2 de diciembre de 2011

El problema de mi sexóloga... Cap 21

Disclaimer: Como siempre, los personajes son de S. M., yo sólo juego con ellos.
**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O NO TE GUSTA LO FUERTE ¡NO LEAS! (Sólo apto para gente con mentalidad abierta).*
-Este fic tendrá MENNAGE hetero- bi y homosexual.-


"Debates y concesiones"


BPOV.:


Mmm… Arrggg.
Sentía todos y cada uno de mis músculos extrañamente laxos y definitivamente hipersensibles. Intenté estirarme pero, mmm… ¿No podía? Nop, no podía. Qué extraño, no solía enredarme nunca taaaanto con las sábanas. Lo intenté otra vez, y algo increíble pasó…
¡La sábana de al lado mío se movió! ¡Mierda, no jodo, se movió!
Salté de la cama pateando las mantas de forma un tanto desesperada retorciéndome hasta que al fin logré salir de las mantas que tenía encima ¡¿Qué putas?!
-¿Qué? ¿Qué?- saltó ¿Jake? ¡Joder!
Anoche… Yo… Los dos, ellos ¡MIERDA!
-¿Bella? ¿Qué pasa?- preguntó Edward levantándose.
UPS, lo había tirado.
¡MIEEEERDA!! ¿No fue un sueño? ¿Cómo putas podía no ser un sueño? O sea ¡Mierda! ¿Estuve con los dos? ¿De verdad? ¡¿YO?! Y ¿Pasó? ¿En verdad pasó todo eso?
Flashazos interminables de imágenes me llegaron a tropel a mi ahora muy desconcertada, shoqueada y pasmada mente. Mmm… el solo recuerdo… Mierda, ya me mojé ¡Hey! ¿Y quién no lo haría?
De pronto me removí un tanto incómoda con la humedad creciente en cierta parte muy usada y adolorida de mi anatomía sólo para sentir que, al rozar mis piernas y al abrazarme a los lados ¡¿QUÉ?!
Fuck ¡Estaba desnuda! Yo aquí parada como lunática de manicomio totalmente denuda ¡Y ni siquiera me doy cuenta de ello! ¡Por Dios, soy un completo desastre de persona!- me quejé para mí.
Los miré a ambos un segundo, antes de lanzarme hacia la cama y tironear como una estúpida las sábanas para intentar cubrirme con algo ¡JA!
La mañana no solía ser la mejor aliada de una mujer. Había mucho que retocar antes de que un nuevo amante te viera con tu cruda y diaria realidad ¡Y yo estaba con dos! Quise llorar, juro que lo quise.
Mis muy desastrosos y enredados cabellos se me pegaban al rostro por más que los quitaba una y otra vez. Sentí la comisura de mi boca y el lagrimal de mi ojo derecho un tanto tirantes ¡Carajo, de seguro que era por baba y lagaña! Tragué saliva. Tenía la garganta reseca según pude notar ¡Oh, santa puta mierda! ¡Mi aliento apesta! ¿Hay algo peor que estar así una mañana post sexo fantástico? Nooo ¿Verdad? Hora estaba enojada ¿Por qué mierdas me seguían mirando? ¿Por qué mierda los hombres nunca entienden cuando deberían desaparecer o algo?
Ok, Bella, no exageres- me dije a mí misma para intentar serenarme.
Pero… Pero ¡Siguen mirándome!... ¡Y ahora encima sonríen! Arrgg.
No sabía dónde mierda iba porque sencillamente no tenía ni idea de donde estaba, pero no me importaba. Comencé a caminar hacia la puerta más cercana tropezando de vez en cuando con la estúpida sábana. Abrí la puerta y ¡Gracias a dios!
¿Qué cosa es la que puede hacerme sumamente feliz en estos momentos? ¿Quién sabe, eh? ¡Sí! Exacto! ¡UN BAÑO! Entré como alma que lleva el diablo con todo y cola- cosa que sobraba y arrastraba de la funda de cama que llevaba-, cerré de un portazo sólo para que mi indignación e ira crecieran a niveles insospechados y extraordinarios al escuchar dos fuertes claras y estruendosas risas… Arrgg ¡Hombres!
Lo sé, lo sé, quizás sobre reaccioné un poco, quizás… Pero ¡Entiendan! ¿Dónde mierda están esos tiernos amaneceres brillantes con tiernos besos y cabellos ordenados que uno ve en las jodidas películas románticas? ¿Alguien lo sabe? ¡Porque yo obviamente me metí en la filmación equivocada! Joder, si hasta de seguro parecía la momia con esta cosa blanca y toda pálida.
Me quité la sábana de golpe y sin preguntar ni pensar en nada me fui directamente a la ducha ¡Qué se jodan esperando!
Entré justo bajo la perfecta lluvia de relajante agua caliente y… aahh… mmmm ¡Qué placer! Una verdadera delicia.
Recorrí ausentemente mi cuerpo con mis manos ahora jabonosas, acariciando levemente mientras al contacto con el área me llegaban fugaces imágenes de lo de anoche, recordando, sintiendo. Simplemente con los recuerdos ya mi cuerpo traicionero comenzaba a reaccionar, a despertar literalmente a la vida, y a tatuar sensaciones vividas marcadas en mi piel. Oh, sí. Marcada, marcada por ellos.
Sentí el ligero picor en mi piel sobre aquellas áreas en las que ahora la piel estaba enrojecida o incluso violácea y particularmente sensibles ante el más ligero y leve soplido. Rasguños en mi espalda, mordiscos en mis hombros, en mis pechos; alguna que otra marca de chupones en ellos también, y, no podía verlos ahora pero, apostaba lo que fuera a que mi cuello también llevaba varias copias de estos. Los sentía.
Las imágenes, los sonidos, el éxtasis ¡Mierda! ¿Cómo aguanté tanto? Sin ningún lugar a dudas o a debate, anoche había sido la mejor sesión de sexo de toda mi jodida –y experimentada- vida. Obviamente ¿No? Fue casi… Místico, de una forma maravillosa.
Refregué mi cabello con bastante shampoo. Mmm, almendras y… ¿Lilas?. Olía a ellos, me gustaba. Lo enjuagué dos veces antes de que lo dejara caer finalmente totalmente liso y pesado por la extensión de mi espalda, sintiendo como chorreaba por esta, como las gotas se deslizaban sensualmente por mis glúteos mientras yo estaba de cara a la lluvia mojando mi rostro, lavando mi cuello, mis hombros. Volví a girar para colocarme de una vez el acondicionador ¿Ok? ¿Dos? Almendras, bien, era el complemento del shampoo, ¿Y el otro? ¿Menta y aloe? ¿Pero qué rayos compraban estos? Tomé el de menta, no sabría decir por qué. Rico. Me lo puse y apliqué bastante tratando en el proceso de desenredar las puntas y nudos varios con los dedos. Algo es algo ¿Verdad?
Estaba en verdad de lo más ensimismada y entretenida y- lo acepto- de buen humor, que comencé a tararear una canción que había escuchado en, no sé dónde el día anterior, y que al parecer se me había quedado grabada “Insomnia” de unas chicas o algo así, creo que hermanas. Y así estaba, de lo más entretenida cantando la pegadiza cancioncita esta mientras contoneaba mis caderas y enjuagaba mi cabello por segunda vez cuando casi grité:
-“...I'm lonely! Gotta look for a party. And dance with somebody tonight. Coz I'm lonely! I feel empty inside. Can't you make me feel alive. Can't sleep, Can't sleep. Don't look at me like that. What? You think I'm some kinda maniac. Who was asking your opinion anyway. It's my life and you don't have a say… Can't sleep, Can't sleep…!”
Wow esa parte me encantaba, era rápida, jodida, pegadiza… Y muy yo- eso pensaba hasta que…
-¿Really? ¿En serio? Porque por lo que yo he visto has dormido bastante bien ¿O no?
Edward.
Haber abierto los ojos para mirándome apoyado contra la pared con toda la pantalla que antes me cubría, ahora totalmente corrida, sin lugar a dudas NO fue una buena idea.
-Aaahhhh, ah ah, ¡Puta madre! Arde, arde, arde- gritaba mientras con mis manos frotaba furiosamente mis ojos cubiertos de blanca e irritante espuma. Auch, dolía como un carajo.
-Toma- dijo él tomando mi mano para depositar en ella una toalla seca.
¡Al fin algo bien! Me refregué el rostro hasta que el ardor terminó por ceder poco a poco.
-¿Mejor?- preguntó quedamente.
-¿Mejor? ¿Cómo qué mejor? ¿Para qué putas me asustas así? ¿Y por qué rayos andas de mirón mientras me baño?
Joder, ni yo me reconocí. En un recoveco de mi mente me pregunté si no estaría alterada porque me estaba por venir o algo así. Mmm, no recordaba, luego me fijaré en el calendario, pensé encogiéndome de hombros.
Él me miró sorprendido y luego sólo esbozó aquella sonrisita socarrona que tanto me gustaba intentando desastrosamente ocultar la risa. Bastardo.
-¿Siempre eres así en las mañanas? ¿O sólo es algo particular de después del sexo salvaje?
Salvaje, mmm, me relamí mentalmente y luego inspiré resignada al dare cuenta de la totalidad de sus palabras.
-¿La verdad? Ni lo recuerdo. Hace mucho no me quedaba hasta la mañana con alguien- le confesé escurriendo el pelo y cerrando las canillas.
-¿O sea que todo esto no fue solo porque te arrepentiste de lo que sucedió anoche?- preguntó borrando la sonrisa de su cara y reemplazándola por un gesto totalmente serio.
Me tendió la mano para poder salir y yo se la tomé sin dudar.
-No, no me arrepiento de nada- hice una mueca-, bueno en realidad sí, de dos cosas para ser exactos- le comenté tomando de nuevo la toalla y esquivando la mirada de su rostro que de pronto parecía casi deformado-.Primero, de haberme quedado dormida como una reverenda idiota… Y segundo, segundo de haberme portado como loca hasta ahora- dije sonriéndole.
El alivio en su rostro fue inmediato, al igual que la completa relajación involuntaria de sus músculos.
-Jajaja… Sí, eres loca… Y hermosa- se acercó y automáticamente mi corazón comenzó a elevar seriamente su actividad-, y loca- se acercó-, y hermosa- un poco más-, Loca… ¿Ya te dije hermosa? Dijo ahora a un palmo de mí.
-Mmm… No lo sé, creo que de ahora en más deberé de lavarme mejor los oídos, no escucho bien parece- dije con un puchero tratando de no sonreír. Dios, este hombre era un arma letal para las mujeres.
-Mmm… Qué barbaridad ¿Verdad? Quizás nadie te haya enseñado a lavarte correctamente-contestó exhalando su cálido hálito en mi sensible oído, enviando así renovadas olas de placer a todo mí, ahora, descansado cuerpo.
-Descuida, nosotros te enseñaremos gustosos… Varias cosas- agregó con la voz más sugerente que le hubiera escuchado hasta ahora.
El estremecimiento incontrolable que me causó tuvo como resultado el que dejara caer la toalla que llevaba tan apretada contra mi pecho.
-Joder...- se escuchó desde la puerta como un susurro ahogado.
Jacob.
Rápidamente me agaché para tomar la toalla con renovado- y estúpido- pudor.
-¡Aahh!- exclamé con torpeza.
Al levantarme totalmente sonrojada y visualmente ridícula, sentí cierto inconfundible enfado al ver en ambos rostros una sonrisa un tanto… Engreída.
-¿Se divierten? Bien, me alegro. Ahora ¿Por qué no siguen en ello desde afuera?- dije aceleradamente.
Ellos rieron distendida y sonoramente con fuertes risas roncas, resonantes y rebosantes de testosterona que mandaron inmediatamente una clara puntada a mi centro mientras que retrocedían y cerraban la puerta tras ellos.
Joder, apenas llevaba escasos veinte minutos levantada y mi vagina y alrededores ya eran como una gran piscina olímpica. Mierda.
Unos golpes suaves en la puerta me distrajeron.
-Bella, te esperaremos abajo en la cocina para desayunar algo. No te tardes.
No contesté. Me senté unos segundos en el excusado para pensar, o al menos para tratar de hacerlo.
Bien. El primer paso ya estaba dado.
La intimidad, la conexión que compartimos, todo aquello no fue imaginario. Sí, para mí todo esto resultaba muy nuevo, muy –extremadamente- EXTRAÑO, pero no había ni un solo poro en mi cuerpo que no pensara que fue a la vez FANTÁSTICO.
¡No seas cobarde bella!, me reprendí.
Exacto. Yo los “conocía”, ya había hablado con ellos, las cartas estaban echadas y evaluadas e incluso ya había intimado con ellos ¡No era hora de ponerme toda loca como virginal quinceañera, era hora de actuar! Actuar como la mujer experimentada que era. Ok, las relaciones, conjunto con la parte afectiva y sentimental de las relaciones- cualquier relación, valga la redundancia- definitivamente no eran mi fuerte, ni mi campo… Pero sí, Oh vaya que sí, lo era el sexo y ahí iba mi carta. Si quería mantener un mínimo dominio sobre mi cuerpo y mi misma, ya puestos, debía mantener ese ámbito bajo mi control.
Me levanté como resorte del improvisado asiento y aun envuelta en aquella diminuta toalla salí al dormitorio.
Mmm… ¿Y la ropa?
Según alcanzaba a recordar la que llevaba puesta quedó totalmente regada por el salón de la planta baja y los bolsos, bien… Creo que los bolsos ni siquiera los bajé ¿O sí? Ni idea, cualquier cosa más allá del magnífico par de sementales que tuve anoche se escapaba miserablemente de mi mente.
¿Qué hacer?
No bajaría en toalla, eso era seguro ¡Íbamos a desayunar por todos los santos! Y era más que seguro que si bajaba así rápidamente me convertiría en parte del menú- hice una mueca extraña ya que la idea era sumamente atractiva y tentadora ¿Se molestarían mucho si…?
Rápidamente, y antes de comenzar a dudar, me dirigí al closet que aparecía detrás de la puerta ¡Joder, era enorme! Parecía como una pequeña- o no tanto- habitación adjunta. Había montones de… TODO. Trajes, camisas, pantalones de vestir, vaqueros, deportivos, cinturones, sacos, sweaters, camperas, zapatos y zapatillas… Demonios, ¡Había de todo!
No quise tomar nada que pareciese nuevo, o de trabajo, así que revisé tan sólo un poco antes de encontrar lo indicado, una vieja camisa estilo leñador hizo aparición ante mis ojos. Estaba un poco gastada, pero bien cuidada además de tener un atrayente aroma varonil. Me la puse y noté satisfecha como me llegaba hasta medio muslo. Remangué tan solo un poco las mangas que quedaban bastante largas y abotoné todos salvo los tres primeros botones. Regresé al baño y me peiné mejor desenredando todo al fin y dejándolo suelto para que se secara más rápido ¿Qué horas serían…?
-¡¿Bella?!
-¡VOY!
Salí disparada a las escaleras.
Era increíble como toda la mierda que estaba desarrollándose en mi vida resultaba fácilmente eclipsada al saber que ELLOS me esperaban.
Como no recordaba- o mejor dicho no sabía- donde demonios era la cocina lo hice fácil. Dejé que mi muy hambriento estómago me guiara por los pasillos siguiendo el intenso aroma de café recién hecho.
Mmmm… Cafeína- la imagen mental de mí misma en estos momentos era casi una réplica exacta de Homero Simpson al pensar en una cerveza.
Por fin entré en la bendita cocina. Muy hermosa y elegante pero no por eso menos simple por cierto. Exquisita combinación entre el ocre en los muebles, el plata en los cromados y el negro en utensilios y mesada.
-Buenos días- dijo Jacob al verme en la puerta.
Edward giró automáticamente al oírlo, dejando sobre la hornalla lo que parecían unos deliciosos huevos revueltos. Se me hacía agua la boca, y por más de un motivo.
-Buenos días gatita ¿Mejor?- yo asentí. No podía hablar. Estaba maravillada viéndolos, estudiándolos… Y pensando ¿Qué demonios hacen estos dos sujetos de pasarela conmigo?
Ambos se encontraban ya duchados y vestidos de manera hogareña, común. Jake vestía tan solo unos jeans gastados y una remera negra de mangas cortas bien ajustada a su torso, a sus brazos ¡A todo él! Y Edward- suspiré, sí no lo niego-, Edward vestís un pantalón deportivo negro que le marcaba perfectamente los glúteos y el, mmm… ‘amigo’ de manera espléndida junto con una MUY ajustada remera blanca.
Ed se acercó a mí y m plantó un rápido –demasiado rápido- y casi casto beso en los labios.
-Lo lamento, olvidé llevar tu bolso- hizo una mueca-, bueno, en realidad no, no lo lamento- puse cara de confusión-, No puedo lamentarlo mientras te veo vistiendo ESO tan condenadamente sexy.
Ok… por si no lo saben o imaginan. SÍ, me mojé… ¡Bravo bella! Menos de una hora despierta, ya bañada y en camino al primer cambio de bragas… ¡Oh, esperen! ¡NO LLEVABA!
Bufé. Definitivamente necesitaba ir urgentemente de compras y…
¡BINGO! ¡Claro! Compras = ALICE
-¿Por qué sonríes muñeca?
-¿Dónde está mi móvil? Y por cierto ¿Qué hora es? Estoy muy perdida- dije haciendo una mueca y tomando la taza que Edward me tendía en aquellos momentos.
-Tu móvil está si no me equivoco, en la mesa que está junto a la entrada-dijo dando un sorbo a su propia taza mientras se acomodaba apoyándose en la encimera. Se veía jodidamente sexy.
-Yo te lo traigo muñeca- comentó Jake dándome un ligero beso en la mejilla al pasar. Wow ¡Mierda chicos no me mal acostumbren!
-… Y ahora mismo son, las 9:15 hs- siguió ed.
-¡¿Qué?! Puta madre ¡Haberlo dicho antes!- grité tragando de golpe un sorbo del humeante café.
Dejé la taza con fuerza en la mesa y corrí hacia la sala en busca del bolso ¡Necesitaba ya algo decente que ponerme! Demonios, ¡Ya era muy tarde! Y entre que llegara y demás, arrgg, genial.
Tomé el primer conjnto que saqué, sacudiéndolo para quitarle alguna que otra arruga. Zapatos, zapatos, zapatos ¡Bien! Me puse unos clásicos negros brillantes del tipo stilleto con taco bajo. Me cambié allí mismo no estaba para ningún tipo de idioteces en este momento ni mías, ni de otros.
Caí en la cuenta de que mientras yo hacía toda aquella escena estúpida al despertar era en realidad momento para estar preparándome para el trabajo. Daaaa.
Seee, trabajo ¿Recuerdan? ¿Aquél que paga las cuentas todos los meses? Sip. Hoy. Es. Viernes. Arrg.
-¿Bella?- dijo, ¿Jake? Sí, él.
Perfecto- pensaba yo mientras tanto-, ya guardé una tanga limpia en el bolso por si las moscas. Celular, llaves… Esperen ¿llaves de aquí? No importa, luego haré unas.
-¿A dónde crees que vas bella?- Ed.
-Pues al trabajo- dije sin mirarlos pero con tono y cara de “obviamente”- ¿ustedes no irán hoy?- pregunté como si nada.
-¿Qué?- Jake.
-¿Pues eso, ustedes no irán hoy?
-Bella, hoy NO irás a trabajar- dijo Ed muy serio y de forma un tanto pausada como para dar más énfasis o algo, mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba contra la pared cercana a la puerta
-¿Cómo qué no?- contesté yo levantando de golpe la cabeza para mirarlo tras sus palabras.
-¿Cómocrees que irás así como si nada después de todo lo que sucedió ayer? ¿Crees en verdad que te dejaremos ir así como así a un lugar donde él o ella sea totalmente capaz de seguirte, de… Apresarte? No bella, no irás. No al menos hasta que sepamos algo más al respecto- dijo Edward.
Le sonreí. Siii, no pude hacer otra cosa más que sonreírle. Pobre iluso.
-Iluso.
-¿Disculpa?
-¡Iluso, estúpido, etc, etc, etc! Si piensas por un momento, por tan sólo una milésima de segundo que voy a dejarme ver derrotada, a mantenerme escondida y asustada o en cualquier forma similar AMBOS están muy, demasiado equivocados. No me voy a esconder. No voy a huir. He luchado muy duro para conseguir lo poco que tengo y no tengo ni la más mínima intención de dejar que un malnacido hijo de puta me haga encerrarme y perderlo todo como si hubiera hecho algo malo. NO.
-Pero… ¿Pero no te das cuenta?... Dios ¡¿No te das cuenta de que irás justo  dónde él te estará esperando?!- me encogí de hombros mientras que sacaba los lentes de sol marrones de  dentro de mi bolso.
-Exacto. No voy a estar con miedo toda mi puta vida. NO LO HARÉ. Sea quien sea, en algún momento tendrá que dar un paso en falso ¡Joder! ¡Pero si es lo mismo que hablamos ayer! Lo siento. No es de capricho, o de estúpida cerrada, tengo un trabajo y ya saben lo que es, puedo manejar horarios pero NO anular todo por tiempo indefinido ¡Es más hace años que no me tomo verdaderas vacaciones!- dije levantando y bajando los brazos casi de forma exasperada. Luego puse una mano en mi cadera y la otra en mi frente, tenía que hacerles comprender-. Lo siento, pero resumido es eso. Tango trabajo, al cual ya voy tarde, y una vida… Una vida en la que ustedes recién entran y en la que no pueden mandar. Por favor, si en verdad- me di vuelta a tomar el bolso y a controlar con ello el nudo que amenazaba con salir de mi garganta-, si en verdad quieren que esto funcione no intenten gobernar mi vida. NO soy una propiedad- dije.
-Bella…- susurró Jake deteniéndome por el brazo cuando comenzaba a avanzar.
-Lo siento, pero no voy a…
-Sshh, lo sabemos. Ed lo sabe. Es sólo su naturaleza protectora y controladora la que hablo hace momentos ¿Ed?- él le llamó.
Ed bufó y se mesó los desordenados cabellos restregándose la mano en la cara antes de suspirar derrotadamente.
-lo es. Lo siento ¿Ok? Sólo… Ten cuidado. No te confíes de nada y nadie y… Llámanos por favor… seguido.
Suspiré y soltándome de Jake me acerqué a él. Inspiré su aroma y le tomé el rostro antes de plantarle un dulce y suave beso en los labios.
-Prometo cuidarme para ustedes. Prometo llamarlos. Prometo avisar de cualquier cosa extraña por más mínima que me parezca… Prometo VOLVER, Ed- dije suspirando contra sus labios. Sentí un escalofrío en la espalda y unos labios en mi oído izquierdo.
-Más te vale muñeca… Más te vale… Ahora vete antes de que te quitemos con los dientes ese maldito traje sexy que llevas y te dejemos exhausta con una larga jornada de sexo salvaje.
Gemí. Gemí alto y ellos rieron sabiendo exactamente lo que me estaban haciendo. Malditos.
Los aparté a ambos de un leve envión y corrí hacia la puerta.
-Ya veremos quién se agota primero en la noche chicos- dije guiñándoles el ojo.
Fue su turno para gemir y rodar los ojos. Yo sonreí.
Era verdad… Mis maratones de sexo eran épicas.
Y me fui.

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