24 de octubre de 2011
El problema de mi sexóloga, cap 17
“Será”
BPOV.:
¡Con un demonio!
¡El corazón casi se me sale del maldito pecho! Joder, pero
si todavía sigo con una tremenda taquicardia.
-Lo siento, lo siento, lo siento- escuchó decir.
-Tienes mucho que sentir- dijo Ed secamente y claramente
enfadado-. Casi nos has provocado un infarto a los tres.
-Oye tú…
-Tiene razón- le secundó Jake zanjando el asunto- ¿Bella,
cómo estás?
¿Por qué rayos no puedo encontrar mi voz? Mierda.
Levanté mi dedo
índice para que entendieran que me esperaran por un minuto más. Gracias a Dios,
lo entendieron.
-De veras que lo lamento Bella- le escuché decir por, no sé
¿Décimo quinta, décimo sexta vez? Dejémoslo ahí. Fueron muchas y yo todavía no
hallaba mi voz para decirle que se calle de una puta vez.
El timbre ¡Rayos! ¡Rayos, rayos, rayos!
Cierto, venía el detective ¡Concéntrate Bella! ¡Vamos, sé
fuerte, ponte la máscara, guárdate la mierda!
-Iré yo- dije con la voz ronca cuando vi que Edward se movía
para abrir.
Todos me miraron.
Me levanté y caminé aun un tanto tambaleante hasta la
puerta. Abrí.
-Hola. Gracias por venir tan rápido.
-No hay de qué señorita Swan- dijo el detective aun sin
cruzar el umbral.
-Por favor, adelante.
-Gracias ¿Dónde…?
-En el dormitorio- atajé antes de que hablara-. Sr. Withlock
antes de que lleguemos con el resto- dije recién cerrando la puerta- hay algo
que ellos no saben y… Que me gustaría que viera en privado- el asintió en
respuesta a mis susurros y luego me indicó que lo precediera con una seña de su
de su mano. Lo hice.
-Buenas noches- dijo educadamente a la sala donde los demás
esperaban.
-Buenas- contestó Edward.
-Gracias por venir Withlock- dijo Jake acercándose a darle
la mano.
-Buenas noches- susurró ella.
-Encantado señorita- dijo con un marcado acento que no supe
diferenciar del todo. Ella asintió.
-Iré a mostrarle… TODO… ¿Podrían que…?
-Quédate aquí Bella, al fin y al cabo yo lo encontré y moví
un poco, no creo que…
-Jake- dije con una furia notable en mi voz a muy duras
penas contenida por tanto estrés- Sr Black. Me corresponde a mí guiar a MI
detective, a MI cuarto- dije fríamente.
Todos. TODOS, me miraron sin entender… excepto Withlock.
-Creo que eso sería lo mejor Srta. Swan. Black- le llamó
sacándole del estado de shock- seguramente ella notará si hay algo raro en su
habitación- Jake se encogió al ver la verdad de sus palabras y al darse cuenta
de lo imbécil que había quedado, a pesar de que yo sabía que no era con esa
intención con la que él lo decía-. Lo mejor sería que yo la guiara tranquilamente
en lo que yo quiero que observe así que, si nos permiten, la acompañaré al
cuarto unos minutos. Enseguida regresamos- WOW, el detectivito este sí que
causaba autoridad, pensé- ¿Srta.?- Yo solo asentí y comencé a caminar hacia el
corto pasillo. Al pasar delante de ellos, me giré y dije:
-Por favor esperen aquí. Sírvanse lo que quieran- me di la
vuelta y seguí mi camino.
15 minutos después mientras él veía el contenido, yo le
terminaba como había ocurrido todo.
-Así que…
-Exacto.
-Bueno. Entiendo la raíz de su preocupación pero el foco del
problema es usted- dijo cortante.
-Pero…
-No. Ahora mismo usted es prioridad. El acosador ha
demostrado intimidad con esto. La corona en su cama en forma de corazón, el
sobre en el cajón de su ropa interior. El respeto a la SU intimidad al margen
de esto ¿No lo ve? El acosador quiere demostrarle que puede estar cerca de
usted sin que siquiera se le note. Que no por el hecho de acosarla este
invadiendo su mundo. Obviamente su desequilibrio es completo por lo que el peligro
es mayor.
-¡Pero entonces con más razón! ¡No puedo!...
-Srta. Swan. Usted no puede quedarse aquí- dijo tajante y
muy serio- Yo suspiré ya que eso no lo podía negar, y las alternativas eran
verdaderamente pocas, casi nulas.
-Lo sé.
-Sugiero que acepte. Estará más protegida y… Bueno, quizás,
bien hecho, pudiéramos lograr despistarlo o algo, ya veremos. Por ahora tendrá
que prepararse para irse lo más pronto posible de aquí.
Suspiré.
-De acuerdo.
-¿Piensa decírselos?- preguntó.
-¿Tengo opción?
-Sí. Puede decirles y que ellos estén alertas o puede
ocultárselos y estar preocupada y alerta por ellos. Claro que en el caso de que
les ocurriera algo nunca será capaz de saber a ciencia cierta si ellos lo
pudieron haber evitado o no.
-Gracias- murmuré irónicamente.
-Es la verdad…. Y Siempre es mejor ir con ella que en
contra- asentí porque, aunque no me gustara, en este caso sería lo mejor.
-Vamos entonces dije yo resignada a lo que se me venía y
agradecida internamente de que este tipo no me haya juzgado y condenado como
podría haber hecho después de todo lo que le dije.
-Isabella Marie Swan- escuché nada más poner un pie en la
sala y viendo algo borroso ponerse delante de mí-. Tienes mucho que explicar
¿Por qué demonios no me habías dicho que toda esta idiotez de los ramos aún
seguían llegando? ¿Acaso no confías en mí? ¿Quiénes son ellos? ¿Y por qué si
saben? ¿Quién es él? ¿Qué te pasó hoy?
-No seas idiota ¿Quieres?- dije más bruscamente de lo que en
realidad pretendía interrumpiendo la oleada de preguntas que de seguro todavía
tenía pensado formular-. Lo siento. Es sólo que no quería preocuparte, a nadie
en realidad… Yo… Me conoces Al.
-Owww… Eres una maldita perra estúpida… Pero sí-dijo tras
suspirar-, te conozco, y eso es muuuuuy Bella. Ahora, tienes que decirme
toooodo, ya sabes ¿No?
Ahora fui yo quien suspiró.
-Siii, lo sé, duende, lo sé- dije gimiendo para mis adentros
al hacerme una idea del interrogatorio que me esperaba.
Ella casi me mata del susto cuando al abrir la puerta me
saltó encima sin el mínimo aviso. Y los otros dos… Bueno, creo que ellos dos
todavía se están recuperando del casi infarto sufrido. Como mínimo tendrían una
tamaña taquicardia. En fin ¿Dónde estaba?... ¡Ah, sí!
Casi no tuve tiempo de nada luego de eso. Ella comenzó a
hablar de una manera tan veloz que me resultaba demasiado difícil seguirle el
ritmo ¡Hasta que fue interrumpida por el grito de Edward preguntándole que
quien rayos era y que mierda hacía aquí!
Mmm… Sexy…
Iba a detener la pelea que estaba a punto de comenzar, cuando…
Ufff… ¡Salvada por la campana! Sonó el timbre.
Y… Ya saben el resto.
Ahora tenía a mi mejor amiga frente a mí… Y tenía que
contarle en el caos que se había convertido mi vida en las apenas tres semanas
en las que se había ausentado. GENIAL.
-Bien ¿Srta. Swan? Yo me retiro. Llevaré todo esto al
laboratorio para que lo analicen cuanto antes y hablaré mañana sobre las
novedades de lo otro- asentí.
-De acuerdo. Muchas gracias señor Withlock, de verdad.
-No hay por qué- dijo sonriendo y haciendo algo que no vi
venir.
Él tomó mi mano y se inclinó a besarla como todo un
caballero de antaño salido directamente de la época de caballeros andantes y
damiselas en apuros. Me ruboricé y él en respuesta amplio su sonrisa aún más,
no sé si por mis sonrojos; o por los gruñidos que se escucharon de fondo. Pero igual no me
importó la razón.
Su sonrisa, su muy hermosa sonrisa seguía allí.
Lo acompañé a la puerta y tras cerrarla tras él respiré
hondo ante lo que tenía que hacer.
-¿Duende?- le llamé al llegar a la sala.
La miré.
La iré como sólo nosotras entendíamos, y ella suspiró.
-de acuerdo, “Perra”. Sí, ya sé. Y sí, entendí ¿Ok? Bien, ah
¿Y eso?- la volví a mirar- ¡Oh! Mmm… de acuerdo. Sabes cómo… ¡Olvídalo! Cuando
te desocupes llámame o conéctate ¿Ok?- asentí y ella suspiró-. Me voy- se giró
hacia ellos que aun seguían con sus rostros llenos de confusión, y los miró
evaluativamente-. No sé quién demonios son ustedes en su vida, pero… Como le
hagan daño… Se las corto ¿Entendieron?- dijo sonriendo mientras hacía la mímica
de unas tijeras con los dedos. Yo sólo sonreí ante su ocurrencia y al ver la
respuesta involuntaria de ambos hombres al llevarse sus manos más cerca de sus
paquetes. Idiotas.
La acompañé a la puerta y prácticamente susurrando le dije:
“Oficina, mañana. Hora en texto.”
-Ok- moduló también- Cuídate bells- dijo dándome un beso
antes de irse.
Mierda.
Odiaba preocupar a la gente. Odiaba depender de otros. Pero
lo que más odiaba era que alguien, quien sea, estuviera en posible peligro por
mi culpa. Aarrggg. Como sepa quien es el reverendo hijo de re mil putas que
está detrás de todo esto…Arrg. Vaya si disfrutaría arrancándole la piel de
manera lenta y dolorosa. Tan cruelmente como me resultaba su juego de mierda a
mí. El juego del miedo y el coleccionista le iban a parecer películas de Disney
en comparación.
Me giré a enfrentar… Lo que debía enfrentar.
:·:·:·:·:
EPOV.:
:·:·:·:·:
Carajo.
Esa mirada que nos estaba dando desde la puerta no me
gustaba una mierda.
Miedo. Coraje. Frustración.
Algo pasó.
Aquel pensamiento voló por mi mente como un atroz
presentimiento. Ella era tan expresiva que era fácil saber lo que sentía, pero
a la vez resultaba completamente difícil de leer su mente, ya que nunca decía o
reaccionaba como debiera esperarse. Era una completa contradicción; y era
fascinante.
Dejé de andar perdido y pensando en aquello y me concentré
en ella.
Se acercó a nosotros y nos invitó con la mano a tomar
asiento en aquellos confortables sillones. Había unas cuantas cosas más que
quería hacer allí, y sentarme no figuraba en ninguna de ellas. Arrg, gruñí
internamente.
Jake se sentó en el sillón de dos cuerpos y yo tomé asiento
a su lado. Parecía que estuviéramos esperando un veredicto.
¡JA! Era un veredicto. Bien podría ser un premio o una
condena, pero de cualquier forma sería nuestra, muy particular, sentencia.
-Bien- comenzó´ ella sentándose frente a nosotros,
entrelazando las manos en su regazo y mirándoselas fija y nerviosamente
estrujándose los dedos-. Yo…- frunció el ceño, parecía no saber cómo comenzar.
-¿Qué sucede?
Ella me miró entre sorprendida y recelosa.
-Ufff… esto ya parece costumbre- murmuró más para sí que
para nosotros-. Bien, déjenme terminar primero ¿Sí?- preguntó nerviosa.
Ambos asentimos, serios. La tensión en el ambiente era
palpable, nervios, miedos y enojos, todo demasiado entremezclados.
-No sabía si decírselos o no, por eso esperé al detective
para que me diera su opinión de lo que debería hacer-. Se levantó a tomar un
sobre que entre tanta cosa no habíamos notado que seguramente momentos antes
dejó medio oculto sobre la mesada-. Jacob ¿Recuerdas un momento antes, en la
habitación y estaba… Nerviosa? Bueno, más que nerviosa, luego de la corona…Mmm…
¿Mientras revolvía los cajones?- Jake asintió- Bien, fue por esto- agregó
tendiéndonos el sobre con una enorme mirada de pena y disculpa que no sabíamos
a que venía… Aún.
Alargué la mano y lo tomé. Y sí, reconozco que algo de
miedo, pero sobre todo con mucha ansiedad.
Lo abrí y saqué el contenido ya que el sobre no decía nada.
Ambos quedamos helados ni bien vimos lo que era.
Fotos.
Fotos nuestras.
En la primera estábamos los tres ayer en la entrada del
edificio de consulta-. “Cuando reventó todo, pensé”-, en la segunda, estaba
Bella conmigo en el estacionamiento mientras ambos nos sonreíamos coquetamente
el uno al otro. En la tercera, ella estaba en el auto con Jake, besándose
apasionadamente y luego varias más. Jake entrando al trabajo, saliendo de casa
ambos en el auto, fotos mías de mí mismo en
mi oficina, saliendo de ella, entrando a casa. Y las últimas. La dos
últimas.
Dios, sentí terror, verdadero y literal terror y un
escalofrío helado recorriendo mi cuerpo y helando todo a su paso.
La primera era una foto de Billy Black… El padre de Jake, de
no hace mucho. Mierda.
Noté como Jake tembló al levantar la mano para tomar aquella
foto. La foto no era fuerte, no agresiva, pero estaba obviamente cargada de
significado.
Ante el movimiento de Jake con la mano al retirar a foto,
quedó la última a la vista, y mi mente se congeló.
En aquel simple rectángulo manchado a colores, se podían
observar perfectamente a sus padres en la entrada de su casa dándose como
siempre el beso de todas las mañanas antes de que su padre se fuera a trabajar.
¡Oh, CARAJO!
Una niebla rojiza cayó como un manto sobre mi vista.
Aquel pedazo de hijo de puta se atrevía a amenazar todo lo
que amaba, todo lo que tenía ¿Por qué? ¿Por qué alguien querría dañar tanto a
Bella? ¿Por q…? Bah, eso no serviría de nada y él mejor que nadie lo sabía. Y
eso es…
En mi mente hacía y deshacía uno y mil planes para lograr
dar y ponerle las manos encima a aquel malnacido, cuando una voz apenas
audible, susurraba algo que no podía llegar a escuchar aun.
Traté de enfocarme.
-¡ED!- gritó una voz ronca.
-¿Crees que debería tirarle agua o algo así?- preguntó una
voz más suave y melodiosa pero que denotaba preocupación y algo de miedo.
-¡Con un demonio! ¡Reacciona!- gritó una voz a mi lado que
logré reconocer como la de… ¡Jake!
¡PUF! ¡Mierda!
-¡Ahhh! La re putísima madre ¿Por qué mierda me golpeas Jacob?
-¿Estás de broma o qué? Hace más de quince minutos que
estamos llamándote sin éxito. Lo lamento pero tenía que despertarte.
-Lo lamento… No sé…
-Déjalo… es, comprensible.
Rememoré rápidamente todo lo ocurrido y hablado.
-Lo que no es comprensible es todo esto, este acoso
enfermizo que tienen contigo Bella- dije. Ella se me quedó viendo-. Por favor
Bella, di que vendrás con nosotros, no importa si no quieres nada ahora… O
incluso después, sólo… ¡Sólo mantente viva!- dije con énfasis casi gritándolo.
Ella me miró y suspiró profundo.
Se acercó… Mucho… Cerca, más cerca ¿Condenadamente cerca?
Cuando quise seguir pensando, no pude.
Ella tomó mi rostro en sus manos y siguió acercando su
rostro hasta que sentí el dulce calor de sus labios tiernos sobre los míos.
Sabía a gloria.
Antes de que pudiera ahondarlo tal y como quería, como
necesitaba, ella se alejó y me miró de frente
los ojos. Ojos que desbordaban un sinfín de sentimientos y emociones.
-Lo haré Ed, lo haré lo juro. Seguiré viva… y estaré con
ustedes si así aun lo quieren. Afrontaré cada miedo y cada riesgo a su lado,
sólo, sólo cuídense también ¿De acuerdo? No quiero que nada les suceda por mi
culpa.
-Bella, tú eres nuestra razón para cuidarnos ahora. El estar
junto a ti será nuestro aliciente- dijo Jake.
-Exacto, tú eres nuestra vida ahora.
Ella se enjugó una traicionera lágrima que resbaló por su
mejilla y nos miró a ambos con emoción apenas contenida.
-No sé qué me hicieron, pero gracias- logró decir con voz
ronca.
-¿Gracias por qué?- preguntó Jake.
-Por darme esperanzas, por devolverme sueños, por estar aún
aquí a pesar de toda esta mierda en la que me veo envuelta.
-Bella, quizás aún no lo entiendas del todo pero… Cuando te
dijimos que tú eras nuestra elegida,
quisimos decir que lo serías a PESAR DE TODO. Aquí estamos y aquí estaremos.
-Ed tiene razón. No huiremos si es lo que esperas o piensas.
Aquí nos quedaremos, a tu lado… Hasta que tú digas lo contrario.
La vi mirar a Jake fijamente a su derecha y pude ver lo que
se venía. En un rápido movimiento ella se elevó sobre sus talones y tomándolo
de su nuca, estampó sus labios en los de él.
DIOS. Era una escena jodidamente erótica de ver.
Jacob rodeó velozmente su cintura con una mano y su cabeza
con la otra para que así ella no se le escapara y pudiera ahondar el beso, tal
y como yo lo había querido hacer. La temperatura de la habitación iba subiendo
cada vez más y más, casi al punto de la asfixia.
Está demás decir que Jacob no era el único con un incipiente
y más que notorio problemilla en sus pantalones, pero bueno… Creo que deberé de
acostumbrarme a estar en un estado de excitación constante al estar alrededor
de Bella de ahora en más, pero más aún cuando fuera un Jacob/Bella, pensé casi
con diversión y pesar a la vez.
El pequeño y casi inaudible gemido de Bella fue el
indicativo de que las cosas se nos estaban yendo de las manos en un momento
para nada propicio.
Diablos ¡Maldito acosador de mierda!
Me paré de donde estaba y me coloqué frente a ellos. Me
aclaré la garganta… y nada.
Les toqué el hombro… Y nada.
Al final, solo dije con voz ronca:
-Aunque me encanta verlos así y me excite sobre manera con
ello, debo de recordarles que no es el mejor momento para esto. Bella; ropa.
Jake ¡Contrólate!- dije con voz firme.
Ambos se separaron agitadamente y voltearon a verme.
Mierda. Me era casi imposible resistirme al hambre y lujuria
que ardía en sus miradas. Casi.
-Tenemos trabajo por hacer pero… Bella, en cuanto lleguemos
a casa será mejor que te encierres en tu habitación… de lo contrario, creo que
serás demasiada “tentación” a la mano-dije casi gruñendo al verla agitada y
hermosamente desaliñada.
Ella me miró y esbozó una sonrisa ladina que me encendió de
forma automática.
-¿Y quién dijo que quiero que se resistan?- preguntó
sugestiva, sugerente, mientras alzaba su muy perfecta ceja derecha hacia mí.
-Jacob gruñó de forma gutural.
-Creo que será mejor que nos apresuremos Edward- dijo con la
voz oscura por el deseo.
-Sí, creo que sí- contesté sin apartar la mirada de ella.
Ella rió y dijo:
-Manos a la obra chicos.
-Y vaya si es “Bella” la obra- dije yo.
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