23 de diciembre de 2012

El infierno tras su mirada... Capítulo 9


EL INFIERNO TRAS SU MIRADA

DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.

AVISOS PREVIOS: Escenas explícitas de; Violencia, violación, lenguaje adulto, perversión, maltratos… y derivados.

N/A: Este fic será oscuro y verdaderamente crudo. Para mí es simplemente es una historia más de las que rondan en mi cabeza, pero si a alguien le afecta en mayor medida todo lo anteriormente mencionado le aconsejo que se retire antes de siquiera comenzar. AVISO porque NO quiero RECLAMOS ¿OK?

***

CAPÍTULO 9

***
Los sollozos no aminoraron, ni tampoco le conmovieron. Su mente esquiva, tan solo con un claro objetivo. Uno con varias consecuencias.
POSEER.
Que palabra tan corta y simple para tal gama de definiciones y ramificaciones en hechos y acciones.
Quebrar. Destruir. Mancillar. Marcar. Doblegar.
Quebrar el espíritu.
Destruir el futuro.
Mancillar la pureza.
Marcar el cuerpo.
Doblegar el alma.
POSEER.
En algún momento impreciso de aquella tortura Jane pensó en ya no resistir. Mas no se le permitió.
Por momentos, el dolor se volvía tan intenso, tan avasallante y tremendo que hasta se sentía incapaz de pensar. Razonar.
Su pequeña y frágil mente se bloqueó ante el espanto de lo que vivía, de lo que sentía.
Dolor.
La profanación impúdica de su cuerpo parecía inacabable. El quiebre de su alma a tan solo un suspiro de suceder. De rendirse.
Lo sabía.
Sabía que él quería eso... y luchaba por no dárselo. Luchó con una voluntad hasta entonces desconocida. Se resistió a ello... se resistió cuanto pudo. Pero no más.
Todo le dolía. Dolía demasiado.
Si en algún momento quiso morir cuando él partió con ese deleite sádico su inocencia en miles de retazos sin el menor cuidado, nada la preparó para el dolor en su punto álgido junto con el sentimiento de pura ruptura que la embargó cuando aquel monstruo que la poseía de forma demoníaca la tomó con extrema brutalidad por aquel tenso y pequeño orificio lleno de músculos desconocidos que aun en medio de aquella bruma de desesperación fue capaz de sentirlos desgarrarse adoloridos ante el paso imparable de aquella carne enhiesta.
En algún momento perdió su voz.
En algún momento deliró de dolor.
En algún momento... en algún momento supo que él ganó.
.
.
Carslile se sentía en las nubes.
El tomar aquel cuerpo débil. El marcar su alma hasta agrietarla.
El sentir ese sublime tipo de placer sobre quien buscaba quebrar... Era algo inmenso. Una sensación magnífica. Una gloria absoluta.
Y quería más.
Su codicia sobre aquel cuerpo ya roto y mancillado crecía a pasos agigantados.
Él tomó entonces cada parte de ella, con egoísmo, con brutalidad, sintiendo una siniestra dicha al saber que toda esa pureza e inocencia ahora eran suyas para poder tomar aquello que en realidad deseaba. Su perversión nublando su juicio y llevando su errática cordura hacia lugares más negros que la mismísima oscuridad.
Un hoyo negro comenzaba a fluctuar en él. Un simple hombre insano en el principio del caos.
Hastiado.
Complacido.
Orgulloso.
Impaciente.
Trastornado.
Hambriento.
Deseoso.
El hombre de dorados cabellos y rostro falsamente angelical veía ahora como aquella pequeña figura ratonil temblaba ahora visiblemente bajo su atenta mirada, viendo como las sábanas a pesar de ser oscuras revelaban la pureza arrancada y la consecuencia de la carne lacerada con una negrura opaca y absoluta.
Y no pudo importarle menos.
Una sonrisa sádica, rayana en lo desquiciado, se apoderó de sus facciones al saberse triunfador en su objetivo. La risa diabólica brotando de su pecho salió solo para ocasionar un fuerte retumbe en el cuerpo maltrecho. Crueles estremecimientos de pánico que azotaron aquel endeble cuerpecito.
Carslile quería seguir. Quería jugar. Quería probar sus límites de tomas las formas y maneras posibles. Pero, muy a su pesar, tuvo que reconocer que aquel cuerpo estaba a punto de colapsar y que no sería capaz de resistir con ganas aquello que se estaba comenzando a formar en su mente, así que, con el ceño pronunciadamente fruncido, le permitió en silencio recobrar algo de fuerzas para luego poder quebrarla de nuevo. Sí, disfrutaría más cuando su cuerpo descansado fuera capaz de sentir de nuevo el puro dolor.
Unas nimias horas de descanso no le vendrían mal a él tampoco.
Necesitaba limpiarse la sangre y los fluidos que comenzaban a secarse sobre su cuerpo, sobre su miembro, sus testículos y sus muslos.
Decidido, fue entonces hasta un pequeño escaparate donde había un botón al lado de un aparato incrustado a la pared. Presionó el acostumbrado botón intercomunicador, y esperó.
- ¿Amo?
Ahhh, el placer de estar en casa. El placer de tener lo que sea que quisiera siempre al alcance de su mano y mandato.
Sus hermosas perversiones, listas y dispuestas a él y alguien condenadamente fiel por deuda de vida, por honor y palabra, algo ya tan escaso en estos tiempos.
- Necesito limpieza en el cuarto negro y que alguien prepare el baño en mi habitación.
-Por supuesto, ahora mismo amo.
-Bien. Ah, y que alguien vaya a echar un vistazo a la habitación de ‘invitados de paso’, hay alguien muy importante allí y no quiero que le falte nada. Que se aseguren que tenga líquidos y comida hoy y mañana. Que sea uno de los chicos, o quizás, no, mejor hazlo tú. Quiero que se vaya acostumbrando y familiarizando con todo. Ella será permanente, ya verás –la emoción crecía evidente en su tono de voz al hablar de su nueva adquisición-. Si la vez nerviosa solo dale un tranquilizante liviano con la comida. No estoy muy seguro aun de que tipo de mierdas pueden haberle metido donde estaba así que será mejor usar lo menos posible hasta saber.
-Como guste amo –contestó la melodiosa voz de un joven a través de la línea.
Carslile colgó. Se sentía, satisfecho. Complacido.
Jasper. El fiel y eficiente Jasper.
Carslile giró sobre sí y se agachó a recoger la ropa que había dejado tirada, mas no se la puso. Caminó hacia su habitación recordando como hacía ya bastante tiempo, el instinto lo guió a aquellos hambrientos de algo más que comida. Necesitados de algo más que una buena ducha y cariño. Pudo verlo en sus ojos. Ellos no le temían a andar en la mierda de la vida... pero querían poder controlarla. Querían el poder que sabían otros tenían y del que ellos habían sido presa ya en más de una ocasión.
Él reconoció eso... y se alegró por ello.
Jasper y Rosalie Hale fueron sus primeros juguetes. Los primeros en importarle lo suficiente como para dejar su margen más sádico lejos de ellos y así poder mantenerlos con él en todo momento. Él les dio todo; techo, comida, les curó viejas heridas y enfermedades que se habían pegado por vivir un largo tempo en las calles. Cosas como peleas y dormir en las heladas. Cosas típicas de la supervivencia.
Exploró sus posibilidades. Aprendió como evitar daños irreparables con tal de poder saborearlos un poco más. Fueron buenos juguetes.
Fueron.
Ambos hermanos decían tener apenas trece años cuando los encontró. Abandonados a su suerte por un tío que n se quiso hacer cargo de ellos cuando los heredó al morir sus padres a la temprana edad de los seis años. Habían visto mucho. Habían vivido mucho. Y ahora, en la plenitud de sus casi veinte, los cambios eran muchos más.
Muchos.
De aquellos chiquillos medio desnutridos y completamente desconfiados ya no quedaba nada. Él logró moldearlos a su antojo, a su gusto... y ellos se ganaron a pulso su dominio de sí.
Hacía ya dos años que entre ambos hermanos habían logrado salvarle la vida cuando uno de los tantos listillos de los que trataba se hizo el chico malo. El tipejo había logrado seguirlo y ese día lo había estado esperando a que llegara y entrara para hacerle pagar por haberle quitado unos muy buenos clientes y propagar que su mercancía era la resaca de otros. Fue definitivamente astucia y algo de suerte que lograran que Rosalie lo distrajera lo suficiente como para que Jasper pudiera sorprenderlo y desarmarlo.
Fue algo que no pudo pasar por alto.
A esta altura les había hecho terminar sus bachilleratos a distancia _porque aun salían muy poco solos de la casa_, y estudiaban sus nuevas carreras a la vez que le ayudaban a él e incluso a su padre a veces con los negocios... aunque ya sin la parte por la que él los había recogido en primer lugar.
Esa fue su paga por, a pesar de como había sido con ellos en ocasiones, no haberlo dejado morir. Acto que ellos supieron aceptar agradecidos. Sí, agradecidos, porque, si bien era completamente cierto que él en cierta forma les había jodido la adolescencia, ahora finalmente les brindaba todas las posibilidades para tener un futuro. Un futuro libre de todo ello. Solo por eso ahora era Rosalie quien le ayudaba a encargarse con mano de hierro a entrenar y controlar a las nuevas chicas del negocio y a clasificarlas y distribuirlas entre los diferentes locales, a coleccionar las mejores para los grandes eventos y a mantener a raya a aquellos que creían que no notaría una mercancía con sobre uso; mientras que su hermano Jasper se dedicaba a mantener en orden su casa y a sus juguetes en su ausencia, además de ayudarle a veces con la parte contable que a su vez luego debía entregar a su padre.
De alguna forma extraña y en cierto punto casi irrisoria, ellos le eran leales por propia voluntad.
Y eso lo confortaba.
Tras terminar de andar por los largos pasillos finalmente llegó a su habitación. sonriendo de puro gusto cuando entró al baño y vio que todo estaba listo y tal como le gustaba.
Se bañó larga y deliciosamente, sabiendo que todo estaría en orden y disfrutando del silencio y la tranquilidad mientras rememoraba sonriente los enormes sentimientos que lo embargaron cuando aquella pureza fue suya. La complacencia lo inundaba.
Minutos más tarde salió de la hermosa tina y así, completamente desnudo y sin siquiera secarse fue hasta su enorme y confortable cama para, simplemente, dejarse caer en ella. No sabía que hora era y ciertamente no le interesaba así que, sin mirar apretó de memoria los botones para programar la alarma para unas tres horas después para luego rendirse entre las frías sábanas perfumadas de ensueños a un sueño que hacía que esa inocencia robada llegara hasta lo más hondo de sí.
Sueños. Sueños donde cualquiera es libre y capaz más allá de cualquier razonamiento lógico y coherente.
Sueños donde la libertad es razón de ser y la mediocridad es olvidada.
Carslile soñó.
Por primera vez en mucho tiempo soñó con un amor perdido, y con la posibilidad de un presente diferente.
Carslile soñó... y fue feliz.
Fue feliz sin siquiera saberlo.


Como ya dije por facebook explicaré en los caps para que sepan porqué me desaparecí así de la nada tanto tiempo. Primero estuve sin net y luego -lo peor-, se me inundó la casa y mi cpu murió ='(... Fueron meses laaaaargos jejeejee pero bueno, estoy de vuelta y tengo que reescribir todo así que les pdio que aguanten un poquito más ok?? 
Mil gracias por los comentarios o mensajitos preguntando dónde y cómo andaba, y a quienes se preocuparon ;). Tarde lo que me tarde voy a terminar las historias, eso sí quiero que lo sepan porque puede q en algún momento vuelva a estar sin net... pero volveré jajajaja -parezco terminator jajajaja-...

Nos leemos en cuanto pueda!!! Besotes... Guada*

2 comentarios:

  1. Hola que bueno saber que estas bien y de regreso espero que todo se este solucionando lo mejor posible en cuanto al capitulo que pena que Carlisle no se haya dado cuenta de lo feliz que fue aunque solo haya sido en sus sueños me gusto saber mas de él aunque todavia tengo miedo de lo que vaya a ser la vida de Bella espero que sea mejor que la que tenia hasta el siguiente capitulo
    Felices fiestas aunque sea con algo de retraso abrazos desde México

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  2. Este capítulo me aparece en blanco!!! Solo a mi??

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