E. POV:
28 de octubre de 2011
Descubriéndonos... capítulo 3
DISCLAIMER
Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.
E. POV:
Se encontraba un tanto alejada, más cerca de la orilla
sentada sobre un gran tronco blanco q claramente había sido corroído por el
tiempo y el salitre del agua de mar, hablando de lo más amena y confiada con uno
de los más conocidos jóvenes de aquella región. Jacob Black.
Hasta ese momento no era alguien que me cayera
particularmente mal. Pero era claro que eso cambiaría a partir de que ese patán
decidiera dar un mal paso con MI amiga. Eso denlo por seguro.
Y por lo que veía mientras me acercaba a ellos, el tío
iba camino a ello. No tenía nada específico contra él, pero su “fama le
precedía”. Era altamente sabido que había andado con prácticamente todas las
chicas de la reserva e incluso con gran parte de las que iban con nosotros al
instituto. Al parecer a las chicas les importaba bien poco lo que se decía de
él, incluso parecía atraerlas, era algo así como un desafío, algo como: “seguro
que lo puedo hacer cambiar” o “si logro que se enamore de mí…” Y bla, bla, bla…
¡Bah! ¡Taradas!
-Hola Black- dije
una vez que llegué a su lado interrumpiendo lo que estaba a punto de decir.
-Cullen.
-¿Y cómo va todo?-
pregunté casual.
-Bien, lo usual-
contestó para luego obviarme por completo.
-Como te decía
Bells- ¿Qué? ¿La llamaba Bells? ¿Y desde cuándo…?
Corté mis
pensamientos cuando escuché la risa de Bella ante lo que fuera que le había
dicho el perro ese.
¡Joder! ¿Podría ser
que a Bella le gustara?
-Sí, bueno,
entonces Quil quiso cargarse a aquel tipo pero este saltó acompañado, por lo
que, en unos cuantos minutos, todo el bar estaba a puño limpio y- se rió-
bueno, creo que puedes imaginarte el resto ¿No?
Bella rió con ganas
mirándolo.
-Sí, creo que sí.
La verdad es que Charlie vino muy molesto ese día.
-Ts, ts, ts-
chasqueó su lengua-. Sí, fue todo raro verlo en pleno uso de poder ¡Y en mi
contra! Jajaja- dijo estallando en carcajadas que a su vez fueron acompañadas
por las de Bella.
-¡Oye! ¿Acaso
preferirías que la próxima te deje en otro tipo de celda?
-¡No!- gritó él sin
perder un milímetro de su odiosa sonrisa y fingiendo un estremecimiento.
-Vale, vale… pero
te conviene comportarte si no quieres que interceda en tu contra la próxima
vez.
-¿Próxima vez?-
preguntó Jacob enarcando una ceja.
Carajo. Ya me
estaba hartando de todo este teatrito barato. No sé qué demonios le ven a este
engreído las chicas de por aquí.
-Sí,- dijo ella
poniéndose frente a él hincándole un dedo en el pecho. Yo automáticamente me
tensé- próxima vez… porque estoy absolutamente segura de que tendrás una
próxima.
-Mmm…- ¿ronroneó?-
¿Estás tan segura como para apostar sobre ello?
De pronto todas
estas bromitas y teatro no me gustó ni pizca, ya fuera por las palabras o por
el tono esto se estaba yendo de tema. Se notaba de lejos que este tipejo estaba
tramando algo detrás de la frase. Aunque confiaba en que Bella lo habría
notado. Ella no era tonta.
-Mmm… Ok, vale
¿Cuál es el precio?- ¡¿QUEEEEEEEEEÉ?!
-Veamos, una
semana.
--No, eso es
demasiado pronto- le interrumpió ella- NO-SE-VA-LE.
-Ok, ok ¿Dos semanas?
-Un mes- sentenció
ella confiada.
-¡¿Un mes?!- ja! Al
parecer al perro no le gustó.
-Sip.
-Bueno, supongo que
el “precio” lo vale.
-¿Y cuál sería el
“precio”?- inquirió ella mientras hacía unas falsas comillas en el aire ante la
palabra.
-Pues… que tendrás
que pasar todo un día entero conmigo… a solas.
Mi cara se
desfiguró. Aquel idiota tenía la desfachatez de suderir algo así a Bella
¡Bella! ¡Mi Bella! No, ni hablar.
Decidí que ya había
tenido bastante de toda esta tontería e iba a cantarle unas cuantas cosas al
perro… pero me detuve. Sí, dejaría que fuera ella quien se las dijera y lo
pusiera en su lugar. Aunque mis manos pedían a gritos al menos un leve roce con
su estúpida nariz, me contuve a la espera.
Pero lo siguiente
fue demasiado desconcertante como para reaccionar.
-¿Y si yo gano qué?
¡Dios!
¿Acaso ella de
verdad está considerando la idea? ¿Consideró las posibles implicaciones de todo
aquello? Y lo peor de todo ¿De verdad le interesaría el chucho ese?
Vi cómo él sonreía
con suficiencia. Sabedor de que el trato estaba casi cerrado y regodeándose en
una ganancia segura ¡Rayos!
-Bueno, pues eso en
teoría te tocaría decidirlo a ti.
-Mmm… Interesante-
fue todo lo que dijo cruzándose de brazos.
Ahora sí. Ya estuvo
bueno. Acorté los pocos pasos de distancia de ella y le dije:
-Bella se hace
tarde, vámonos.
La vi dudar y me
impacienté por lo que “tratando” de sonar persuasivo agregué:
-Esme nos espera,
vamos.
Quise tomarla del
brazo pero ella me esquivó antes de lograrlo ¿Y ahora qué?- me pregunté a mí
mismo medio desesperado por todo.
-No. Ve tú. Hoy
debo hacerle la comida a Charlie- contestó rápidamente.
Me quedé como en
shock.
Ella nunca. NUNCA,
se rehusaba ir a casa cuando nombraba a Esme, mucho menos para hacerle un
desplante. Ok, ok, sí, era mentira ¡Pero ella no lo sabía! ¿Quién carajo es
ella? ¿Y dónde está MI Bella? Estaba cabreado, furioso en verdad y frustrado.
Ya casi no recordaba cómo demonios había comenzado todo aquello.
Decidí arriesgar
una vez más antes de perder los estribos.
-De acuerdo. Vamos,
te dejo y sigo.
-No, gracias. Ya
luego me voy yo.
¡Al carajo la
paciencia!
-¿Bella podemos
hablar un minuto… a solas?
Después de una muy
leve pero perceptible vacilación, asintió. Con la poca cordura que tenía en
aquellos momentos, me giré y me encaminé adentrándome por entre los árboles. La
furia me cegaba, literalmente. Caminé lo suficiente para sentir que podíamos
hablar tranquilos sin que nadie estuviera escuchándonos, frené y me giré de
golpe, sólo para terminar conteniendo el aliento.
Cuando me giré no
tuve en cuenta que Bella iba detrás de mí por lo que no le di tiempo de parar
antes. Ahora se encontraba de pie con los ojos bien abiertos por la impresión y
a tan sólo escasos centímetros de mi rostro. Mi respiración se agitó.
Demasiado cerca- me
dijo una vocecilla en mi cabeza-.
Demasiado lejos- pensé… y me quedé estático en
el lugar.
No me podía alejar,
no me podía acercar… Un momento ¿Acercar? ¿Acercar para qué?
¿Qué carajo hacía yo pensando en esto justo
ahora y con Bella? No tuve tiempo de seguir pensando en nada más ya que
reaccioné cuando Bella se alejó un par de pasos de mí. El deseo de volver a
acortar la distancia fue extrema.
-¿Qué pasa?
-¿Eh?- pregunté
descolocado con la pregunta. Aunque hubiera dicho lo mismo si me preguntaba mi
nombre. En este momento no sabía nada.
Ah, sí ya recordé.
-¿Qué me pasa a mí?
¿Qué te pasa a tí?
-No te entiendo.
-¿Estás loca o qué?
¿Te vino? ¿Te está por venir? ¿O simplemente estás loca?
Su cara se
contorsionó pasando y reflejando varias emociones en cuestión de segundos.
Dolor, sorpresa,
furia, resignación, decepción, desafío. Vaya.
Respiró hondo y
habló.
-Mira Cullen quiero
que esto quede lo más claro posible ahora mismo entre nosotros.
Esas palabras
dichas de esa forma no presagiaban nada bueno y me mandaron un escalofrío
directamente a mi espina dorsal. No quería escuchar. De pronto tuve ganas de
decir “¡Ok, todo está bien!” y salir corriendo lo más lejos posible de allí.
Sin embargo no hice nada y ella siguió, ajena a mis miedos.
Suspiró.
-Hoy todo se fue de
las manos. Eres mi mejor amigo… y prácticamente el único. Más allá de tus
hermanos y sus parejas no conozco a nadie más y… bueno, creo que llegó la hora
de hacerlo- NO,NO,NO,NO, pensaba yo-. El hecho es que, aun siendo mi amigo no
tienes el derecho de para decidir por mí- me encogí- ni en la ropa, ni en
amigos, ni en lo que haga… y mucho menos en los chicos. Tú tienes tu vida y yo
no voy por ahí intentando truncártela.
¡AUCH! Eso último
dolió. Ella tenía razón, pero…
-Lo siento, pero
creo que lo mejor es que nos distanciemos un poco. No digo que dejemos de
hablarnos, ni de vernos, sólo…- tomó aire y dijo rápido- por lo pronto yo no
iré a tu casa, o al menos no a verte a ti ya que es imposible que deje de ir a
hablar y a estar con los demás. No lo tomes tan mal- me pidió- es sólo para
darnos algo de espacio. Dar oportunidad a entablar amistad con otras personas.
En la escuela todo será igual… a menos que quieras lo contrario claro.
Escuchaba y
escuchaba, pero las palabras parecían no querer quedarse en mi mente. Reaccioné
recién ante la última frase.
¿Ella quería
dejarme? ¿Quería conocer a alguien más? ¿Me quería lejos de ella?
Bueno, técnicamente
no me estaría dejando, pero… sí, dejarme, alejarme, para mí era lo mismo.
No. Yo no podría
soportar eso. La necesitaba, ella lo sabía.
“Aunque al parecer
ella no”- me dijo de vuelta esa estúpida voz de mi cabeza.
¡Genial! ¡Y ahora
escucho voces!
-De acuerdo-
susurré y ella abrió los ojos asombrada… Quizás fuera por mi voz que sonaba
hueca e inexpresiva hasta para mí, quizás sí, quizás no. Seguí- Si eso es lo
que quieres… lo tendrás. Lo siento- y lo decía de en serio. Lamentaba haber
hecho todo lo que hice que me condujo a esto. Y aunque parezca que me estaba
rindiendo no era así. Simplemente le estaba dando un poco de espacio a ella y
un poco de tiempo a mí mismo para pensar y entender que era todo esto que
bullía dentro de mí.
Me encaminé por
donde habíamos venido y pude sentir cada paso que daba ella detrás de mí. Cómo
lo esperaba, el chucho seguía en donde lo habíamos dejado.
Que obediente el cachorrito- pensé.
Le iba a ofrecer
llevarla, pero desistí en el último segundo.
-Nos vemos- dije.
-Sí- contestó
bajito.
Apenas había dado
unos diez pasos cuando escuché detrás de mí;
-No piense que me
voy a alejar de ti. Te quiero y siempre voy a estar ahí cuando me necesites-
susurró.
Quise gritarle que
entonces no me hiciera esto, que ahora mismo la necesitaba para que me calmara
por las palabras que ella misma me había dicho, que todo volviera a ser como
ayer… pero no pude.
Lo único que hice
fue girarme en silencio y abrazarla. La abracé muy fuerte demostrándole así
todo lo que sentía por ella. Quería quedarme así por siempre, quería retenerla
conmigo. Ella era una necesidad para mí.
Sentí un anhelo tan grande de estar siempre
con ella, de ser todo aquello que ella necesitase que yo fuera, haría cualquier
cosa por ella… ¡Demonios, quería estar con ella!
¡OH, POR DIOS!
¡QUERÍA ESTAR CON ELLA!
Me separé
instantáneamente como si de pronto quemara. Pude ver que su rostro reflejaba
confusión. Pero estaba 100% seguro que no era más de la que yo tenía encima en
aquellos momentos.
¡Dios! ¿Puede
cambiar tan drásticamente la vida de una persona? ¿Puede uno ser tan idiota
para no saber sus verdaderos sentimientos hasta que podría llegar a ser muy
tarde para ellos?
Sí y sí. Yo era
obviamente la prueba de esas respuestas. Carajo.
Me giré y seguí
andando. Ya estaba un poco lejos de ellos pero aun así logré escucharlos.
-Oye lamento la
pelea de hermanos.
-No es mi hermano…
es… mi mejor amigo- contestó ella con voz ¿rota? No lo sé y no iba a a quedarme
a averiguarlo eso seguro.
-Cómo sea ¿quieres
que te lleve?
-¿Tienes auto? No
sabía.
-Bueno sí tengo,
pero hoy no vine en él, estoy con la moto.
-¿Moto?
-Sí ¿Quieres ir a
dar una vuelta?
Las voces cada vez
se oían menos. Pero no lo suficiente ¿Quedaría muy mal que me echase a correr?
-Sí, claro. Porque
no.
Corrí.
No sé cómo llegué
al auto, ni mucho menos a mi casa, pero cuando reaccioné estaba frente a la
puerta del auto con mi frente apoyada en ella. Reuní fuerzas- y algo de valor-
y me dirigí dentro de la casa ¡Lo que me faltaba! En el salón estaban todos.
La primera en verme
fue Alice y al momento su cara reflejó preocupación. Ante esto los demás
voltearon en la misma dirección… nadie dijo nada. Por último y or si fuera poco
se giraron mis padres.
Tenía que salir de
ahí.
-Hijo ¿Qué tienes?
¿Qué ocurrió?- preguntó mi madre viniendo hacia mí.
-¿Te pasó algo?- mi
padre.
¡Sí, encontré mi
voz!
-No es nada, estoy
bien- estaba un poco ronca- Me voy a mi cuarto- dije y luego previniendo lo que
de seguro iba a pasar de todas formas agregué- quiero estar solo.
Todos reflejaron
sorpresa y no pude evitar preguntarme si eso fue lo que vie Bella en mí cuando
ella me pidió lo mismo. Bella. Las compuertas de un tsunami se estaban abriendo
y tenía que salir pitando de allí. YA.
Sin tiempo a que
agregaran nada más corrí escaleras arriba hacia mi cuarto cerrándola de un
portazo y poniendo el cerrojo - que nunca usaba- para ir directamente a la
cómoda y tirar todo lo que había encima de una barrida. Hice lo mismo con la
mesa de noche y luego le dí de puños a la misma, iba a ir al baño a seguir con
mis destrozos cuando algo crujió debajo de mí. Saqué mi pie y la vi.
Tomé con sumo
cuidado la foto de entre los vidrios y me tiré en la cama a observarla.
En ella estábamos
los dos con una sonrisa radiante y ella para variar, sonrojada hasta las
orejas. Ese día habíamos estado todos haciendo carreras de caballitos para
después de un rato terminar sacándonos fotos entre todos. Así estábamos. Ella
sobre mi espalda, aferrada a mi cuello mientras yo la tenía de las piernas en
mi cintura. Fue un gran día.
¿Cómo es que de
pronto todo estaba tan jodido?
Unos golpes en la
puerta interrumpieron lo que pensaba.
-¿Edward? ¿Estás
bien? ¿Qué fue ese ruido?
-Estoy ben sólo…
sólo tiré algo. Por favor déjame solo.
-No, ábreme,
quiero…
-¡VETE!- grité como
nunca lleno de furia- ¡Dije que quiero estar solo! ¡DÉJAME SOLO!
Pasaron unos
segundos en un silencio abrumador y cada vez me sentía peor. Mierda, ahora
también había dañado a Alice.
-De acuerdo- se
escuchó muy bajito seguido de sus pasos bajando las escaleras.
-Lo siento Alice…
lo siento Bella- susurré ya ahora sí entre sollozos.
Lo había arruinado.
Bella pocas veces
se enojaba conmigo, pero cuando lo hacía, lo hacía de verdad… y casi siempre
por la misma razón, porque yo… yo la quería controlar.
Era inconsciente,
lo juro, pero aun así la dañaba, ahora podía verlo. Y sentirlo. Podía darme una
idea de lo que sería no estar siempre con ella. Podía sentir cuanto la
necesitaba por completo en mi vida. Podía sentir cuanto la amaba.
… Un momento
¿Amaba? ¡¿Amaba?!
SÍ. ¡Sí, sí, sí, LA
AMABA!
¡Mierda! ¿Podía ser
más idiota? ¿Acaso era una especie de justicia divina por no haberlo notado
antes?
Eso no importaba.
No podía volver a ahogarla imponiéndomele.
Pero no me alejaría
de ella, no del todo.
Tenía que pensar en
algo. Bien. Un plan.
Creo que lo primero
sería darle un poco de espacio, sí eso y lo segundo- podía ver como mi mente me
arrastraba en el trazo de un plan para volver a estar con ella por completo, no
sólo como su amigo y confidente, sino por sobre todo como su pareja ¡Qué bien
sonaba eso!
Lo segundo sería
conquistarla. Ajá, sí, ¿Pero cómo? ¿Qué se hace para que tu mejor amiga deje de
verte como el mismo nene de cuatro años que conoció? O sea, no quiero dejar de
ser su amigo, pero quiero que me vea como hombre ¿Se entiende? Ay, Dios,
parezco nenita.
Lo que fuera, ya
tendría tiempo de ver cómo hacerle. Porque no podía ir y decirle:
“¡¡Hello!! ¿Sabes
qué ayer descubrí que en realidad estoy enamorado de ti?”. NOOOOO…
Fui levemente
consciente de que me di una ducha y de q me acosté a dormir… el resto es
historia, está demás decir que no dormí, o al menos no enseguida como esperaba.
La leve incertidumbre que tenía alojada en el pecho no me dejaba en paz.
Bueno
incertidumbre, confusión, pánico, frustración… etc, etc, etc…
Decidí ponerme un
poco de música de fondo para relajarme. Cuando vi la hora gemí. Eran las 2:37 de
la madrugada. Tenía aproximadamente 4 horas para dormir. Me acomodé más hondo
en el colchón y comencé a desconectarme, concentrándome en las melodías.
Lo último que
escuché antes de que el sueño por fin me llevara fue una hermosa frase de Far
Away…
“…So keep
breathing
'Cause I'm not
leaving you any more
Believe
Hold on to me
and never let me go…”
(Entonces sigue
respirando porque yo no me iré nunca más, créeme abrázate a mí y nunca me dejes
ir... )
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