DISCLAIMER
Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.
Este
capítulo tiene una canción recomendada que es en la que milagrosamente me
inspiré… “DÉJAME UN BESO de CHIKI SALSA O
SALSA KIDS” =D
“Déjame un beso… Para la espera”
“Déjame un beso que me dure hasta
el lunes, un beso grande, un beso inmenso”
Mientras mi mano se iba deslizando hacia
su centro, su epicentro de calor y femineidad, podía sentir como mis labios
devoraban su boca una vez más con la intención de distraerla y a la vez de
reclamarla, de hacerle perder el sentido así como ella lograba hacérmelo perder
a mí.
Su tersa carne del muslo interno se tensó
notoriamente cuando mis dedos inquisidores se acercaban cada vez más a su
ardiente ingle.
Bella tensó las piernas y clavó las manos
en mis hombros hincándome las uñas y haciéndome querer sisear de dolor. No
podía. No quería. No si eso significaba soltar su boca y dejar la calidez y
magia de ella.
No quería pensar que, como ella misma
dijo, ambos teníamos cosas que hacer en la semana. Planes, rutinas, es decir,
poco casi nulo tiempo para otra de estas “sesiones”, quizás dentro de tres o
cuatro días, pero eso obviamente no sería lo suficientemente rápido para mí.
QUERÍA MÁS. QUERÍA MÁS DE ELLA. CON ELLA.
Creo que nunca había sentido las cosas, los
sentimientos que se podían transmitir con un solo beso. Amor, dolor, anhelo,
deseo, comprensión, apoyo, dudas, confusión, rudeza, lujuria, calor frialdad,
cariño, ternura.
Eran tantas las emociones que ella suscitaba
en mí, que en consecuencia el beso que le estaba dando variaba tanto de tiempo
y formas que me sorprendía, gratamente, el hecho de que Bella fuera seriamente
capaz de seguirme el ritmo sin siquiera detenerme a cuestionarme nada.
Confianza.
“…Déjame un beso que dure hasta el lunes,
un beso
grande, un beso inmenso,
que me
sostenga que sea mi alimento.
Ay, déjame un beso
que me dure hasta el lunes
para no morir de celos,
para
esperar tu regreso…”
Eso era lo que ella era para mí. Mi
alimento. Ella alimento de mi alma, de mi ser, de mi vida. Mi vida era hueca,
oscura y fría sin ella.
Mi mano por fin tocó la gloria de su
destino.
Los rizos castaños rojizos estaban
internamente húmedos por sus fluidos yacientes, claros reflejos del deseo que
sentía.
Mi lengua estaba ahora ya más tranquila,
permitiéndole a sus sentidos avocarse concretamente en lo que sucedía en su
parte más secreta. Dejándole degustar cada una de las sensaciones que nacían de
su piel ante el roce de mi tacto. Masajeé con la palma abierta todo su
triángulo para luego hundir con lentitud extrema mi dedo medio en su raja,
obteniendo como recompensa un grato siseo de su parte.
Ella demandó mi boca con fiereza así que
yo dejé mis dedos quietos por unos segundos. Luego introduje con la misma
exasperante lentitud el dedo índice dirigiéndolo directamente a aquél mágico
botón que la haría explotar de placer, y rozando en el camino sus sedosos y
calientes labios internos.
Para este entonces su beso era claramente
sexual y sin siquiera saber ella que lo era.
Comencé a marcar con mis dedos un ritmo
pausado y lento en círculos sobre su palpitante y muy mojado botón que
contrastaba enormemente con la lujuria y pasión desmedida que transmitíamos en
el beso.
“…Déjame un beso que me dure hasta el lunes
para llenar el silencio
que dejas cuando te vas,
porque
contigo se que van mis sueños.
que arranque todo el dolor
que
se apodera de mi hasta el lunes…”
No quería dejar de besarla nunca. Tenía
tanto que demostrarle aun con ellos, tanto que transmitirle silenciosamente.
Las palabras podían dar miedo, podían asustar, los besos no. Las palabras
podían herir, los besos no. Las palabras podrían hacerme perderlas y los besos,
los besos sólo la unían más y más a mí.
“…Déjame un beso que me dure hasta el lunes
para llenar el silencio
que dejas cuando te vas
porque
contigo se que van mis sueños.
Que arranque todo el dolor
que se apodera de mi hasta el lunes…”
Introduje fácilmente un dedo en su
interior, disfrutando enormemente de sentirla arquearse hacia mí. Y ahí, en ese
momento, en medio de ese glorioso momento, tuve mi epifanía.
Bella me amaba.
Sí, me amaba.
Me amaba como amigo, como hermano, como
confidente, como niño, como idiota. Ella me amaba. Amaba mi persona en cada
faceta que había visto de mí. De mi vida.
Pero en problema radicaba en que no como
hombre.
Y eso era por el simple hecho de que yo
nunca me había mostrado como verdadero hombre ante ella. Entonces en eso
debería de enfocarme de ahora en más. Porque sabía, con una seguridad que me
asombraba, que Bella me amaría como yo a ella en cuanto como uno. Como un
hombre para ella. Como “su” hombre.
Así como yo hasta algún momento tuve una
venda en los ojos viéndola sin verla. Ella estaba igual ahora conmigo. Yo sólo
la vi realmente cuando vi a la mujer en ella, no a la niña, amiga, confidente,
compinche, hermana, NIÑA, que me había acompañado en cada momento de mi vida.
No, la mujer. Yo vi por unos breves momentos a la mujer, la mujer que sería en
un futuro no muy lejano, alegre, realizada… Acompañada.
Y eso es lo que yo necesitaba que Bella
viera en mí. El hombre que podría ser. El hombre que seré. El hombre para ella,
por ella, con ella, DE ella.
-¿Ed?- susurró mirándome con los ojos
nublados de placer y sacándome de mi nube de revelación.
-Lo siento pequeña- dije besando su nariz
y comenzando otra vez con el ritmo pausado antes adquirido de mis dedos en
ella- menos mal que sólo habían sido unos cuantos segundos, pensé mientras
demandaba su boca otra vez.
Mientras mis dedos seguían su danza noté
que las manos de Bella se deslizaban por mi torso hasta llegar a la cinturilla
de mis pantalones.
Ya a esta altura habíamos cortado el beso
para mirarnos a los ojos.
Dejé a Bella investigar haciendo tripas corazón y aguantándome las ganas de
gritar y putear ¡Sentía que iba a acabar nada más sentir sus dedos en mi
acalorada piel! Sin embargo, me aguanté. Ella… quería investigar… Y yo sería su
conejillo de indias. Tragué saliva.
Esperaba no terminar disecado por mi
propio calor ¡Mierda!
Sus dedos fueron tanteando
explorativamente el terreno en el que se hallaban y yo me encontré cerrando y
apretando los puños contra las sábanas de forma violenta. No sé si perdí el
sentido o qué, pero creo que fueron unos cuantos minutos después cuando sentí
al fin a sus finas yemas rozando suavemente mi virilidad. No pude hacer nada
para evitar el respingo que me azotó el cuerpo entero. Con una seguridad de la
que no la creí capaz, me miró a los ojos mientras tomaba ahora firmemente mi
duro –DURO- miembro en su mano.
-Ssss- siseé o gemí, no lo sé.
La
cabeza me daba vueltas ante tal magnitud de placer. Dios. Estaba perdido. O la
paraba y lloraba su pérdida o me limitaba a pasar la peor vergüenza de mi vida
viniéndome en su mano ¡Y para colmo antes que ella!
-Bella, para- ella pretó aún más,
moviendo arriba y abajo sin descanso ni trgua ¡Joder! Menos mal que no sabía-
¡Para maldita sea!
-NO.
-Beeeellaaaa- me quejé retorciéndome
sobre la ya desordenada cama.
Sí, no me importaba nada, estaba aguantando
como loco y ya estaba en el punto de que quería llorar.
-Por favor Bella, para… Vy a…
-Lo sé… Dios Ed… Me encanta verte así,
tan ido… Tranquilo, vente… Vente para mí Ed, quiero verte venir…
¡MIEEEERDAAA!
Ella quería matarme, de verdad lo quería,
ella era y sería mi jodida perdición, juro que lo era.
En ningún momento entre los que habló
dejó de mover su mano. Incluso de vez en cuando entre frases, me daba algún que
otro pequeño y corto beso en el pecho o estómago.
-De verdad Ed, hazlo, quiero verte- me dijo
al oído. Yo gruñí en respuesta temblando de tanto contenerme- ¿Te gusta?
Enséñame ¿Te gusta esto, o prefieres, no sé más duro, más suave? Dime…
-Bella, Be- lla, de en serio… Debes
parar, dame sólo un segundo para que me ponga un condón al menos- dije de un
tirón porque ya no podía ni siquiera pensar bien.
-¿Para qué?- dijo sin dejar de mover la
puta manito. Pude ver al monstruo en mi cabeza encogido y agarrándose las
pelotas por el dolor. Ja, tú lo quisiste pené. Mierda. Estoy loco.
-Por… que… porque así… No… Mano… En tú…
Así yo…- me besó.
¡Puta madre! ¡Y me besa justo ahora!
-Vente Ed, vente…- susurró sobre mis
labios antes de ahogarme con su lengua en mi sorprendida boca.
-Beeeeellaaaaa- grité sin poder
contenerme al acabar de manera explosiva. Dios que vergüenza. Ni que fuera
niñato puberto.
Después de lo que pareció una eternidad y
con la respiración aún agitada pude lentamente ir abriendo los ojos y mirarla.
Ella estaba viendo mi pene ya ahora semi
flácido aún en su mano y viendo también como su mano estaba bañada de esa
espesa, casi gelatinosa, blanquecina y pegajosa muestra de semen.
Esperé a ver su cara de asco… Pero nunca
llegó.
-¿Bella? Déjame y te paso unos pañuelos-
dije rápidamente.
Quizás ella no supiera que hacer, pensé.
Ella no se molestó en contestar, pero
cuando hice ademán de moverme ella apretó más fuerte, impidiéndome moverme y
reteniéndome donde estaba.
-¿Bella?- pregunté.
Ella me ignoró. Lentamente me soltó y se
miró la mano. Se la acercó a la cara y yo estaba tan tieso que pensé que se me
quebraría algo.
Primero se olió. Olió la mano aún sucia
pero no hizo ni mueca ni nada y luego… Luego casi me infarto.
Ella llevó la punta de un dedo húmedo a
su boca… y lo chupó. Al principio frunció el ceño, pero luego volvió a chupar y
yo gemí ahogadamente ante semejante visión. Mierda, mierda, mieeeeerdaaaaa.
Cerré los ojos con fuerza.
-Mmm… No está mal… Siempre pensé que
sería algo horrible… Es raro pero…
No… feo- dijo ella degustando. Volví
a gemir y entonces ella preguntó- Ed ¿Qué te pasa? ¿Te duele algo?- Gemí otra
vez ¿Qué no lo sabe? ¿Acaso no se da cuenta?- OH- dijo después.
A miré.
Ella estaba viendo hacia mi entrepierna
donde mi miembro, ya duro otra vez, latía palpitante de necesidad después de
aquella erótica visión.
-Bella… Sólo… Arrggg… Ve a lavarte- dije
respirando con pesadez.
-Pero…
-Ve- repetí ahora bastante más fuerte.
Ella se levantó y fue al baño mientras
que yo aprovechaba para tomar unos cuantos pañuelos descartables de la mesa de
noche y me limpiaba también los restos que pudieran quedar. Oh, no, pero esto
no se quedaría así, mierda que no. Ahora iba a ver, pequeña desconsiderada. Y
yo que no quería abrumarla ¡JA!
Al fin salió y vino directamente a mi
lado. No fui nada suave. En cuanto estuvo a mi alcance tomé su mano y la tiré
sobre mí saqueando su boca de manera voraz. Ella se sorprendió, lo sentí, pero
no me negó nada. Rodé con ella para que quedara a mi lado izquierdo aun medio
aprisionada por mi cuerpo mientras que, ya sin miramientos, llevé directamente
mi mano a su coño.
Ella dio un respingo, pero no me detuvo.
Con devoción y ansias introduje mi pulgar apoyado sobre su clítoris, no
apretando o rozando, sino sólo ligeramente apoyado.
-Aaaahh- gimió ella. Y yo bebí aquel
glorioso sonido con mi propia boca.
Comencé a mover el dedo, lento al
principio, disfrutando enormemente de ver como ella se arqueaba. En varias
oportunidades quiso agarrar mi miembro, pero con algunas contorsiones de mi
parte logré esquivarla hábilmente. Pequeña zorra, esta vez no me iba a
distraer.
Ella ya a esta altura se encontraba
tremendamente empapada por lo que no me fue nada difícil introducir mi dedo
medio. Ella boqueó y se arqueó. BIEN. Ahora venía lo difícil.
Sabía que había un punto en cada mujer
que las volvía literalmente locas, sin embargo, nunca me he tomado el tiempo ni
he tenido las ganas de investigar más allá. Por lo que esta sería mi primera
vez, y esperaba, rogaba enormemente por hacerlo bien.
Con un poco de incertidumbre comencé a
buscar su tan preciado punto G.
Bella mientras tanto gemía, ronroneaba y
boqueaba.
Arriba, nop. A la izquierda, mmm, nop. Al
fondo, auch, nop. Cerca de la entrada, izquierda no, centro no, arriba a la
derecha… BINGO!! El espasmo y brinco que dio Bella ante mi ligero toque fue
señal suficiente para saber que sin duda había dado con él.
-Ay… Ed, eso… Yo… Aaahh…- decía ella de
manera incoherente.
Por fin, luego de unos cuantos minutos de
mantenerla así en vilo, decidí que ya había tenido suficiente de torturarla,
así que incrementé el ritmo siempre rozando con mis yemas esa delicada y
pequeña protuberancia sensible que le proporcionaría aquel ENORME placer. En
cada entrada de mis dedos, las yemas se me curvaban justo hacia aquel punto.
Minutos después tuve como recompensa la visión más hermosa, erótica y fascinante
que hubiera visto jamás –y que vería jamás, de eso estaba completamente seguro,
pensé para mí.
Bella se arqueó, contorsionó y gimió con
fuerza en mis brazos cuando llegó de forma atroz a la cúspide máxima de placer
otorgándome a mí el placer de observarla en ese primer momento tan sublime y
mientras yo para extenderlo todo lo más posible, seguía atormentándola con más
de mis estímulos. Mi pulgar aún estaba firme sobre su punto y mi otra mano aún
seguía acariciando su seno de manera incansable. Lo único que había soltado era
su boca para poder ver completamente su demostración pasional y escuchar como
la mejor sinfonía sus pequeños gritos y gemidos de tan delirante placer. Me
embebí en la imagen de mi nombre salir de sus labios y su cuerpo gritar y clamar
por la magia de mis caricias. Fue SUBLIME.
Despacio quité mi mano de ella, de su
interior y sonreí al notar como ella fruncía levemente el ceño. Tenía el cuerpo
tan desmadejado, tan obnubilado por todo lo acaecido que ni siquiera notó que
la tomé en brazos y la recosté bien en la cama. Me acurruqué contra ella y nos
tapé, aún era muy temprano por lo que ¿Qué mejor manera de pasar el tiempo que
acurrucado junto a mi Bella, sintiendo el cálido calor de su piel contra la
mía?
Bien esto no había sido un paso ¡Fueron
como diez!
Pero este imborrable e impagable recuerdo
sería mi recurso para sobrevivir los días, las horas, los minutos que debería
de estar sin poder volver a tocarla… Sin poder volver a sentirla… A sentirla
completa y absolutamente MÍA.
“ … Fin de semana sin ti
Siempre q llega
Te vas
Siempre q llega te vas..
Fin de semana sin ti
Comienza mi soledad
Comienza mi soledad...
Para quererte
Para soñarte
Para calmar este tormento
Déjame un beso grande un beso inmenso...
Para quererte
Para soñarte
Para calmar este tormento
Déjame un beso q sea mi alimento...
Para quererte
Para soñarte
Para calmar este tormento
Déjame un beso grande un beso inmenso...
Déjame un beso q me dure hasta el lunes
Para llenar el silencio
q dejas cuando te vas
Porque contigo se van mis sueños
Déjame un beso q me dure hasta el lunes
Que hará q
todo el dolor
Que se apodera de mí..
Hasta el lunes..
Para quererte
Para soñarte
Para calmar este tormento
Déjame un beso grande
Déjame un beso inmenso
Para quererte
Para soñarte
Para calmar este tormento
Déjamelo todo
Déjame amor
Déjame la vida
Déjame calor
Para quererte
Para soñarte
Para calmar este tormento
Ay no me digas q te tengo q olvidar
Hasta el lunes....
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