28 de octubre de 2011
El problema de mi sexóloga... cap 18
Disclaimer: Como siempre, los personajes son de S. M., yo sólo juego con
ellos.
**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O NO
TE GUSTA LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad
abierta).*
--------------------------Este fic tendrá MENNAGE hetero- bi y
homosexual.-------------------------------
BPOV.:
Estaba nerviosa. No, miento, no estaba nerviosa, ¡Estaba
histérica!
Mierda ¿Qué demonios estaba haciendo con mi vida?, me dijo
una jodida voz en mi cabeza que muy sospechosamente sonaba como la mía.
“Vete a la mierda”
contesté también para mí.
“Jajaja, estoy metida
en tu cabeza ¿Acaso no es lo mismo? Dra” preguntó irónica y sobradamente.
Este jodido monólogo con mi muy inoportuna conciencia me
estaba poniendo los pelos de punta.
-¿Bella?- preguntó sobresaltándome un poco Edward, que
estaba detrás de m.
-Sí, disculpa- contesté torpemente sintiendo como me
ruborizaba.
¡Genial! Mi gozo en un pozo, pensé.
Yo ruborizándome como una estúpida cuando hacía poco acababa
de terminar de aceptar una relación con ellos. Con los dos.
Si yo no fuera yo, me reiría de mí… Mmm… ¿Complicado?
En fin…
-¿Te preguntaba si quieres llevar ahora solo lo esencial y
luego vuelves por el resto o si por el contrario prefieres cargar con todo
ahora?
-Em… No, sólo lo esencial. En realidad… Espera… ¡Jake!- le
llamé ya que él ya estaba en la habitación con nosotros en el comedor.
Vino a paso rápido.
-¿Qué ocurre?
-Nada, sólo que quería saber que querían hacer.
-¿Otra vez con lo mismo? Ya te dijimos que no íbamos a…
-¡No es eso! Ufff… No, es que, bien, miren. Yo pensaba que
podría llevarme solo lo esencial de aquí ahora… Y luego comprarme el resto.
-¿Comprar? Pero sí…
-No. No quiero volver por aquí, no por ahora, así que, bien
podríamos llevar sólo unas cuantas cosas, sobre todo lo referente al trabajo y
luego iría reponiendo el resto de a poco.
-De acuerdo- dijo Ed-. Haz lo que creas más conveniente-
Asentí.
-Sí. Si salgo ahora me verá, estoy segura, y no quiero dar
la impresión de irme. Quizás espere a que vuelva aquí o algo así, necesitamos
que dé algún paso en falso, necesitamos conseguir eso.
-Tienes razón. Pero desde ya te aclaro que no te
permitiremos ponerte en riesgo para conseguir aquello ¿Queda claro?- dijo,
preguntó, ordenó Jake muy seriamente.
-Quisiera decirte que sí Jacob- dije igual o más seria que
él- pero todo dependerá de lo que esté en riesgo.
Escuché a ambos dar una especie de suspiro resignado y
exasperado. Vaya, así empezamos, pensé medio divertida a pesar de todo. No me
importó. Jamás permitiría que atentaran contra la vida de inocentes por mi
total y entera culpa. No, no lo haría.
-Bella…
-Bella…
Comenzaron ambos al mismo tiempo.
-No. No hablemos de ello ahora por favor ¿Ok?
Ellos sólo bufaron en respuesta y a la par.
-Edward ¿Podrías guardar mi laptop en su estuche, por favor?
Y Jacob, acompáñame, sólo tomaré un par de cosas y nos vamos ¿Ok?
Mierda ¿Qué putas me habían hecho?
Parecía como si los conociera de toda la vida, como si
nuestra convivencia fuera cosa de años. Nada más lejos de la realidad. Pero, me
sentía tan… Cómoda con ellos, todo era tan surreal. Casi esperaba el momento en
el que me despertara para caer en la cuenta de que todo esto sólo había sido
una hermosa ilusión. Un sueño.
Me fui a la habitación con Jake y comencé a ver que debería
de llevarme.
Bien. Primero el bolso. Uno amplio y grande que parezca
dentro de todo “normal”. Listo. Segundo, ropa interior, podría comprar
cualquier cosa pero esto era para YA. Tomé unos cuantos conjuntos y luego me
fui directamente al armario de donde saqué dos camisas, dos faldas, y dos
chaquetas todas combinables entre sí. Metí todo dentro ¿A ver? ¿Qué más? Ah,
sí, el perfume, el estuche con los maquillajes básicos, mi peine, dos
camisolines (sólo los más presentables) y un par de zapatos extra más los que
ahora llevaba puestos. Listo.
Básicamente ESO era lo indispensable para mí ya que el resto
vería luego.
Me reí para mí al pensar en la cara que pondría la duende si
me viera en este omento.
Le tendí el enorme y muy relleno bolso a Jake para que lo
fuera a cargar al auto y recordé… Mierda ¿Y mis juguetes? ¿Mis bebés? ¿Qué hago
con ellos? ¡No puedo estar sin ellos! ¿Y si con estos dos no pasa nada? ¡¿Y si
no me alcanza?! No. Yo necesitaba fielmente a mi Benny, o al general ¡A alguno!
-¡Préstame el bolso!- grité antes de que saliera por la
puerta de la habitación y sobresaltándolo un poco.
-¿Eh?
-Huuug, presta para acá. Vete con Ed- dije dándome media
vuelta y disponiéndome a quitar la caja de debajo de la cama. Los miré uno por
uno, renunciando al momento emotivo de despedida de mis amados juguetes.
Owwwww… ¿Cómo mierda haría sin ellos?
Mis bebés. Benny. El general. El francés. Blacky. Ohhhh;
Quería llorar.
¡Maldito bastardo hijo de re mil puta y la re putísima madre
que lo re parió!
Podía soportar casi cualquier cosa ¡Cualquiera! Pero ¿Pomo
haría para separarme de mis bebés? ¿Cómo podría separarme de aquellos que me
mantuvieron cuerda, entera y medianamente normal durante tanto tiempo?
-¿Bella?
Levanté la vista rápidamente para encontrarme no con uno,
sino con dos rostros con la preocupación pintada en sus rostros. Mierda
atrapada.
No sé qué carajos habrán visto en mi cara. Pánico supongo.
Edward se acercó velozmente hacia mí y se congeló al ver lo
que tenía entre las manos. Joder, ¡Hasta yo me congelé!
-¿Bella qué…?
-¡Perdón!
-¿Pero qué…?
-Lo siento, perdón, pero es que estos son… Importantes para
mí y yo…
-Sshhh… Gatita, no tienes por qué darnos explicaciones- dijo
Ed levantando mi mentón para que lo mirara a los ojos mientras se inclinaba a
mi lado.
Lo miré, me miró, nos miramos.
-Bella, no sé cómo decirte esto de manera suave así que…
Mira, sabemos de tu “problema”, como tú lo llamas y aprovecho para decirte que
para nosotros no es tal- lo miré extrañada-. Claro, digamos que nuestras, mmm,
“necesidades”, bueno, no son pocas, y… Bueno… Es que…- comenzó a trabarse y a
¿Sonrojarse?
-Lo que Ed quiere decir es que a nosotros nos conviene tener
a una mujer caliente y bien dispuesta a nuestras necesidades- soltó Jake
dejándome con cada una de sus palabras más y más falta de aire y más y más
mojada entre mis pliegues.
Ed lo miró feo y yo… Yo lo miré con hambre… Mmm… Que ganas
tenía de atender sus, mis, nuestras necesidades ahora mismo.
-Sí, bueno, eso… Y por ende, entendemos que tengas
“juguetes” de este tipo. Eres una mujer adulta, no deberías avergonzarte por
ello y…
-Ok- dije cortándolo.
Digamos que la charla sólo logró encenderme aún más y esto
de andar hablando de mis consoladores no me ayudaba en nada. Yo quería estar en
su casa, hincarme sobre mis rodillas y saborearlos hasta que me suplicaran que
parase.
Tomé de la caja tres de mis amigos especiales y los metí con
fuerza y decisión dentro del bolso aun estando enfrente de ellos.
-Estoy lista- dije en todos los sentidos posibles, esperando
que captaran el mensaje implícito-. Vámonos.
Edward se paró y me ayudó a ponerme de pie tomándome de la
mano libre.
-Espero que en verdad lo estés muñeca- dijo Jake mirándome
con intensidad. Yo sólo asentí.
De ahí en más los minutos pasaron volando tras un cúmulo de
movimientos. Era como si mi mente se hubiera desconectado de mi cuerpo y este
hiciera y se manejara en piloto automático.
No supe cómo ni cuándo subí al coche, ni que camino hicimos.
No me enteré de que estaba en el auto sola con Ed hasta que sentí un fugaz
zarandeo en mis hombros.
-¡¿Bella?!- gritó él con el rostro crispado de preocupación.
-¿Mmm?
-Dios. Parecías como perdida Bella. No contestabas, no
hablabas, no te movías. Tan sólo te limitaste a seguir.
No escuché más. Veía sus labios moverse pero el sonido
maravillosamente erótico de su voz no llegaba a mis aturdidos oídos. Observé en
cambio que me encontraba en mitad de un salón, que de inmediato supuse que
sería el living ya que lo reconocía como el de la otra vez- ¡Vaya! ¿Había
pasado menos de una semana de aquello? Exactamente ¿Qué? ¿Tres días?- No estaba
segura ya que mi cabeza era un completo desastre en este momento.
Observé más en detalle. Todo parecía impoluto. Tanto que te
hacía preguntarte si de verdad vivía alguien allí. Escaneé mi alrededor y me
quedé absolutamente prendada de la mirada penetrante de Jake. Joder ¡este tipo
me hacía mojar con sólo mirarme! Me mordí el labio con fuerza y vi alegremente
como él tensaba su mandíbula en respuesta.
Los necesitaba. Necesitaba con cada fibra de mi ser sentirme
protegida, querida y anhelada por ellos. Necesitaba que me reafirmaran con
hechos que no huirían, que se quedarían a mi lado. Necesitaba que me
convencieran y confortaran diciéndome que todo estaría bien. Los necesitaba a
ellos… A ambos. YA.
Aun sin cortar el contacto visual con Jake di un paso más
cerca de Ed y, tomándolo sorpresivamente, le cogí de la nuca y atraje con
fuerza y urgencia su boca a la mía.
Me alegra decir que el estupor inicial le duró tan sólo unos
cinco segundos cronometrados por reloj. Luego de ellos, tomó las riendas del
beso de una manera audaz y tan atrevida que me vi en la necesidad de abrir un
apenas los ojos para comprobar que realmente fuera él.
Sí, lo era.
Me besó. Me besó de una manera tan urgente que más valdría
decir que me estaba devorando. Y sí, era bueno, era muy bueno. Mierda ¡Era
condenadamente bueno! Sus juegos húmedos de su lengua al contacto con la mía,
la presión justa de sus labios contra mis comisuras para abrirme aún más a él.
Argg. Era taaaaan bueno que mi humedad no podía ser contenida por la pequeña
tanga que llevaba en aquel momento. Joder, ni aunque llevara una carpa puesta.
Escuché un gemido ronco a mi izquierda. Perfecto. Sin dejar de mover mi boca
sobre y contra la de él, alcé mi mano izquierda llamando a Jake para que se
acercara.
Fui vagamente consiente del sonido de sus pasos al acercarse.
Al final noté como unos músculos duros y llenos rozaban las
yemas de mis dedos todavía extendidos.
Gemí ante la aleada de repentino calor abrasador que me
inundó.
Esa boca de preciosos labios llenos y suculentos ahora
hermosamente rosados e hinchados devoraba, saqueaba, probaba, sobaba, mordía,
lamía y chupaba exquisita y tortuosamente cada recoveco de mi húmeda y
desesperada boca.
¡Oh, qué exquisito placer! ¡Y eso no era todo!
Mis dedos tanteaban a ciegas cada músculo del pecho que
tenía al alcance de mi mano, embriagándome con su solidez y textura. Textura
plenamente de hombre. Hombres. MIS hombres. Salté feliz en mi mente ante tales
pensamientos.
Con todo el dolor y la pena del mundo, separé mi rostro del
de Edward y mi mano del pecho de Jake dando un paso hacia atrás y observando
con la respiración un tanto agitada, como ambos revoloteaban sus pesados
párpados antes de abrirlos por completo.
Mierda. Eran hermosos. Eran el puro contraste del otro y
hermosos cada uno a su forma.
Ellos me miraron, expectantes y yo mordí mi labio ante lo
que tenía pensado hacer. Porque lo haría, de eso sí que no tenía dudas.
Los miré a los ojos y ambos soltaron aire que no sabía que
estuvieran conteniendo. Volví a dar un paso hacia adelante mientras Jake se acercaba
hasta situarse al lado de Ed. Me relamí saboreando con gusto la anticipación.
Acerqué de a una mis manos a sus pechos y comencé a sobarlos
por sobre la ropa. Acerqué mi cara a la de Jake y le di un fugaz beso en los
labios, alejándome deprisa para que no ahondara en demasía.
Comencé a desabrochar los botones de ambas camisas con una
mano en cada una. Pensé que me costaría, pero creo que mis ansias me dieron
habilidades insospechadas. Al parecer ellos estaban igual o más ansiosos que yo
porque, mientras yo desabrochaba los botones superiores, ellos comenzaron casi
a arrancarse al mismo tiempo los de abajo.
No era ninguna Dom o nada similar. No era que disfrutara de
tener total y pleno control en cada una de mis relaciones pero, por esta vez,
por esta vez con ellos, sí, lo quería. Quería verlos temblar de placer bajo mis
dedos, quería verlos explotar de placer a duras penas contenido.
Al fi las hileras de botones quedaron abiertas en ambos, y
con su ayuda logré quitárselas, dejando a la vista dos preciosos ejemplares de
pechos con unos muy marcados músculos por todos lados.
Me alegraba el hecho de haberme puesto antes algo más cómodo
pero que a la vez no luciera horrible o demasiado de entre casa.
Definitivamente mis calzas negras eran las mejores, pensé mientras me hincaba
con lentitud delante de ellos.
Disfrute viendo sus miradas. Denotaban deseo, anhelo y a la
vez y por sobre todo mucha sorpresa, lujuria y expectación.
Los miré a ambos alternadamente a los ojos y así, sin cortar
la visión comencé a desabrochar con ganas sus cinturones, que por suerte no
eran de esos de hebillas raras.
Una vez libres de los cintos pasé automáticamente a los
botones superiores de sus pantalones y luego a descender por fin sus braguetas.
Sabía que este no era el encuentro romántico o siquiera
pensado por alguno de ellos, pero…
¡Santo Dios! ¡Sus paquetes se veían enoooormes!
Creo que se me escapó un poco de baba al sentirlas así.
¿En qué estaba? Ah, sí, Bueno… Quizás no fuera lo planeado
para ninguno, nada de tiempos o acostumbramientos, pero era algo pura y
exquisitamente sexual. Era puro y llano placer. Lujuria en todo su esplendor.
Ambos miembros se sentían exquisitamente grandes, muy
grandes y muy duros, muy MUY duros.
Con ambas manos bajé primero los pantalones y boxers de Jake
para pasar rápidamente a bajar lo mismo de Ed.
¡Santa putísima y verdadera mierda!
Ver esos dos hermosos ejemplares de miembros delante de mi
cara y ya goteando de anhelo… Ufff… Creo que era de más de lo que podía
manejar.
Si fuera diabética creo firmemente que ya hubiera tenido un
coma por las golosinas tan tiernas y dulces que estaba a punto de saborear.
Tomé a ambos en mis manos disfrutando alegremente al
sentirlos dar un respingo.
Arrastrando mis rodillas un poco más hacia adelante logré
quedar en la posición justa para comenzar con mi ansiada degustación.
Tomé primero la de Ed metiéndomela directamente hasta la
campanilla ¡Mierda que era grande! A pesar de estar hasta el fondo todavía no
podía agarrar el resto de él con mis cuatro dedos de mi mano ¡DIOS! Mi
recompensa fueron dos gemidos ahogados y un pene mucho más erecto en mi otra
mano. Mmm.
-Puta madre Bella… Sí, sí, sí mierda sí- gritaba él mientras
con mi boca le hacía una especie de sopapa al sobarla y unos masajes circulares
con la lengua al metérmela.
Así una y otra, y otra vez.
-Sí, muñeca así, chúpasela así, bien hondo- dijo Jake
mirando atentamente mientras se la chupaba a Ed cada vez con más ganas y
tensándose por momentos cuando le apretaba un poco más su propio miembro- Oh,
mierda ¿Te gusta Ed? Dime, dime como lo hace- le hice el ruido de sopapita otra
vez al sacarla a pura presión logrando que un fuerte siseo saliera de sus
labios.
-Oh, Jake, es genial… Es putamente genial, mierda- siseó y
se estremeció un poco más- gatita por favor, por favor, muéstrale como lo haces
de bien- me llamó acariciando mis cabellos con una mano hasta llegar a mi
mejilla. Joder, me encantaba que me llamara así-. Gatita por favor, muéstrale,
muéstrale como me la has chupado con ganas como a mí con esa hermosa y tierna
boquita tuya.
Me metí su pene una vez más hasta el fondo y la saqué de
golpe antes de asentir.
Sin tiempos y sin respiros me fui directamente a tomar el
otro entre mis labios. Podía apreciar como Jake disfrutaba de esto. Como
tensaba sus glúteos con cada roce. Le gustaba que se la mamaran. Bien. Porque a
mí me encantaba hacerlo.
Sí, me encantaba chuparlas, hacer mamadas o como quieran
decirle a aquello… Y lo que más me gustaba era hacerlas sin ningún impedimento
de por medio, o sea, sin preservativo, pero como yo no era de estar en
relaciones muy estables en verdad fueron muy pocas las veces que lo hice.
Con ellos, bueno, con ellos estaba de pronto planeando un
futuro y ya no le vi el caso a interrumpir nuestra colectiva calentura por
ello. Soy de aquellas de las que creen firmemente que si NO te gusta chuparla
mejor ni lo hagas. Pero como a mí me encantaba…. Lo sé, lo dije y me repito,
digamos sólo que me daba de lleno a ello. Y hasta se podría decir que
disfrutaba tanto o más que el favorecido.
A Jacob se la chupaba con furia mientras que a Edward lo
torturaba al alternar el ritmo entre rápido y lento con la mano.
Sentí a ambos penes completamente (y divinamente) duros como
rocas y eso sólo conseguía excitarme aún más, y más, y más.
Nuestras pieles quemaban.
Volví a Ed y no pude evitar sonreír cuando lo sentí tensarse
aún más.
-Mierda gatita me vengo- ¡Vaya! Eso fue rápido, pensé.
-Oh, joder Ed… Te ves… Te ves tan jodidamente caliente- mmm,
esta calentura era extrema para todos al parecer-. Ay muñeca, sí, así, más
rápido, más rápido.
Mierda, mierda, mierda.
¿Podría llegar a acabar tan sólo viéndolos y escuchándolos?
Oooohhhh….
Etiquetas:
El Problema de mi Sexóloga
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario