28 de octubre de 2011
Descubriéndonos... capítulo 10
DISCLAIMER
Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.
La mañana siguiente fue de lo más rara.
Apenas nos despertamos, rectifico; Apenas se despertó pegó tal
saltó de la cama que en consecuencia me despertó a mí.
Al parecer en el correr de la noche nos acomodamos hasta quedar
muy abrazados en la típica forma de cucharita pero, bueno, como es bien sabido…
Este, arg, cuando el hombre despierta, su “amiguito” también en la muy clásica
y reconocida “erección matutina” y no es algo que Bella no haya visto e incluso
burlado en una de nuestras tantas pijamadas pero… Aparentemente despertar con
mi amigo ya despierto en todo su esplendor anclado en su trasero luego de
acordar iniciarnos mutuamente en el terreno sexual de manera lenta y
progresiva, no era la mejor manera de comenzar el día. Por lo que en cuanto
Bella se despertó y sintió “esto” se sentó de golpe en la cama más tiesa que un
palo de escoba mientras que yo, todavía adormilado y un tanto desorientado, me
desperezaba a su lado sin entender qué demonios le había pasado.
Hasta que al notar su postura rígida y la postura anteriormente
tomada el calor se adueñó de mi rostro
¡Vamos Edward no es como si
hubieses podido evitar!- me dijo el monstruito rebelde que
comenzaba a surgir en mí cada vez más seguido.
-Sí, pero la idea era ser sutil- me contesté a mí mismo.
-Arrgg, pero sentiste su
caloooooorrr- dijo frotándose las manos y moviendo las vejas
sugestivamente.
Era curioso que el monstruo creado en mi cabeza fuera como un mini
yo pero con cara de demente que veía delante o sobre mí poniendo más libremente
diferentes emociones que la mayoría de las veces mi yo consciente reprimía una
y otra vez. Mi monstruo tenía coraje… Pero un lujurioso desubicado, pensé.
El monstruo se cruzó de brazos y bufó exasperado.
Mientras todo este enfermizo y loco debate verbal se producía
dentro de mi cabeza, Bella, roja de vergüenza, se había levantado sin mediar
palabras, tomó algunas de sus ropas y corrió al baño sin siquiera tropezar una
vez (lo cual ya de por sí era todo un logro).
Yo por mi pate me levanté y me cambié con rapidez para luego ir a
tender la cama.
-No hace falta- dijo ella desde el umbral de la puerta mientras
secaba su cabello con una pequeña toalla de mano.
-Tranquila, ya está. Sobre lo de antes, yo…
-Tranquilo tú- rió- fui una idiota- se acercó y se sentó en la
cama-. Creo que fue mi reacción lo que me asustó- yo me pregunté qué reacción
era y como si ella me leyera la mente, me dijo-. Lo que me asustó… es que yo en
realidad no quería moverme de allí ¿Entiendes?- me preguntó mirándome con ojos
grandes y suplicantes.
-Mmm… Eso creo. Igual, como dije, tú tranquila y no eres idiota.
Ahora vamos abajo que tengo hambre- dije cambiando drásticamente de tema para
no mortificarla pero sumamente contento de que ella no se “asustara” ante una
muestra física tan evidente y “palpable”.
Bajamos y desayunamos junto a Renné, quien por un momento se
sorprendió al verme, aunque por suerte no dijo nada.
Bella le contó entusiasmada de nuestros planes y Renné emocionada
tanto o más que Bella nos deseó suerte.
Por millonésima vez pienso ¡Qué bueno que los padres de Bella me
adoran!
Cuando subimos al auto para irnos le pregunté a Bella si quería
que fuéramos con alguien más- y por alguien más se sobreentiende que hablaba de
mis hermanos y sus respectivas parejas- pero, por suerte para mí, ella dijo que
no.
Perfecto- pensé- porque en realidad
sólo lo dije por cortesía… Y creo que ella lo supo, como siempre.
Hoy no quería, ni necesitaba ver a nadie más que a mi Bella.
¡Hey! No es como si quisiera montarla en plena feria pero… Digamos
que en mi mente esto se asemeja mucho más a una cita de novios… Y me agradaba
la idea.
Una hora después, al fin llegamos.
Bella era como una niña allí. Se subió a todos los juegos y se
veía a leguas y claramente como disfrutaba de cada uno de ellos. En especial
las montañas rusas y los autos chocadores. Paseamos por los juegos de
competencia, donde yo le regalé un gran león de peluche que gané al tirar las
latas de una y ella ganó y me regaló un enorme muñeco verde de uno de los
personajes de Ben 10, cuando ganó disparando a todos los patos en movimiento
con la pistola de agua. Debo reconocer que era jodidamente buena con la
puntería. Hasta Charlie quedó impresionado el día que nos llevó a enseñar y a
practicar al bosque. En fin…
Pasamos el día entre risas y algún que otro beso. Sí, beso ¿No
creerían que después de obtener su beneplácito para todo esto me iba a quedar
en borde, no?
Nos reíamos como tontos mientras nos tirábamos a algún lugar medio
oculto para comernos la boca con ganas. No queríamos dar mal ejemplo a los más
pequeños.
Al principio estuvo medio incómoda, pero luego ya se fue
acostumbrando, hasta que al final- y por suerte- fue ella quien me besó casi
con rudeza al caer el final de la tarde.
Lo único que quizás lo empañó un poco fueron las llamadas no
atendidas de Alice a mi móvil. Yo aún no le perdonaba lo del otro día, y ella
tampoco a mí. Para luego ver como la llamaba a Bella insistentemente. Bella fue
la más racional, le escribió un texto diciéndole que no la podía atender porque
estaba ocupada y porque tenía poca batería, que luego le hablaba desde su casa.
También le texteó a su mamá diciéndole que iba a dejar el móvil apagado porque
tenía poca batería. Era una genia. Lástima que yo no podría hacer lo mismo.
Alguien debía tener prendido el celular en caso de emergencia.
Una vez ya finalizado el día, cansados y más que contentos, nos
dirigimos al auto para el regreso a casa. Este día había sido muy especial y lo
cierto es que no quería para nada que terminara, por lo que me oí decir:
-¿Quieres quedarte en casa y hacer una maratón de películas?
Claro, si no estás demasiado cansada.
Ella se quedó mirándome un momento, analizándome, y luego con una
enorme sonrisa extendiéndose por su rostro respondió con un sencillo “Claro”
-Pero antes debo de pasar por casa para darme una ducha y tomar
algo de ropa.
-¡Seguro!- grité sumamente feliz sin poder o querer evitarlo.
Ni los padres de Bella ni los míos hacían ningún tipo de problema
con nuestras pijamadas. Muchas veces Renné o Emmet nos cargaron diciendo que
uno era la extensión del otro y cosas así, y siempre creí que en algún punto tenían razón- aunque nunca
lo fuera a aceptar por obvias razones.
Llegamos a la casa y Bella fue directo a darse una ducha rápida
mientras que yo me iba con Charlie a sentarme en el sillón a ver el partido de
los Marins.
-La próxima no seré tan flexible… Eddie- dijo Charlie con la vista
aun clavada en la pantalla.
-¿Sobre qué?- pregunté medio desorientado.
-Sobre lo de anoche. Sé por qué lo hiciste y sólo puedo desearte
suerte, no te será nada fácil hacerla cambiar de parecer.
-Pero…- yo estaba bloqueado, desconcertado.
¿De verdad Charlie me estaba diciendo lo que creo que estaba
diciendo? ¿Cómo…?
-No te pongas nervioso chico. Es obvio que desde hace años te
gusta. No creo que haya alguien además de ella que no lo haya notado. Nunca
creí que fuera tan despistada, pero lo es- al final me miró con una media
sonrisa-. Sólo no sufras ¿Ok? Los quiero a ambos y no me gustaría que ninguno
de los dos sufra.
Yo me quedé de piedra. Charlie lo sabía ¡Todos lo sabían!
¿Por qué nosotros no lo notamos?
-Charlie- comencé con voz ahogada- Yo… Lo cierto es que yo no me
di cuenta hasta hace poco- el me miró confundido y sorprendido y yo le sonreí
en respuesta-. Sí, somos dos tontos, pero… No te voy a negar que duele, porque
sí duele, sobre todo cosas como lo de ayer, pero quiero que sepas que voy a
intentar que ella se fije en mí y si no se da, bueno no se da y espero poder
seguir siendo tan sólo su “mejor amigo”-
dolía pensar en que era una gran posibilidad-. La quiero, lo sabes, y no me
gustaría que nos alejáramos por esto.
-WOW- exclamó él luego de mi discurso-, eso de verdad es muy
maduro por tu parte, aunque… La verdad
es que son tan parecidos que se merecen ¡Mira que no darse cuenta!
Jajaja- rió-. Te lo dije chico, suerte y no sufras. Eso sí- dijo poniéndose
serio de pronto y yo me hice una idea de lo que venía-, yo te podré querer
mucho, como un hijo más, pero… Como le hagas daño a mi pequeña te la…
-¡Ya estoy lista!- interrumpió Bella la GRAN amenaza de su padre.
-Mmmhhh- murmuró él-. De acuerdo, vayan, yo le aviso a Renné.
Vayan con cuidado y mañana no vuelvas tarde ¿Estamos?
-Ajá- asintió ella- ¡Nos vemos!- dijo por sobre su hombro yendo ya
hacia la puerta.
-Eddie…- dijo en voz baja y ronca cuando comenzaba a seguirla-
recuerda lo que te dije.
-Lo haré Charlie, lo haré. Te prometo que no le haré daño. No
podría aunque quisiera porque sería como hacérmelo a mí… O peor.
-Tú sabrás. Sólo tenlo bien en cuenta- dijo dirigiendo de nuevo su
mirada a la pantalla.
-¡Vamos Cullen!- dijo ella volviendo sobre sus pasos y tomándome
fuerte del brazo.
-Lo siento… ¡Oye!
-¡Ya vámonos! Que primero quiero pasar por el video club.
-De acuerdo, pero… Wow ¿Bells?
-¿Sí?
-¿Qué… qué te?- dije señalándola.
-Oh, ¿Esto? Sólo tenía calor ¿Qué, no te gusta?
Yo pasé saliva ruidosamente. Bella iba a matarme, juro que iba a
matarme. Llevaba puesta una falda muy corta de jean negro y una simple remera
de tiritas blanca ¿Está demás aclarar que dicha remera dejaba entrever con
facilidad todo el corpiñito blanco también? No, no lo creo.
¡Se le notaba el corpiño!
¡Carajo! ¡Mierda! ¡Jodeeeeeer! Ahora sabía por qué había aceptado tan contenta
¡Ella quería que comenzara con algo!
Sí, sí, ya sé que ya lo había pensado, ¡Pero ahora tenía encima la
presión de saber que ella esperaba que yo actuara no sé cómo! Aarrggg…
-No te gusta- sentenció, sacándome de mi trance y miedo demencial.
-¡NO! No, no es eso- grité, gruñí-. Lo siento, de verdad que te
ves muy bien Bells, sólo me sorprendiste nada más. Anda ya vámonos- ella bufó
pero entró al auto en cuanto le abrí la dichosa puerta.
Poco más de media hora después llegamos a casa con las películas y
unas cuantas porquerías para acompañarlas.
-¡Hola!- dijo mi madre en cuanto la vio cruzar la puerta detrás de
mí.
-Hola Esme. Espero no te moleste pero tu hijo me invitó a ver una
de nuestras maratones de películas- dijo ella de lo más campante.
-Sabes bien que nunca hay problema en que vengas pequeña ¿Van a
cenar con los demás?
-No- respondí yo cortante sorprendiéndolas a ambas- Voy a pedir
una pizza y comeremos en mi cuarto ya viendo la tele.
No tenía para nada ganas de compartir la mesa con ellos, y mucho
menos compartir el precioso tiempo a solas con mi Bella.
-Oh, de acuerdo- contestó Esme medio afligida. Rayos. Ya sabía yo
que a ella le encantaba que Bella fuera a comer con nosotros.
-Pero mañana al mediodía sí, ´porque yo me quedaré hasta la tarde
si no es molestia o abuso claro- dijo Bells con una sonrisa cómplice a mi
madre.
Fue increíble ver como Bella con unas cuantas palabras consiguió
que mi madre le dedicara una de sus sonrisas cegadoras.
-¡No! ¡No hay problema! Huy, tengo que ponerme a preparar todo,
mañana también estará Carslile así que… Vayan, vayan, chicos, yo ya tengo mucho
que hacer.
-¡Buenas noches Esme!- gritó Bells a mi madre quien ya se estaba
yendo en dirección a la cocina.
.Buenas noches cariño.
-Sí, buenas noches “mamá”
-Oh, adiós Ed.
¿Ven la diferencia?
Bufé. Con una mierda. Yo sabía- porque no era taaaaan tonto como
para no notarlo- que mi madre adoraba más a Bella que a mí mismo, pero ¡Rayos!
Disimular aunque sea un poco mujer.
-Vamos- dije tirando del brazo de Bells hacia la escalera.
Al pasar por la puerta de la sala de estar vi a mis hermanos
reunidos a sus parejas jugando a no sé qué. Emmet me vio y me hizo señas para
que fuera con ellos pero yo sólo me limité a levantar la mano. Claro que con mi
tremenda suerte, todos se giraron a vernos cuando vieron a Emmet responder el
gesto. Idiota. Alice sonrió cuando vio a Bella
detrás de mí. Pero la duende estaba muy equivocada si pensaba que esta
vez iba a permitirle salirse con la suya.
-¡Bells!- dijo viniendo a saltitos hacia nosotros.
Inconscientemente apreté más fuerte la mano de Bella. Me reconforté un poco
cuando sentí otro apretón en respuesta- Ven con nosotros, vamos a ver una
película de terror y luego teníamos pensado ir a algún bar de Port Angels a
tomar algo- vi como ella estaba levantando la mano para tomar la de Bella.
Al parecer ella también notó el poco sutil movimiento ya que la
usó en el momento perfecto para acomodarse el cabello de manera algo nerviosa.
-Alice- dije aun enojado con ella-, nosotros nos quedaremos.
-Oh Edward, “TÚ” puedes hacer lo que se te venga en gana, pero,
Bella, saldrá hoy con nosotros- dijo mirándome para luego girarse y dirigirse a
ella. Mierda. Yo sabía lo que le costaba a Bella negarse a algo con Alice-.
Verás Bells hoy vamos a ir a divertirnos, he pensado en ir a este lugar que es…
-Alice- le llamó ella con una voz calma pero firme- yo me voy a
quedar con Edward.
-Oh, Bella, pero él puede venir o quedarse, como quiera, no hace
falta que…
-No. Alice, yo me voy a quedar con Edward, ya lo habíamos
arreglado así, por algo venimos juntos, y no voy a dejarlo solo. Vayan ustedes
y diviértanse.
-Pero…
¡Huy! Mi hermana es tan molesta a veces, bueno, casi siempre en
realidad, pensé entre irónico y divertido. Decidí que ya era suficiente e
intervine.
-Alice, basta. Nosotros nos quedaremos, ustedes hagan lo que
quieran.
Ella se limitó a usar su último y siempre infalible recurso,
poniéndole a Bella directamente su puchero más tierno y ojos suplicantes
mientras que Bella aún tensa le negaba sonriente con la cabeza.
¡Cómo amaba a esta chica!
Tiré de su mano y con un ligero saludo de ambos al resto,
comenzamos a subir la escalera hacia mi habitación.
Mi corazón comenzó a sentir una arritmia que prontamente se
convirtió en una taquicardia en toda regla. Mis nervios me traicionaban y sentí
que las manos comenzaban a sudarme. Un escalofrío me recorrió la espalda
dejándome con los vellos de la piel completamente erizados.
Al fin estábamos solos… En mi habitación… Solos… Habitación…
¡MIERDA!
Vi como Bella dejaba las bolsas en la cómoda y luego se subía
gateando a mi cama hasta quedar cómodamente sentada en el centro. Yo sólo pude
tragar saliva como pude y hasta ese simple hecho me costó.
-¡Hey! ¿Piensas quedarte mucho tiempo más ahí?
-Em… No… Voy a llamar para pedir la pizza ¿Igual que siempre?
-Seee… Ya sabes- sonreí.
-De acuerdo.
Hice el pedido y mientras esperábamos a que llegue decidimos
comenzar a ver una de las películas que habíamos rentado.
La primera sería una parodia de la primer y segunda películas de
vampiros que Bella amaba desde que habían salido. Es más en ambas me obligó a
acompañarla, obviamente lo hice y me quedé shoqueado ante la reacción femenina
para con el protagonista ¡JA! NI que fuera tan lindo… Aunque la chica no estaba
nada mal que digamos. Bella se molestó cuando le comenté todo esto.
Esta era una comedia en toda regla. Yo ya la había visto y era de
verdad muy buena, pero Bella no así que…La primera vez que la vi hubo partes en
que me reí hasta ahogarme, literalmente.
La pizza llegó, comimos y fue luego cuando mi mundo se tambaleó.
La caja de pizza en el piso con los restos. La bebida olvidada en
la mesa de luz. La película proyectando los créditos finales. La casa en
silencio.
Yo estaba por levantarme a poner otra película cuando sentí un
jalón en la remera que me hizo caer hacia atrás por el impulso.
Menos de cinco segundos después yo me encontraba recostado en la
cama con Bella encima viéndola estrellar sus labios fuertemente contra los
míos.
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