26 de septiembre de 2011
El problema de mi sexóloga... CAP 13
Disclaimer: Como siempre, los
personajes son de S. M., yo sólo juego con ellos.
**NOTA IMPORTANTE: ESTA
HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O NO TE GUSTA
LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad abierta).*
--------------------------Este
fic tendrá MENNAGE hetero- bi y homosexual.---------------------------------
JPOV.:
-Edward ¿Qué…?- comencé a decir. No
entendía nada.
-Jake ¿Tú conoces a…?- me preguntó Bella
alegremente.
-Bella- dijo
Edward con voz muy grave y contenida.
Ella volteó a
verlo a los ojos y vi cómo sus miradas decían todas las palabras que estaban
siendo acalladas. Fue algo “raro” de presenciar. Y a la vez más que
esclarecedor. Demasiado.
El rostro de
Bella comenzó a cambiar mostrando un desfile de emociones que no eran para nada
felices. Aparentemente ella sabía de la pareja de Ed, o sea de mí, pero no
sabía que era yo ¡HUG! Esto es muy extraño, pensé aun como un simple
espectador.
-¡NO! –Gritó
ella de pronto sobresaltándonos a ambos- ¿Él?- dijo señalándome y mirando aún a
Ed- ¿Tú?... ¿YO?
Ok. Me perdí
¿Qué rayos le había dicho él de nosotros?
En eso pensaba
cuando la vi marearse y comenzar a desvanecerse. Ed estaba más cerca por lo que
llegó a tiempo de tomarla en brazos antes de que se estrellara contra la acera.
-¿Qué demo…?
¿Bella? ¡¿Bella?!- gritó Ed medio desesperado.
-¿Sabes cuál
es su coche?- preguntó y Ed me miró confundid.
-Ven, ponla
recostada en el auto y luego ve a por el suyo. La llevaré a casa, alcánzanos
allí- dije seguro, aunque con bastante miedo a cómo reaccionaría y se
resolvería todo aquello.
-No creo que
sea buena idea. Quizás lo mejor sería llevarla a la suya- dijo él muy serio una
vez que ya estaba acomodada en el asiento trasero.
-No. NO le
gusta que se invada su intimidad- dije mirándolo de frente.
Vi como él se
sorprendió con lo que dije, buscando el trasfondo de mis palabras. Luego sus
facciones se endurecieron y asintió marchándose en ese mismo instante ante lo
que creía que era el garaje del edificio. No lo pensé más. Subí al auto y me
dirigí lo más rápido posible a casa.
Diez minutos
después entraba con ella en brazos yendo a dejarla en el sofá del living. Corrí
a la cocina a buscar hielo y algo de beber y volví junto a ella. Tomé uno de
los hielos, y envuelto en un fino paño lo pasé por su frente. Unos segundos
después vi como sus párpados se agitaban y luego se abrían dejando ver una
mirada todavía algo desenfocada. Hasta que clavó sus ojos en mí.
-¡OH! ¿Dónde
estoy? ¿Qué pasó?
-Tranquila,
estás en… Mi casa- no quise decir nuestra para no alterarla tan pronto-. Te
desmayaste- le comenté.
-¿Yo? Qué
raro, jamás me había pasado… ¡Oh! El señor Cullen… Edward… Edward y tú- dijo
mirándome como en shock ¿Sr Cullen?-… ¡NO! ¡No puede ser! Dime que lo soñé ¿Lo
soñé verdad?- yo tragué la bola de nervios que amenazaba con ahogarme. Mierda.
Respiré hondo.
-No Bella, no
lo soñaste. Yo fui a buscarte para hablar y tú salías del edificio con Ed- me
miró aun shoqueada- y… Bueno luego, te desmayaste. Te subí a mi auto y te traje
aquí mientras Ed iba por el tuyo para que no tuvieras que volver allí por él.
Ella sólo me
miró. Después de unos minutos, preguntó con voz queda.
-Entonces ¿Tú…
Eres la pareja del señor Cullen… De Edward?- yo asentí- ¿Y todo eso de las
clases de él y la cena contigo fueron simplemente parte de su plan o qué?-
preguntó molesta.
-¿Qué? ¡NO!
Mira, lo de la cena conmigo fue real, muy real- le aclaré- No sé lo que tengas
con Edward porque yo no sabía que tú lo conocías. Por otro lado yo tampoco le
dije a él que te conocía a ti- le comenté bajando un poco la mirada. Decir que
entre nosotros nos ocultábamos cosas no era la mejor manera de ganárnosla, pero
no quería omitirle nada más- ¿Podría hacerte una pregunta?- asintió- ¿De dónde
conoces tú a Ed?
-Oh, cierto,
él ya me había dicho que su pareja no estaba al tanto de las consultas, me
extrañó, pero lo dejé pasar, al fin y al cabo ese era un tema de pareja y lo
dejé como algo privado- dijo entre recordando y explicando-. El señor Cullen es
o “era” –remarcó- un paciente mío –dijo mientras se paraba- UN PACIENTE CON EL
QUE ME INVOLUCRÉ- AGREGÓ MIRÁNDOLO A LOS OJOS.
Estaba seguro
de que mi cara reflejaba un completo shock.
Con que Ed también,
pensé.
-La verdad es
que no sé qué creer de todo esto- continuó alejándose de mí- ¿No crees que es
demasiado no sé, irreal, demasiada casualidad? Con Edward ya sabía por dónde
venía la mano, porque ese fue el armado entre ustedes- dijo con voz baja.
-No lo fue-
dijo Edward desde la puerta.
Ella se giró y
se le quedó viendo. Su mirada demostraba confusión, enojo, traición.
-Tú sabes que
todo lo que te he dicho es cierto. Jacob no sabía de mis consultas como yo no
sabía que él era tu abogado ¡Demonios ni siquiera sabía que necesitaras uno!-
gritó pasándose una mano por sobre sus ya de por sí muy alborotados cabellos-.
No sé qué es lo que has tenido con él, pero… Puedo asegurarte que él no se
enreda con una mujer así como así tan a la ligera. Es más, te diría que hace
años que no se enreda con ninguna.
Yo resultaba
ser un mero oyente de lo que decían. Necesitaba escuchar de sus labios que era
lo que ellos tenían, desde cuando ¿Fue antes o después de la charla con él?
¿Fue ella la causa de su petición?
-Bella- le
llamó él y algo en ese momento hirvió dentro de mí por la familiaridad que se
demostraban-. ¿Podrías hacerme un favor?- Bella y yo lo quedamos viendo
asombrados ¿y ahora qué? , pensé.
-Depende-
contestó ella aún a la defensiva.
-Bien ¿Podrías
decirle a Jacob cuando y porqué fue mi primera visita a tu consulta?
Ella abrió
grande sus ojos y luego tensó cada una de sus facciones.
-Mmm… Sí,
claro- se giró a verme-. Bueno te diré lo que mejor recuerde. Fue un lunes hace
más o menos dos semanas. Vino a consulta para preguntarme como un tarado-
sonreí- como decirle a su pareja- dijo dándole un vistazo rápido-, o sea tú,
que él quería algo más. Luego, y a pesar de
que yo le había quitado ya su ficha, él vino mucho más contento a
decirme que ya lo había hablado y que necesitaba “clases”, aunque no fue tan directo como yo lo digo ahora, al menos
no en un principio. Según él estas serían para reconectar con todo lo referente al sexo femenino o algo
así. Eso creo lo resume bastante. Ah, y desde que lo conocí a estado sólo en
unas tres o cuatro sesiones, no estoy segura ahora- respiró hondo-. ¿Algo más?
¿Te hice quedar bien?- le dijo a Ed mientras lo fulminaba con la mirada más
gélida que le hubiese visto jamás.
-Disculpa, es
sólo que creo que debemos arreglar todo punto por punto.
-¿Ahora
quieres que te explique cómo le conocí a él? ¿Sabes qué? No importa- le
interrumpió un poco exasperada cuando él se hallaba a punto de contestar- Te lo
diré de todas formas. A él- dijo señalándome- lo conocí unos días después de ti
por lo del caso del lunático que tengo detrás y como te dije hoy más temprano
ya intuía que algo me ocultaba ¡Cuán grata sorpresa el saber que tú eras su
pareja! No, no, no ¡Mejor aún! ¡Qué yo fui la amante de ambos!- gritó ella
riéndose de forma histérica.
No me gustó
verla así por lo que me acerqué a su espalda y la tomé de sus hombros tratando
de reconfortarla.
-¡No me
toques!- gritó furiosa saltando para alejarse de mi tenue contacto y mirándome
con furia apenas contenida- ¡Ninguno de ustedes me vuelve a tocar!
-Bella yo…-
intenté decir algo, explicarme, pero… Las palabras, aquellas que siempre me
sobraban, ahora se negaban rotundamente a aparecer. Ella me miró y sólo atinó a
negar con la cabeza resignadamente. Sentía su dolor. Me dolía como propio.
Sentí la
mirada de Ed ir de uno a otro, pero yo simplemente no podía dejar de mirarla a
ella.
-Bella- le
llamó calmadamente él-. Tú sabes, porque yo mismo te lo expliqué, el cómo
íbamos a hacerlo. Sabes que yo te había dicho que mi pareja, Jacob, no “quería” buscar a esa persona y que el
encargado de hacerlo sería yo. Lo que no te dije fue que…- respiró hondo y pude
ver como cuidaba, pensaba y planeaba cada palabra que fuera a decir, con
reverencia, casi con miedo diría yo- … YO… Yo le pedí, le supliqué a Jake que
si él tenía la oportunidad de conocer a esa mujer tan especial que buscamos… Le
dije que no la dejara ir, que luchara por ella. Yo por mi parte me di cuenta de
que tú podrías ser esa persona desde… Desde aquel primer beso luego de las
“presentaciones”- dijo Ed sonriendo de lado mientras la miraba fijamente.
Noté que Bella
se puso tiesa, supuse que ante el recuerdo, y luego que se mordía el labio. Seguramente
eso de las “presentaciones” fue…“Algo” entre ellos. Porque yo estaba
completamente seguro de que Ed no sería tan bestia bruta de besarla nada más
conocerla. Y además, sabía por ella que le había dado de calabazas cuando
apenas lo conoció. Bella vio que él se le acercaba y yo me fije en como ella se
mantenía erguida, tratando de no amilanarse pero a la vez también cerraba
fuertemente sus puños a los lados demostrando su gran malestar.
-Tu sabes- le
escuché decir a Ed con esa voz ronca y sensual que usaba para conseguir lo que
quería de mí, y en este caso de ella- que nosotros no buscamos a una mujer para
amar y que nos amara de vuelta. Para que nos complementara en todos los
sentidos en los que nos falta aún cerrar. Tú eres esa mujer Bella- sentenció.
Yo no pude
estar más que de acuerdo con él, porque si una cosa era cien por ciento cierta
en medio de esa locura, era que ella era nuestra.
-Al final, lo
que tanto desagrado te causo de mi plan nunca llegó a ser- dijo soltando una
pequeña carcajada.
Yo no entendí
aquello.
-Al final-
continuó él- conocernos si obra completa del destino.
Ahora sí que
entendí. Se ve que a ella no le gustó la parte o el modo en que Ed se dedicara
a buscar a nuestra candidata, por así decirle.
-Lo único
importante ahora es que estemos unidos.
La verdad es
que Ed lucía confiado, alegre, entusiasta… Feliz. Pero… Sí, pero.
Miré hacia
Bella y vi que ella no estaba para nada feliz con todo esto. Ella de verdad se
estaba conteniendo.
Quise ir y
calmar a Bella.
Quise ir y
acallar a Ed para que no metiera más y más la pata en todo esto.
Quise hablar.
Pero mi cuerpo
no reaccionaba.
Era como un
espectador detrás de una trágica función de la que quiere pero tiene prohibido
irse sin ver hasta el final… Con la pequeña y enorme diferencia de que de esta
función dependía mucho del futuro de mi vida.
Vi como
lentamente Ed levantaba la mano para posarla en su mejilla. Y como ella a la
vez respiraba hondo y le clavaba la mirada. Todo parecía suceder en cámara
lenta. En cuanto Ed vio su mirada alejó la mano y la dejó suspendida en el aire
en el mismo momento en el que ella, con una gran velocidad, le plantaba en el
rostro una sonora cachetada que retumbó como un misil en medio de aquel
silencioso lugar, y girándole el rostro en el proceso.
-DIJE- QUE-
NO- ME- TOCARAN- dijo ella entre dientes con la voz vibrante y desbordante de
emoción.
Dicho esto se
alejó de él alejándola de ahí y volvió al sillón donde habían los zapatos que
yo le había quitado al recostarla y su chaqueta. Los tomó y se giró hacia la
puerta.
-¿Dónde están
las llaves de mi auto?- demandó.
Tenía que
reaccionar ya. Tenía que hacer algo. No podía dejar que todo terminara así. Y
sabía, como sabía que el sol quemaba, que si ella se iba ahora así de aquí todo
terminaría.
-Bella
¿Podríamos hablar un minuto?- ella se iba a negar así que rápidamente agregué-.
Por favor. Luego te daré las llaves. Prome…
-¡NO! ¡NO
PROMETAS!-gritó exaltada.
Compartí con
Ed una rápida mirada de clara consternación y yo me terminé preguntando que le
habría pasado a esta pequeña para que ya no se permitiera confiar en nadie.
-De acuerdo-
dijo ya luego más tranquila. Casi como si no hubiera pasado-. Habla- acotó
sentándose en el sillón calzándose los zapatos.
Yo fui y me senté en otro frente a ella.
-Bien, primero
tengo algo que preguntar- asintió- ¿Hay algo de lo que te haya dicho Ed ahora o
antes que no le creas? Sé sincera por favor- ella lo meditó mientras miraba el
suelo y balanceaba con los dedos uno de los zapatos que aún le faltaba poner.
Frunció el ceño como contrariada y luego muy lentamente, negó con la cabeza.-.
Bien. Entonces supongo que tu enojo viene más por el hecho de que de alguna
forma te sentiste ofendida ¿No es así?- pregunté esperando que fuera eso en
verdad. Ella negó y me descoloco.
Lo miré a Ed y
pude ver que él estaba igual que yo. Intrigado y confundido. Perdido-. No
entiendo Bells- dije frustrado ya que por lo general, como abogado, comprendía
a la gente enseguida, pero Bella era un enigma. Complejo y fascinante enigma.
-Mira, es
obvio que ambos te atraemos ya que has estado con ambos por separado sin apenas
saber nada. Lo de Ed quizás lo vieras como una aventura ¿Pero lo mío? ¿Lo
nuestro lo veís igual?- me obligué a preguntarle aquello casi temiendo su
respuesta. Ella asintió. Dolió- ¿Por qué?- tuve que preguntarle, quería
escucharla explicármelo.
Ella respiró
hondo varias veces, suponía que para reunir valor. Segundos después aún con la
mirada clavaba en el piso comenzó a hablar.
-Lo tuyo era
como siempre, lo usual- dijo de manera fría y distante-. Sí, Jacob, eras otra
aventura más. Podría poner de excusa que intuí que algo escondías, que intuía
que tenías esposa, hijos, novia, pareja, algo, pero no- levantó al fin su
mirada y la clavó en la mía-. Me pediste sinceridad y la tendrás. “TODOS” los
hombres para mí son una aventura porque nunca consideré tener algo serio con
ninguno- dijo rotundamente.
Yo sentí como
mis ojos se abrían lo indecible por la sorpresa.
-Te he dicho
que noche tenido una relación formal desde el instituto y es completamente
cierto. Yo soy de las que van a un bar y se montan al primer buen cuero que se
me presente, no me importa cómo, dónde, porqué, o con quién sea. Lo de ustedes
fue algo similar. Lo tuyo pensé que duraría sólo hasta acabar el caso, muy
factible, y siendo sincera ya eso de por sí sería lo bastante largo para mí. Lo
de Edward hasta, bien supongo que hasta que sintiera que me empezaba a
involucrar. Ése es mi tope y punto en cualquier aventura más allá de una noche.
Lo siento- lo siento dijo mirando a Ed de reojo y luego otra vez a mí-, pero yo
no soy la mujer que ustedes buscan. Yo no merecería su amor, eso puedo
asegurárselos.
Yo quedé
estático.
A lo lejos
sentí a Ed caminar hacia nosotros. Al llegar se paró a mi lado colocando su
mano en mi hombro. Yo desde hacía varios segundos, ya minutos, había bajado la
mirada así que no sabría decir que o cómo se miraban ellos ahora.
El silencio
era sofocante.
-Puedo…
Podemos aceptar eso pero ¿Por qué? Sé que detrás de todo lo que has dicho hay un
por qué y creo que merecemos saberlo- dijo Edward en tono serio.
-¿Sabes qué
no? No merecen nada de mí, pero… ¡Qué más da! Yo no soy ni seré mujer de una
relación simplemente porque no puedo ¡No puedo! ¿Fui clara o lo grito más
fuerte? ¡NO-PUE-DO! Yo… Yo soy… Soy ninfómana- ante esas palabras dichas con
tanto dolor no me quedó de otra que erguir la cabeza y mirar la escena que se
desarrollaba delante de mí.
Bella estaba
parada, con los puños apretados, una mirada furibunda y los ojos cristalinos,
mientras que Ed demostraba el shock e impresión que le habían causado esas
palabras. Fue entonces cuando ella habló nuevamente con la voz cargada de ira y
dolor.
-¿Entiendes
ahora? Yo no puedo meterme en una relación si lo más probable es que termine
fallando y traicionando a esa persona. No lo haré. Nunca. No es algo que se
pueda controlar totalmente, no es algo que uno olvide una puta vez en un puto
día. Yo… Lo lamento. En parte me siento halagada, pero ahora, en este mismo
momento lo único que siento es rabia y odio contra ustedes, porque por un
momento, por un insignificante instante, cometí la estupidez de sentir algo
similar a la esperanza. Y yo no puedo permitirme flaquear en eso.
Por unos
cuantos segundos, que pesaron como horas reinó el silencio por todo el lugar.
-Ya está lo
dije todo. Ahora me retiro- miró a Ed y le dijo-, tú, dame las llaves de mi
coche y no se te ocurra volver a aparecer en mi consultorio, y esta vez va más
que en serio. Y tú- dijo mirándome directamente-, contigo hablaré mañana por lo
del detective, pero luego te voy a pedir de favor que pases mi caso a otro
abogado- me iba a negar pero justo me interrumpió-, sino lo haces iré
directamente a otro buffet.
Caminó hacia
la salida y preguntó:
-¿Las llaves?
-En el
contacto- respondió Ed casi en un susurro y de manera ausente.
-De acuerdo.
Adiós y… Suerte.
Etiquetas:
El Problema de mi Sexóloga
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario