28 de octubre de 2011
El prob... Cap1
**NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TENDRÁ UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE SI ERES MENOR O
NO TE GUSTA LO FUERTE ¡¡NO LEAS!! (Sólo apto para gente con mentalidad
abierta).*
--------------------------Este
fic tendrá MENNAGE hetero- bi y homosexual.---------------------------------
Con todo esto bien
aclarado (porque no quiero quejas después) les dejo el primer capítulo.
CAPÍTULO 1: “ESTA SOY
YO”
¡Dios! ¿Quién me manda a ir de juerga entre semana?- pensé mientras
gemía al intentar moverme.
-Aaaaaaahhhhhh.
¿Dije moverme? ¡Pero si hasta el
intentar abrir los ojos me duele!
-Aaaaauuuuu.
¡Genial! Tengo resaca como para
repartir a un regimiento- pensé frustrada. Carajo, ¡No puedo siquiera llegar al
baño!
Ni modo- pensé resignada- tendré que
arrastrarme.
Sí, patético, lo acepto, pero por lo
menos no hay nadie para ver este penoso espectáculo.
-Bien- me festejé mi pequeño logro
una vez que llegué.
Eché un vistazo rápido hacia el
reloj de mi mesa de noche ¡7:33! ¡Carajo!
¡Ah, no! Si la perra de Alice me va
a escuchar.
Veamos. Traté de organizar el
desastre que era mi cerebro para tratar de decidir lo primordial. Primero que
nada tengo exactamente… una hora y veintisiete minutos- y corriendo- para estar
totalmente cuerda, sobria y y presentable frente a mi primer paciente, asi que…
primero lo primero.
Tomé el cepillo de dientes del vaso
habitual y me dispuse a arrodillarme como pude frente al váter (inodoro,
escusado, etc.) tratando de hacer que todo dejara de girar al menos un poco. No
hubo caso. Respiré hondo y metí el mango del cepillo en mi garganta hasta que
toqué mi campanilla con el provocando una gran, estruendosa y desagradable
arcada.
Después de cinco minutos, una
garganta irritada y un váter absolutamente asqueroso, me levanté.
Sí, mucho mejor.
Apreté el botón para dejar correr el
agua.
Mmm… ¿Mejor? Sí ¿Suficiente? No.
Me apresuré a quitar lo que traía de
ropa. Un diminuto vestido. Sí, sí, sólo un maldito y diminuto vestido ¿Mi
excusa? Según Alice la tanga se marcaba demasiado y se veía mal, y hace ya
bastante que no le llevo la contra a Alice.
Abrí el grifo de agua fría ¡Y vaya
que estaba fría la muy hija de puta! ¡He-la-da! Pero definitivamente no hay
nada mejor que algo así para activar después de una resaca severa. Fácil,
efectivo y ¡Rápido! Terminé tiritando unos diez minutos después. Corrí a mi
recámara, cogí el primer traje que encontré, que por suerte se podía llevar sin
blusa- no me creía capaz de, lidiar con los malditos botones en aquel momento-
¡Oh, sí! La tanga y el brasier y por último unos zapatos de tacón cómodo.
8: 03
Volví a correr al baño y me esforcé
en maquillarme un poco más de lo habitual. Coloqué mi mágico y amado tapa
ojeras especial para ocasiones como esta. Un poco de polvo compacto, un leve
delineado de ojos con mi lápiz marrón- nunca uso el negro porque me queda una
mirada muy dura y fría- y un poco de máscara de pestañas. Un toque de glooss ¡Y
Voilá!
Volé nuevamente hacia mi cómoda y me
miré al espejo. Mucho mejor… pero falta.
Abrí mi caja de accesorios- que
raramente usaba- y tomé unos pequeños
pendientes de strass y unos palillos estilo oriental para el cabello- muy
similares a los palillos que se utilizan para comer comida china. Me coloqué
los aros y trabé mi cabello en un flojo rodete con los palitos. Quedaban muy
monos.
8: 18
¡Carajo, carajo, carajo! Corrí a la
entrada de mi departamento y tomé todo lo que dejaba allí siempre al llegar.
Móvil, cartera, llaves del depto., llaves del auto, condones. Sí, condones, una
chica siempre tiene que estar preparada, nunca sabe cuándo se los puede
precisar ¿Algún problema? Siempre llevo un par en la cartera, como escuché
decir una vez: “Mejor estar preparada que quedarse con las ganas”
¿Qué más? Ah, sí… La bolsa con las
fichas de los nuevos pacientes ¿Dónde la dejé? Ayer… antes de que Alice llamara
yo estaba… ¡Sí! En la mesita del living.
8: 24
Tomé el abrigo y salí a llamar el
ascensor mientras movía la punta del pie con impaciencia de manera casi
desesperada. Rayos. Por hacer todo el procedimiento contra la jodida resaca no
tuve ni pizca de tiempo para darme mis “buenos días” como siempre. Y eso sólo
me traería “problemas”. No importa, Bella ¡Enfócate!- me dije firmemente.
8:30
Sorteé algunos autos mientras
quitaba la alarma del mío con el mando a distancia. Subí y arranqué a toda
velocidad. Hoy no tenía tiempo para ser una buena y responsable ciudadana.
Conduje como una demente lo reconozco, pero no me arrepiento nadita porque sólo
así conseguí llegar a tiempo a mi edificio de trabajo. Bueno casi, aún estoy en
la planta baja. Llamé al ascensor y el muy maldito bajaba como tortuga. Para
cuando al fin se dignó a llegar y a abrir sus puertas yo tenía mi cabeza casi
por entero en mi cartera buscando el móvil que no paraba de sonar, por lo que
sin mirar avancé y choqué con un pecho. Un duro, amplio, y fornido pecho masculino.
-Lo siento- dije recordando a tiempo
mi prisa y agarrando por fin el condenado aparato.
-No es nada- escuché que dijo el
hombre con una bella, ronca y aterciopelada voz.
Lástima. Cuando quise voltear a ver
al dueño de esa voz y ese pecho las puertas de ascensor se cerraron. Mejor, no
tenía tiempo para andar perdiendo en distracciones.
Pulsé el piso 16 y atendí el móvil-
que aun sonaba. Era Jane.
-¡Bella! ¿Dónde estás? ¿Te falta
mucho? ¿Te ocurrió algo? ¡Contesta!
-Jane, respira.
La escuché inspirar y exhalar un par
de veces.
-¿Mejor?
-Sí.
-Bien, sí estoy bien, estoy en el
ascensor así que en cinco minutos estaré allí y no, no me pasó nada.
-De acuerdo, lo siento, sabes cómo
me pongo de ansiosa a veces.
-Sí, lo sé. No te preocupes. Te
dejo, estoy por llegar.
12:45
Seis pacientes, cuatro cafés y dos
aspirinas después me rendí. No daba más.
Estaba lista para para tirar la
toalla, congelar las citas de la tarde y salir pitando de allí hacia mi cama,
cuando vi como la puerta se abría y entraba la causante de mi infierno actual.
Alice. Y cómo si fuera poco tenía cara de: “¡Dormí como un bebé y estoy lista
para más!” Arg.
-Antes de que empieces te traje un
sándwich de lomo especial de “Il bone piacere”, tres botellitas de coca cola y
una hermosa tableta de cafiaspirinas… ¡Ah! Y dos latitas de red Bull.
-Wow, buen armamento…- y de verdad
estaba sorprendida, pero aun así…- pero esta me la cobro enana.
-¿Cómo?- su cara reflejó
preocupación, aunque sólo por unos breves segundos.
-Pues como oyes. Por tu culpa hoy
tuve que arrastrarme literalmente al baño, provocarme un hermoso y desgarrador
vómito para tratar de sacar lo más rápidamente de mi organismo la mayor
cantidad de alcohol que pudiera y vestirme y arreglarme más de lo usual en un
tiempo record, porque ni siquiera me desperté a tiempo, para poder llegar como
algo remotamente decente y respetable para mis pacientes- dije prácticamente
sin respirar. Wow, hasta yo me sorprendí.
-Ok, ok, veo que estás ¿Alterada?-
negué- ¿Enojada?- volví a negar- mmm… ¿Furiosa?- preguntó nerviosamente.
Asentí.
-De acuerdo- dijo agachando la
cabeza apesadumbrada- ¿Y qué me toca?
Sí. Alice ya sabía lo que venía. O
al menos se hacía una idea.
-En realidad aun no me decido del
todo… Pero yo que tú…- se removió inquieta ante la posible sentencia- Bueno yo
que tú aprovecharía para ir de compras y de paso agrandar tu colección de…-
hice una ligera pausa para enfatizar lo siguiente- “Joggins”.
La vi expulsar todo el aire
contenido en forma de un jadeo.
-¡NOOOOO!
-¡Oh! Sólo fue una idea… digo, nunca
se sabe cuándo una se vea a “dieta” de ropa, y de glamour ¿No?- puse mi mejor
sonrisa inocente y angelical.
-No te atreverías.
-Sabes que sí. Lo de ayer estuvo muy
feo Alice, y lo sabes.
-Pero…
Yo enarqué una ceja.
-ok. Avísame cuando te decidas y
empiece. Sólo te pido que tengas en cuenta que tengo una importante cena de
negocios el próximo fin de semana ¿Ok?
Asentí.
-Bien. Me voy- dijo dirigiéndose
hacia la puerta.
-Alice- se giró- Empiezas mañana.
Una semana. Una semana sin excepciones. Cero compras y “Joggins” todo el día
¿De acuerdo?
Ella se veía verdaderamente
espantada ¡Dios! Ni que la hubiera condenado a perpetua en alcatraz.
-De… de acuerdo- cuando estaba casi
cerrando se asomó y dijo sonriente otra vez- ¿Sabes Bella? Esto sólo lo hará peor
para ti en la próxima ¿Lo sabes no? ¡Te quiero, bye!
Gemí.
Claro ¿Por qué rayos nadie era capaz
de ganarle a la duende maldita? Casi me arrepiento y me retracto de lo que le
pedí. Casi. Hasta que recordé la noche anterior.
*Flashback*
Riiiiing, riiiing, riiiiing.
-¿Diga?
-Beeeellaaaaaa- gimieron.
-¿Alice?
-Siiiiiiii.
-Alice cálmate ¿Qué sucede?-
pregunté preocupada.
-Rompí con Tyler.
-¡¿Cómo?!- me senté mejor en el sofá
donde estaba y corría a un lado las fichas que me encontraba leyendo.
-Siiii- gimió de nuevo-. Él… él está
con otraaaaaaa.
-¡Maldito! De acuerdo ¿Quieres venir
o que vaya yo?
-No. Quiero salir. Quiero olvidar
Bella.- dijo lastimosamente y ya casi me la imaginaba haciendo su
característico puchero.
-Ay amiga, no sé si sea una buena
idea… ya sabes.
-Por favor- síp, puchero de marca
registrada y ojitos del gato de Shreek-. Prometo vigilarte para que no hagas
nada malo. Por favor.
-No sé Alice, sabes que yo…
-nada bella. De verdad lo necesito.
Y me rendí.
-De acuerdo Alice.
-Bien ¿Te paso a buscar?
-No, voy en mi coche ¿A dónde?
-Ehhh ¿Vamos a XL? O a ¿Liers?
-XL, te veo en la esquina del lugar
en- consulté mi reloj-, en una hora.
-De acuerdo… ¿Bella?
-¿Sí?
-Gracias. Arréglate.
Y lo hice.
Me coloqué un vestido straplees
color salmón muy corto y ajustado. Una faja, zapatos y accesorios en plateado,
apenas de maquillaje y el pelo suelto en ondas naturales.
Sabía de antemano que no me convenía
ir ya que tenía que terminar de ver las fichas de los nuevos pacientes para
mañana y dormir bien, ya que mañana sería un día bastante agitado, con sesiones
largas, pero…
Al final decidí que como buena amiga
que me consideraba tenía que acompañarla en un momento así.
Nos encontramos allí media hora
después. Ni bien entramos nos fuimos directamente hacia el Vip para
distendernos y relajarnos tomándonos unos cuantos buenos tragos. Después de la
séptima copa perdí la cuenta de los que siguieron, pero sí que estaban buenos.
Unas dos horas y muchos tragos después fuimos más que un poco alegres a una muy
abarrotada pista de baile ¡Y eso que era miércoles!
Luego, no recuerdo cómo, dejé de ver
a Alice cerca de mí. Tampoco recuerdo como terminé con aquel tipo, sólo
recuerdo- y muy vagamente- que
terminamos cogiendo como animales en uno de los cubículos de los baños para
“damas”.
*Fin
del flashback*
Gemí.
Jared, así se llamaba, por suerte
esta vez había sido bastante bueno. Pero de todas formas no iba a perdonar a la
pequeña duende demoníaca. Ella sabía de mi problema por lo que habíamos quedado
en NO separarnos ¡Y mira nomás cómo terminé!
Sí, ya sé que cualquiera
consideraría que la culpa es entera y totalmente mía. Pero no es tan así y ahí
está el quid de la cuestión- suspiré mientras tomaba una lata de red bull y la
abría.
Soy ninfómana.
Rememoré el tiempo hacia atrás a
cuando me enteré.
*Flashback*
-Y ¿Dime Bella? ¿Hay algo que
quieras preguntar?- dijo la doctora Price, mi ginecóloga desde los quince.
-Ehhh… Bueno, este yo…
-Tranquila querida. Respira y luego
simplemente suéltalo- dijo sonriéndome.
Tengo que reconocer que ella era
verdaderamente amable. Así que hice lo que me pidió.
Respiré.
-Pues verá… yo… Bueno la verdad es
que temo que algo esté mal conmigo.
Ella se sorprendió y vino la
pregunta que esperaba.
-¿Y por qué crees eso?
-Bueno. Verá hace un año ya que estoy
saliendo con un chico y, bueno, comenzamos a tener relaciones sexuales hace
como siete u ocho meses. Al principio todo fue muy bien para ambos- yo ya
estaba sonrojada a más no poder, creo que nunca había estado tan roja como en
aquel bochornoso momento- pero… desde hace algún tiempo estamos teniendo
problemas con eso porque… porque yo…- suspiré- porque yo nunca termino de
querer más- murmuré bajito y con la cabeza gacha.
-Bien. Explícame un poco más y no
tengas vergüenza.
Sí, claro. Eso es fácil decirlo,
pero no hacerlo. Asentí de todas formas.
-Bueno, pues… lo que pasa es que yo
siempre tengo ganas- dije de golpe-. Siempre estoy pensando en sexo…
continuamente. No puedo evitarlo. No me importa el lugar, ni la hora, ni el
cómo… y últimamente ni siquiera el quién.
-De acuerdo ¿Has estado con algún
otro chico además de tu pareja?
-No.
-Bien ¿Con que regularidad mantienes
relaciones?
-Casi siempre unas tres veces al
día- no pudo ocultar la sorpresa en su cara y vi que garabateó algo en la ficha
que tenía con mi nombre- ¿Aún después de mantener relaciones te sientes
insatisfecha?- asentí- ¿Te masturbaste alguna vez?- asentí- ¿Lo haces
regularmente?- volví a asentir- ¿Cuándo comenzaste a hacerlo?
Huy era más fácil asentir que decir
todo en voz alta… Esto iba a ser incómodo.
-La primera vez que lo hice fue a
los trece- sorpresa ¡IUJU!
-¿Y ahora lo sigues haciendo?
-Sí.
-¿Cada cuánto?
-Ehhh… casi siempre unas dos veces
al día.
-¿Has tenido problemas con tu pareja
por esto?- asentí- ¿Por qué fue?
-es que… Él se queja de que yo
siempre quiero y a veces él está cansado después de las prácticas pero, digo,
tenemos diecisiete ¿No se supone que querramos coger todo el día? UY, perdón.
-No hay problema. Y lo cierto es que
no. En una pareja adolescente, estable y sólida los niveles de excitación
hormonal descienden después de unos seis meses paulatinamente- carajo.
-Entonces yo estoy mal.
-No. Pero al parecer si tienes un
problema de disfunción sexual.
-¿Cómo?- esto me sorprendió.
Sí, ya sé que sí lo pensaba ¡Pero me
sorprendió que me lo confirmaran medicamente! ¡Y tan rápido!
-Sí, creo, en realidad no creo,
estoy bastante segura que eres lo que se denomina cómo Ninfómana.
-Pero ¿Por qué ahora?
-Bueno por lo que me has contado
siempre has tenido una clara fijación con lo sexual desde la pubertad. Ahora
sólo se ha intensificado tras haber experimentado por completo las relaciones y
satisfacción sexual. Te voy a mandar a hacerte unas pruebas de tus niveles de
estrógenos y otras cosas y…
*Fin
del flashback*
Y así comenzó todo.
Mi vida después de eso comenzó a
girar completamente alrededor de aquello. Tanto así que para comprender mi
problema y mis “posibles” soluciones decidí estudiar para ser sexóloga. En un
primer momento quise ser ginecóloga, pero eso de andar revisando vaginas todo
el día no me parecía agradable y menos con mi fijación por lo sexual ¡Lo único
que me faltaba era hacerme lesbiana!
Aunque…Bueno debo reconocer que tuve
una probada de eso pero definitivamente no es lo mío, bueno al menos no si
tengo opciones, claro.
Etiquetas:
El Problema de mi Sexóloga,
Twilight
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
GRACIAS POR COMPRATIR CON NOSOTROS ESTA HISTORIA, APENAS INICIO PERO ESTOY ENCANTADA
ResponderEliminar