25 de junio de 2012
El infierno tras su mirada... Capítulo 7
EL INFIERNO TRAS SU MIRADA
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.
AVISOS PREVIOS: Escenas explícitas de; Violencia, violación, lenguaje adulto, perversión, maltratos… y derivados.
N/A: Este fic será oscuro y verdaderamente crudo. Para mí es simplemente es una historia más de las que rondan en mi cabeza, pero si a alguien le afecta en mayor medida todo lo anteriormente mencionado le aconsejo que se retire antes de siquiera comenzar. AVISO porque NO quiero RECLAMOS ¿OK?
***
CAPÍTULO 7
***
***
Resultó casi una obviedad decir que ambas niñas se
estremecieron sin poder contenerse o evitarlo bajo el peso de aquella
estremecedora y condenatorias palabras y, aunque en este momento no lo viera
así, solo una de ellas tenía la esperanza y casi la certeza de salir en una
pieza de aquel lugar que, a ojos de Isabella daba la sensación de estar maldita
y profanada en su totalidad de cimientos.
Quizás no saliera ‘completa’,
quizás aquella niña a punto de un nuevo llanto que se encontraba en estos
momentos a su lado, aferrada patéticamente a su esquelético brazo, saliera de
allí con las primeras grietas y marcas en su pequeña persona, en su alma… pero
al menos ella tendría más esperanza y oportunidad que ella misma. Con apenas
dos escasos y tristes años de diferencia la realidad… la realidad era que había
todo un verdadero y total abismo de vivencias entre ellas.
Mientras ambas comenzaban a caminar nuevamente tras el
hombre que por el momento tenía el entero designio de sus vidas, Isabella
pensaba que, en cierto modo, aquella pequeña había sido una gran ayuda para ella… en muchos sentidos.
No solo la había ayudado a juntar los pedazos de ella misma
aquellas veces en las que simplemente caía rendida a todo lo que era y que
parecía no soportar nada más. No solo la había ayudado a conseguir un poco de
aquella preciada ‘azúcar mágica’ para
esos días en los que sabía no podía enfrentar lo que debía. No. Ella -lo
quisiera o no-, había sido mucho más. Había sido, amable con ella, cuidadosa.
Casi se diría que en cierto sentido ella la quería, y eso verdaderamente una
mierda porque, como ya lo había dicho en alguna ocasión, querer a alguien en
aquel mundo podrido y bizarro era una jodida condena de la que nunca terminaba
por salir nada bueno.
Se detuvieron cuando él lo hizo frente a una puerta enorme
de oscura madera tallada.
Algo, no supo definir qué, hizo que quisiera retroceder y
huir de aquel lugar. Como nunca, ella solo quería escapar de allí sin medir
consecuencias futuras… pero no lo hizo.
Y, sabiéndolo sin saber en verdad, aquel fue el principio de
su fin anunciado.
― ¿Tu nombre…? ―preguntó el hombre antes de abrir, quebrando
la quietud del silencio previamente establecido.
Ambas se agitaron.
La incertidumbre volando por sus rasgos aniñados y cetrinos.
―J-Ja-ne se-señor ―contestó la pequeña encogiéndose sobre sí
misma.
Mmm… de acuerdo. Por cierto, no me agrada que tartamudees
como estúpida frente a mí así que no lo hagas si no quieres que haya
consecuencias ¿Está claro? ―la niña, porque eso es lo que ella era, asintió
temerosa de volver a abrir la boca en lo que le quedaba de estancia pero
sabiendo que no era algo que pudiera evitar aunque lo quisiera más que a nada
en aquellos momentos.
Jane no quería ganarse las represalias que su provisional
dueño pudiera hacer, no sabía qué le esperaba… pero si se parecían en una
milésima a lo que su jefe Cayo solía hacer con las chicas que le desobedecían
-un estremecimiento la recorrió entera-. No, ella sin dudas no quería ningún
castigo en aquellos escasos días que estaría en su presencia.
Sobrevivir.
―Bien ―terminó él―. Desde este momento y por estos dos días tú
harás todo cuanto te diga sin réplicas y sin dramas. Hablarás cuando te lo
permita y estarás lista para cuando quiera. No me gustan las mierdas de drogas
aquí, así que espero que no seas tan estúpida de meterte algo de eso sin mi
permiso expreso… sin embargo ―añadió él seriamente sacando algo de su bolsillo
interno del saco―… Este es un relajante muscular bastante poderoso. Puedes tomarte
uno cada seis horas por estos dos días para que no estés dolorida. Te necesito
sumisa, no quejosa, y tengo muchas ganas de estrenar a una novata ―concluyó
mirando a la pequeña con anhelo y puro y abierto deseo en su mirada.
Poco y nada le importó observar como ella se estremecía
hasta temblar ante él najo el poder de su mirada, de sus palabras. Poco y nada
le importó su temor a no saber qué le deparaba.
Jane temía no al acto en sí, sino a aquello por lo que
vendría después. Ese hombre la aterraba hasta lo más profundo, le helaba la
sangre con solo verlo en aquellos momentos. En cierto punto, a sus ojos, él era
incluso peor que su jefe porque ella, ella intuía… algo. No sabría precisar qué
exactamente, pero, había algo, había algo en ese lugar, algo en él… algo que le
hacía repeler de su persona y ceder al terror que se alojaba de pronto en ella
y hasta el último resquicio de sus células. Hasta el mismísimo centro de sus
frágiles huesos. Y sin embargo, jamás, pero jamás pensó o siquiera imaginó
cuanto.
La joven mente nunca podría comprender cuan honda y
perturbadora era la necesidad del hombre frente a ella, jamás podría entender…
En sus cortos años de vida ella había visto una gran
variedad e infinidad de cosas que ningún niño de su edad debería ver o siquiera
ser consciente. Momentos, perversiones, crueldades; ella había visto mucho
-quizás hasta demasiado- pero, en ningún momentos, nada la hubo preparado para
lo que ese hombre quería en realidad de ella.
¿Cómo hacerle comprender a una triste y condenada niña que
lo que él quería no era solo el hecho de profanar y marcar su débil y pequeño
cuerpo sino -y lo más importante-, quebrar y tomar una parte de su alma, de su
esencia, de su ser hasta ahora puro? ¿Cómo hacerle ver que en realidad por más
que lo supiere nada podría hacerse? ¿Cómo…? ¿Cómo decirle que una vez fuera de
allí… ella simplemente ya no sería nunca más la misma?
Isabella para ese entonces era tan solo una espectadora más
del juego de poder, ella tenía dentro tantos sentimientos encontrados
batallando entre sí que no sabía ya que hacer para contenerlos. Las emociones
desbordantes de aquel desquiciado día habían debilitado de manera alarmante
aquella muralla que ella recreaba firmemente entorno a sí. Aquella muralla que
permitía encerrar sus emociones -las pocas que tuviera- y desconectarse de su
cuerpo endeble muy lejos de sí…
Así que ahora, sentía demasiado.
Demasiado.
Estaba hastiada con la situación que presenciaba, que vivía.
Con esa pantomima barata. Ese teatro burlesco en el cual se había convertido su
miserable vida, viendo día tras día como se hundía más y más en su papel de
esclava bajo el poder.
Sentía impotencia de no poder hacer nada, nunca. Rabia
contra todo el jodido mundo que se empeñaba sin descanso en pudrir todo cuanto
la rodeaba. Lástima por saber lo que venía y simpatía por sentir en carne
propia lo que ella sentiría. Asco contra ella, contra todos.
Dolor.
De nuevo la imagen de ella gritando pequeña dentro de su
estúpida mente tomó forma de manera avasallante… pero duró poco.
―Debería esperar, quizás… ―anunció él como meditando y luego
sonriendo de manera casi siniestra―… pero no quiero. Me siento, eufórico, así
que quiero tomarte ahora, hoy. Sí, sí, eso es lo mejor…
Él parecía desvariar por momentos. Hablando consigo mismo
como si se tratase de un debate que perdiera y por instantes ganara. Recitando pensamientos
inconclusos y mayormente sin sentidos.
Dilatando el momento en una tensa agonía.
Precipitando una caída.
Anhelando el quiebre.
Y allí, mientras ella aún lo miraban extrañadas y confusas,
aun sin comprender; él rio. Rio de manera tétrica y oscura, casi con locura…
hasta que al fin habló de nuevo.
―Sí, te tomaré… cuanto antes te quiebre antes la disfrutaré
―comentó como si del clima hablase sonriendo mientras las miraba a una y otra
alternativamente de manera críptica.
Una broma privada.
Un chiste cruel.
Y sus vidas pendían de él.
Qué tristezas de vidas.
Lo sé, lo sé, lo sé... coooorto, pero bien cargado o no?? A ver si se esperaban este Carslile?? Ufff esto es demasiado 'extremo' y ni siquiera he llegado al nudo de la historia ¬¬... en fin, enojada conmigo misma jahajahaaj ... Para el próximo se vienen momentos duros =/ LOL como si hubiera algo simple por aquí hasta ahora no? En fin...
Como siempre gracias por leer y aun más por comentar. lamento no responder estos hoy pero acabo de terminar el cap y me rajo. espero que igual me comenten a ver que opinan hasta ahora!!
Nos leemos pronto. Besos y cuídense.
Guada*
¿¿¿COMENTARIOS???
Etiquetas:
El infierno tras su mirada
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay dios mio pobre ninas uff y no SE diga de Carlisle la verdad que le falta un tornillo :| pobresita de Jane ojala Ella y Bella no la pasen tan mal con el :)
ResponderEliminarOmg no salen de un problema para meterse en otro que loco se ve Carlisle espero que se apiade de ellas y no las castigue o lo que sea que les haga me preocupa Bella se que es dificil por todo lo que esta pasando pero me gustaria que encontrara algo bueno a lo que aferrarse para soportar todo lo que le espera en espera del siguiente capi
ResponderEliminarsaludos y abrazos desde México
pobres chicas, desde pequeñas con un destino como mierda, aún no se si hay esperanzas para el futuro, todo aún es muy horroroso para ver un futuro medianamente feliz para ellas
ResponderEliminarNiñas que no cruzarán el puente para convertirse en mujeres rodeadas de amor y cariño. Lo harán estando presentes en este momento la maldad, rudeza, dolor, muchísimo dolor y no sólo físico, ¿qué clase de mujeres serán cuando inicien esa etapa tan llenas de odio y dolor? Carlisle está creando monstruossss, que triste...
ResponderEliminarAgónicos acontecimientos nos esperan ¿no?
Besotes