detalles pero eso ya era su propio problema. De Santana sobre todo.

Aquel mini texto que él planeó como impersonal fue de pronto solo el preludio de un comienzo de largas charlas tanto por mensajes de texto, mails o incluso alguna que otra llamada aleatoria.

Jamás ninguno de ellos mencionó un sí o un no, un ¿aceptas o no? pero sí hubo a veces pequeñas indirectas veladas que se podían leer entre líneas de ambas partes, como así también líneas y fraseos que eran de obvio ligue o que iban claramente por el doble sentido. Y, cosa rara, a él le encantaba, le mantenían a la expectativa de cuando surgiría una nueva mientras todo lo demás era como hablar con un conocido más.

Un giro extraño.

Las dudas de Kurt al respecto sobre si seguir a por ello o no fueron cada vez menos y menos hasta que, la única verdaderamente válida y la más importante quedó como barrera.

Él no quería terminar enamorándose del otro.

Él no quería sufrir un nuevo desamor y menos aún cuando ya había sido advertido al respecto. Pero él se conocía, y el moreno crecía en él más y más a cada día que pasaba y a cada charla que terminaban.

Pero el día en el que se decidió llegó de la manera más inimaginable posible.

Celos. ÉL sintió CELOS.

No fue nada del otro mundo, solo una llamada nocturna en un momento en el que el rubio había querido escuchar su voz antes de dormir como había hecho el propio moreno apenas dos días antes. Cosa rara porque por lo general era el más joven quien iniciaba todas las pláticas. Bueno, no tan rara ya que entendía que el moreno le estaba dejando llevar las cosas a su ritmo. Y le encantaba... hasta esa noche.

Había estado esperando que atendiera disfrutando del sonido sugestivo y casi erótico de un vicioso tema de rock medio heavy que el moreno había usado como tono de espera, un tema que lo hizo hasta sonrojar ligeramente al pasar de las frases mientras se preguntaba como demonios Harry podría permitirse poner semejante backtone en su móvil cuando seguramente no eran solo ligues sino también conocidos, familiares y hasta algún que otro compañero de trabajo quienes llamaran al mismo... cuando el ruido al ser atendido lo desconcertó por completo.

Solo un segundo le tomó a su cerebro conectar aquello que se escuchaba raro. Había salido.

El moreno había salido de nuevo justo una semana después de haber quedado con él y su imaginación para nada puritana había volado ante las posibilidades.

La charla había sido tensa de su parte pero notó entre molesto y fascinado que el hombre se mostraba completamente relajado aún intercalando charlas ocasionales o saludos cordiales con gente al pasar.

Según le había contado el otro se trataba de una reunión de celebración por la firma de un negocio pero... eso solo hizo que el rubio frunciera aún más el ceño al descubrir que, de alguna manera, si él ya hubiese aceptado ahora estaría allí con él en lugar de quedarse con su pijama de seda fría con su almohada 'Brian' como compañía.

Eso no lo hizo sentir mejor. Para nada. Nop, nada de nada.

Sutilmente el moreno le había dado a entender que estaba solo esa noche pero, la cruda verdad era que el rubio se había estampado de frente con la realidad de que él ciertamente no tenía ningún derecho a quejarse con el otro ya que no eran nada. Ni siquiera el ligue que el otro quería.

Y él era posesivo. Siempre lo había sido.

Y ahora se sentía posesivo del moreno.

Que Prada lo ayudara, pero de pronto lo que él más quería era correr a aceptar esa dichosa oferta y al diablo con las consecuencias.

Pero se detuvo.

Él se tomó dos días más, controlándose al máximo de hablar lo mínimo con el británico, para poder pensar bien antes de lanzarse.

Sopesó los pros y los contras dándose cuenta de que en el transcurso del tiempo ya casi no había contras más que aquel fundamental pero, en cierto punto tampoco le era ya válido puesto que él ya se preocupaba por el otro hombre -como había tan cruelmente descubierto entonces-.

Y se decidió.

Que Dior le ayudase porque él se había decidido.

Él aceptaría.

Y que fuera lo que debiera de ser.

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Sí, eso es lo que había pensado, pero ciertamente en esos momentos él ya podía comenzar a ver muchas más ventajas de las que hubiera pensado antes.

Con una sonrisa ladeada él dio el tan esperado paso adelante sintiendo como el vello de su nuca se erizaba al sentir el demasiado sonoro 'click' de la puerta cerrarse tras de sí... y la poderosa presencia fija y ya perfectamente moldeada a su espalda del hombre tras de sí.

—No sabes lo mucho que he esperado esto Kurt. Lo mucho que quería que volvieses —dijo el moreno con un lujurioso ronroneo soplando en la parte más sensible y desgraciadamente desnuda de su cuello mientras sus enormes manos morenas se fijaban a sus caderas estrechas impecablemente enfundadas en un rico pantalón de satén negro—. No tienes idea de lo mucho que he querido que aceptes hermoso... Y ahora que te tengo aquí —las manos apretaron antes de hacer su camino hacia arriba por los lados subiendo apenas el borde de la camiseta de lycra que se pegaba a su torso, solo lo suficiente para que el joven pudiera sentir las suaves yemas apenas rozando su sensible piel cremosa—... Ahora que te tengo —un beso húmedo en la nuca le hizo jadear—... creo que es mi deber demostrarte cuan, realmente agradecido estoy ¿no lo crees así... Kurt?

Oh sí, él quería todo lo que Harry pudiera darle. Él quería todo y más ya que quería olvidar toda la mierda de semana -o al menos los dos últimos días que había tenido- e incluso toda su mierda anterior. Y quería también volver a sentirlo a él. Volver a sentir su piel, su calor. Volver a sentir sus movimientos ondulantes fluyendo sobre él... Y sobre todo, volver a sentir su carne hundiéndose hondo en él, raeclamándolo. Jodiéndolo. Follándolo. Y, en cierta manera, hasta queriéndolo.

Oh Dior... él estaba tan jodido.

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